La vida de Donna

Corría, el mes de agosto, en plena sequía donde la cosecha ya había pasado hace meses, en aquella casa de alquiler se refugiaban del calor intenso la familia Ccancce, curioso apellido para gente andina en la sierra profunda del Perú, posiblemente hubiese algún hacendado alemán en la zona, incluso el alquiler de dicha casita era un trueque, la familia pagaba con trabajos en los campos o cuidando del ganado a cambio de un lugar para vivir, el marido trabajaba unas veces en el campo, sembrando o cosechando lo poco que se podía cultivar en esas tierras tan áridas, al estar en zonas rocosas, donde sólo crecían, tunas, quinua, quiwicha, trigo, patatas, maíz, caminos interminables de ágave.

El matrimonio joven tenían cuatro hijos hasta entonces, Isaac el mayor un chico bastante listo, un poco sordo debido a unas gotas de agua que quedaron en las orejas por un baño mal dado al nacer, la segunda niña falleció poco después de nacer,Pedro el tercero fue un niño que a sus tres años ya araba la tierra con sus padres, Donna la cuarta fue una niña muy querida y esperada ya que hasta entonces solo eran niños en la familia, Donna nació en agosto, mes de sequía y escases de siembra como pastos para los animales, por tanto tampoco podían disponer de animales para carne, si acaso tendrían el charqui que habrían guardado, en los meses de cosecha. Isaac la consentía tanto que incluso le llevaba con manta a la espalda, tal como es la tradición en la sierra peruana, el padre solía hacer trabajos extra como pirotécnico en los pueblos, algunas veces construía cohetones para las fiestas patronales, toritos y castillos, solía perderse algunos días con el hijo mayor, entonces se quedaban en aquella casita la madre con sus dos niños, una vez a la semana como en cada pueblo se celebraban las ferias, solían ir a la mas cercana a Rurunmarca, Caja espíritu, o etc, era medio día de caminata, solían ir en burro y andando, llevaban cereales, granos, quinua, maíz, para intercambiar por verduras, arroz, fideos, o licor de ágave que el padre solía preparar y macerar especialmente para llevarlo a las ferias. Fue en una de ellas a los cinco años en que la madre de Donna, le entregó a la familia de un profesor, con la esperanza que la niña crezca en una familia mejor que la que ellos tenían, lo hizo en ausencia de su padre, fue así como por vez primera a los cinco o seis años Donna salió de su pueblito natal, no obstante la niña lloraba mucho echaba de menos a su padre y hermanos, para eso su madre ya estaba embarazada nuevamente y no tenia recursos para mantenerlos, quería que su niña no volviera a casa para seguir pasando necesidades.

Cuando aquel profesor llevó a la niña con sus padres al pueblito, los hombres de la casa celebraron su llegada, pero la niña ya no era bienvenida, había otro recién nacido en la familia, no tenían ni para vestirlos, un día paseando por las ferias, la madre encontró un saco vacío de harina, antes solían envasarlos en costal de tela, la madre cogió el costal e hizo una falta para la niña, lo normal hubiese sido que Donna vistiera con polleritas típicas, blusas con tela brillante, sombrero con lazos multicolores, chándal de lana y ojotas de jebe, confeccionadas con caucho de ruedas de coches,, antes así eran las vestimentas, y mas para las fiestas solñian guardar los mejores trajes, no obstante, la niña vestía con falda de costal de harina y una camiseta que en su momento hubiera sido de color azul,raída y desteñida con el paso del tiempo.

Cuando la niña llegó a aquella casucha construida con piedras y barro, solo dos piezas,el techo cubierto con ichu un pasto que suelen crecer en las alturas , ramas de chilca una planta medicinal silvestre, cuerda trenzada a base de hilos de ágave o “ala”, como suelen llamarlo comúnmente, dormía con los hermanos mayores,la madre por estar recién parida dormía con el recién nacido sobre un pellejo de oveja y algunas mantas tejidas artesanalmente, desde entonces la frazada tigre era lo mas deseado, daba cierto nivel adquisitivoy distintivo a quienes poseían alguno, lo cual no era el caso en la familia, no tenían una cama normal con colchón, sábanas y mantas, eso sólo existía en las ciudades o casas de los hacendados. Donna que ya había aprendido cierto hábitos cotidianos, como lavarse las manos antes de comer, recoger su cama, mantener limpita la ropa, porque una cosa no tiene nada que ver con la otra, la pobreza o miseria no indica suciedad y mugre, eso le decía el profesor que se la llevó a su casa un año antes, pues eso que Donna ya había adquirido ciertos hábitos de limpieza y sabía que una sonrisa la ponía mas guapa, intentaba agradar a sus padres para que no la volviesen a enviar a casas extrañas, ella anhelaba de todo corazón quedarse con sus padres, en su casa, en su tierra, era feliz comiendo, mote con queso, charqui con trigo, quinua con queso, no echaba de menos para nada el fideos, el arroz, ella echaba de menos el cariño de su familia.

