Una visita turística
–¡Qué paisaje! ¿Verdad, cariño? Mi novia estaba entusiasmada, y yo también, pero pensar que aquel monte fue, mucho tiempo atrás, un bosque de cadáveres y dolientes empalados me estremecía hasta los huesos más que causarme admiración. Me limité a asentir con una sonrisa. Miré a nuestro guía, que era un tipo encantador y hablaba un perfecto...