Pasaron días, semanas, meses, la familia continuaba con su vida, cuidaban los animales del dueño del terreno donde tenían la casita, araban la tierra a medias con otro dueños de tierras, uno ponía la mano de obra y otro ponía la semilla y el terreno, su padre seguía viajando a los pueblitos vecinos, llevando su trabajo con pólvora, entre castillos y toretes, en uno de esos viajes, Donna, su madre y hermanos fueron a la feria de un pueblo cercano, y la comerciante que les proveía de sal y azúcar, le hizo una propuesta a su madre, en llevarse a la niña a otra ciudad para criarla como una hija mas, le ofreció darle educación, techo y comida a cambio de que la niña hiciera compañía a la menor de sus hijas, ante esto la madre de Donna no se lo pensó dos veces y decidió el destino de su hija por segunda vez, la niña al ver a lo lejos como la madre y la comerciante hacían el trato, viendeo Donna cómo la comerciante le entregaba una olla de hierro forjado lleno de azúcar, harina, pasta y algunos alimentos de primera necesidad, y la madre señalaba al hermano pequeño a que acerque a la hermana aunque sea a la fuerza, por lo que, la niña salió a toda velocidad del pueblo, confundida entre tantos comerciantes de animales, camiones con granos, ropa, etc, corría intentando escapar de aquel trato, gritaba en su interior llamando a su padre o a su hermano Isaac, Pedro iba tras ella, acompañado por otros dos muchachos, la orden era llevarla a buenas o malas, la niña salió del pueblo, se metió entre unos maizales, no quería ser encontrada, no quería alejarse otra vez de sus padres, pensó que si pasaba la noche oculta allí la señora se iría ya que debía regresar a su ciudad.

Se quedó dormida por cansancio, tenía mucha sed, sintió unos lamidos en su cara, unas caricias del hocico húmedo en su cuerpo, despertó , era su perrito que la había encontrado, tras de él, Pedro gritó, “aquí está”, el marido de la señora fue a buscarla, Donna no tuvo mas fuerzas para correr y se resignó a ser separada nuevamente de su familia, no quiso ver el rostro de su madre, no quiso dar un último abrazo a sus hermanos, le lavaron la cara, le peinaron y subieron a la canastilla del camión con otros pasajeros, llevaban sacos de patatas, maíz, un par de cerdos, una vaquilla, algunas gallinas, calabazas, quinua y algunos pasajeros repartidos entre la tolva y el canastillo del camión, la niña, lloraba maldiciendo su mala suerte, no gritaba ni daba voces, solo murmullaba y sus lágrimas corrían por sus mejillas enrojecidas por el frío y calor.

Luego de una noche de viaje al pasar por Acobamba, Paucartambo, Izcuchaca, Pampas, y toda la travesía, llegaron al amanecer a Huancayo, los pasajeros se bajaron cerca al mercado mayorista, algunos llevaban su maletín con ropa y algo para sus familiares, otros continuarían su viaje a la capital “Lima”, Donna había escuchado que en la capital se vivía mejor, se trabajaba bien y que posiblemente se hicieran millonarios, eso nada le importaba a ella.

Al llegar a casa antes de descargar el contenido del camión, la señora Margarita que a partir de allí sería su encargada, ya que de otro modo no la veía la niña, le dio ropa nueva, polleras nuevas, sombrero y blusa nueva, braguitas, calcetines con lazitos y zapato de caucho para que le durase ante las inclemencias del clima loco Huancaíno, Donna se sentía rara con esa ropa nueva, no le hacía mucha gracia, ella anhelaba estar con su padre, pensaba que seguramente Isaac no habría permitido que la alejen nuevamente, se preguntaba que dirían su padre y hermano al enterarse que su madre otra vez la había enviado con otra familia, esperaba que su padre vaya a Huancayo a buscarla y rescatarla de aquella casa, pasaron los días y su trabajo era entretener a la bebé de la familia, dado que tenía ya ocho años, empezaron a encargarle trabajo de limpieza, atención a los animales, como darle de comer a los conejos, a las gallinas, a los cuyes, debía lavar su propia ropa y de la bebé, pero la niña demostró que a sus ocho años podía hacer mas cosas, le encargaronlabores como lavar mantas de cama, polleras pesadas, y poco a poco la metieron a cocinar.

Aquel matrimonio tenían tres hijos, Margarita tenía dos hijos de un matrimonio anterior, y la bebé de su actual pareja, los niños al ser de un matrimonio anterior sufrían maltratos físicos y psicológicos por parte del padrastro, incluso quería mas a Donna que a los niños, a ellos hasta les quitaba el pan de la boca, cuando los niño pedían comida, el padrastro les decía que vayan a buscar a su verdadero padre y que él les pasase una manutención, Donna se compadecía de la miserable vida de los niños que en su inocencia quería protegerlos, por eso poco a poco fue renunciando a la idea de volver a su tierra, de a pocos fue olvidando la idea de que su padre llegaría un día a rescatarla y llevarla nuevamente a su pueblito natal. Era una niña de ocho años, próximos a cumplir nueve, habitualmente el matrimonio salía de viaje a otras provincias, dejaron de ir a Huancavelica por un tiempo ya que el padre de Donna les reclamó e increpó por la ausencia de la niña, les pidió que la devuelvan, o que al menos le den la dirección de su casa en Huancayo para ir a visitarla algún día, pero Margarita se encargó de contarle una bella historia en que la niña vivía de maravilla y estaba bien atendida. La hermana de Margarita que se quedaba a cargo de la casa mientras los comerciantes viajaban hablaba con Donna, se compadecía del dolor de la niña, le daba pena verla lavando mantas en un río sin ayuda de personas adultas, le daba pena que la niña no fuese a la escuela a recibir educación, y la niña se abrazaba a ella, lloraban juntas, incluso le prometió enviarla a otra casa uno de esos día, le prometió buscarle otro trabajo

Uno de esos tantos día en que el marido de Margarita maltrataba a los niños y les daba de correazos por haber sacado malas calificaciones en el colegio, Donna se enfrentó a él, trató de impedir la golpiza a los niños, por lo que se armó un gran lío, Margarita intervino apoyando como siempre a su marido, echando la culpa a Donna en no hacer los deberes de la casa, por lo que la niña contestó arrogante que sería sus últimos días en esa casa ya que su hermana le había prometido enviarla a otra casa, entonces Margarita tuvo problemas con su hermana, se enfrentaron y le prohibió que se meta en sus asuntos, tristemente Donna aceptó la huida frustrada.

Pasaron semanas, el ambiente que se respiraba en esa casa era sombrío desayunaban en silencio, cada miembro de la familia hacían de cuenta que nada había pasado, y Donna nuevamente empezó a extrañar a su familia, pensaba en sus hermanos, recordaba sus días en los campos pastando el ganado, vacas, caballos, burros, mulas, ovejas y cerdos, recordaba a sus gallinas “jalacuncas”, alguna vez escuchaba un huaynito de su tierra, un carnavalito, entonces recordaba la fiesta de reyes en su pueblo o los aniversarios importantes, los pobladores organizaban una “yunza”, alguien tocaba el arpa, una cantora entonaba huaynitos, celebraban la fiesta de Santiago en agosto justo cuando Donna celebraba su cumpleaños, todos los vecinos iban a la plaza y hacían una “Pachamanca”, algunos llevaban patatas, otros, la carne aderezada con “huacatay y cilantro”, calentaban las piedras y cuando estas estaban ardiendo de rojas, echaban las carnes, patatas, luego las humitas a base de maíz molido, bailaban alegres y felices, llegaban los hijos que había marchado a la capital celebraban y brindaban con el licor macerado que preparaba el padre de Donna, en esas fiestas se concertaban matrimonios, se negociaban terrenos, ganado, viajes, incluso a Donna la habían comprometido con el hijo de una familia del pueblo vecino.

Recuerdos iban y venían bañando el rostro de Donna, hasta que uno de esos días, la hermana de Margarita que no se había olvidado de la niña, se presentó en su casa con un señor que trabajaba para el estado como funcionario, le había contado del caso de la niña, Margarita se temía lo peor, sin embargo, el hombre le propuso llevarse a la niña, para educarla y criarla, a cambio de no denunciarla ante las autoridades, inmediatamente Donna hizo buenas migas con aquel hombre de rostro apacible, elegancia y postura recta, ordenaron a la niña recoger sus pertenencias inmediatamente y luego de dejarlo por escrito, con la dirección de casa y trabajo, subieron al coche con nuevo destino, total no se iba lejos, solo al otro lado de la ciudad. Peter y su familia acogieron a la niña, le dieron tanto cariño ausente, le dejaron vivir su niñez, formándola de acuerdo a la edad, la matricularon en la nocturna para seguir estudios, con diez años cursaba el segundo grado de primaria, ayudaba a la cocinera por las mañanas, por la tarde hacía deberes con las niñas de la casa como así las seguía llamando incluso de mayores treinta años después, Mariana y Victoria estudiaban para maestra en la escuela Normal de la “Asunción de Palián” les enseñaban unas monjas franciscanas españolas, llegaron a Huancayo a realizar su labor pastoral acompañada por cuatro monjas se instalaron en la Escuela Normal, Sor Magdalena, Valenciana de Nacimiento, era conocida y querida en el pueblo de Palián tenía a su cargo la formación de las niñas y señoritas llegadas de todas partes del Valle del Mantaro, “ la Asunción” no sólo era un centro de formación, también tenían terrenos de cultivo, establos con ganado, animales de granja, por lo tanto tenía trabajadores de la zona, entre ellos un jovencito como ayudante, José el hijo de Jesusa la pastora del ganado y Pablo el constructor del pueblo, José o Pepico como lo llamban desde niño, hacia de Monaguillo en las misas, daba de comer a los cuyes, conejos y gallinas, por la tarde estudiaba con las monjas, pero sobre todo Sor Magdalena le enseñó etiqueta social, le enseñaba historia y geografía, geopolítica y literatura Universal, lo estaban preparando para ser sacerdote , Pepico estaba encantadísimo con la idea aunque sus padres no estuviesen de acuerdo, Sor Magdalena le matriculó para la secundaria en el glorioso colegio Santa Isabel de Huancayo, aquellos años los alumnos vestían impolutos, camisa y corbata, cristina en la cabeza, zapatos de suela lustrados y brillantes.

RESUMEN:

Donna es una mujer que ha pasado muchas historias desde la infancia, donde la pobreza obligaban a los padres a “regalar” a los niños a familias adineradas con la idea de que tengan un futuro mejor en las grandes ciudades, tal fue el caso de Donna, que llegando a Huancayo antes de escapar a la capital pasa una serie de peripecias en los diferentes hogares en los que creció. Caprichosamente su destino cambia de rumbo cuando conoce a Jose , se enamora de éste, un muchacho apuesto que acababa de volver de la selva peruana tras abandonar el colegio y su formación para sacerdote, obligado por las patrañas de una de las estudiantes de la escuela normal la “Asuncion de Palián”, ambos se tienen que juntar por el embarazo de Donna, superan muchos obstáculos como la negativa e impedimento de la suegra y cuñada de Donna incluso hasta los últimos días de ambas mujeres que tras haberle hecho la vida imposible desde quitarle al hijo mayor de la pareja y esconderlo por semanas, o las confabulacionesy patrañas de ambas para separar a la pareja, tras el nacimiento de siete hijos, Donna y Jose llevan una vida bastante difícil entre el alcoholismo del marido, la muerte de hijos, la pérdida de contacto con sus padres tras veinticinco años, disfrutarlos un año y luego seguir asumiendo la pérdida de mas familiares, la separación de su ex marido alcohólico, los traumas de una vida llena de sinsabores y también triunfos, el intento de suicidio de Donna por las deudas con los bancos por el quiebre de su negocio, la partida de sus hijas al extranjero hasta que finalmente la vida deja de castigarla con esa soledad y empieza a compensarla por tanto sufrimiento, con cinco nietos, cuatro del mayor y uno de la pequeña, Donna finalmente viaja a Europa a disfrutar del nieto al que por siete años sólo conocía a través de las redes, en fotos y videollamadas.

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