“Si se quiere acabar con la guerra con otra guerra, nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores. La educación es la única solución”

Malala Yousafzai. Discurso ante el Banco Mundial

“Las guerras mienten; ninguna guerra tiene la honestidad de confesar, yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la Paz, en nombre de Dios, de la Civilización, del Progreso, en nombre de la Democracia y si por las dudas tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación, dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero”

Eduardo Galeano


CAPÍTULO I

1.

TODAS LAS PALABRAS PASABAN POR SU VENTANA
Hacía frío y apretó el paso. Tenía ganas de llegar a casa. Hacía tiempo que arrastraba una extraña sensación que cada vez le preocupaba más. Intuía que algo estaba a punto de suceder.
Nada más llegar y abrir la puerta, llamó por su nombre a Laura. Nadie respondió. Hoy hubiera deseado sentir cerca la presencia de la mujer con la que llevaba compartiendo su vida más de 30 años. Entró en su despacho y sentándose ante una amplia mesa atestada de libros se dispuso a trabajar. La mirada que dirigía hoy a la pantalla de su ordenador era tensa. Trataba de verificar los resultados del trabajo que le habían encomendado. Se trataba de investigar los parámetros y arquitectura lingüística de los periodos previos a la Primera y Segunda Guerra Mundial. Lo decisivo del estudio era poner de manifiesto si existía alguna matriz común en los lenguajes empleados en las sociedades prebélicas. En caso afirmativo, el informe se completaría con el estudio de la compatibilidad de esta matriz lingüística con el discurso que se utiliza en el momento actual.
Cuando llegó Laura a casa, Santiago ya había confirmado positivamente los resultados de su investigación. No tenía la menor duda: los datos obtenidos confirmaban que había encontrado una matriz lingüística simétrica en ambos periodos prebélicos y, lo que era peor, extrapolable al momento actual. Santiago tomó aire, reclinó su espalda en el sillón y con la mirada perdida en los anaqueles de su biblioteca permaneció pensativo. Empezaba a sentir el vértigo de la responsabilidad por el conocimiento alcanzado. Enviaría rápidamente el informe con las conclusiones de su investigación. Después tendría que contestarse a sí mismo qué suponía en su vida el contenido de ese informe.
Como ciudadano sentía la necesidad de hacer algo. No podía cerrar los ojos ante lo que acababa de descubrir. Su cabeza pensaba sin descanso. Había descubierto mediante el estudio del lenguaje que había algo común en la forma de expresarse exclusivo de los dos momentos previos a las catástrofes bélicas del siglo XX y también lo había encontrado en el lenguaje empleado en el momento actual. Lo que este hecho presagiaba le provocaba un angustioso malestar interno. Apenas fumaba pero en ese momento encendió un cigarrillo. Santiago, oyó la voz de Laura que llamaba a sus hijos. Pedro le propuso que dejara ya de trabajar por hoy y viniera con todos.
Aquella noche Santiago tardó en irse a la cama. Estuvo más tiempo del que solía en su despacho. Algo en su vida iba a cambiar. Hasta ahora había sido un estudioso, un teórico; se había de dedicado a contemplar e interpretar la realidad a través del estudio de los signos y símbolos que el ser humano ha creado para representarla. Pero en este momento ya no le parecía suficiente. Tendría que dar un giro importante a su vida.
El silencio se había adueñado de la casa. Solamente él permanecía despierto mirando la pantalla de su ordenador, en la que fortuitamente leyó un párrafo de uno de sus libros que decía: “en el lenguaje se hallan presentes, de forma más o menos perceptible, los intereses, necesidades, expectativas, temores y problemas de la sociedad. Todo lo oculto o manifiesto de una comunidad, su verdadero pálpito, su modo de ser, estar o sentir, se pueden explorar y rastrear en el lenguaje en que la sociedad se expresa”.
Santiago después de leer el texto que había escrito hacía tiempo, cerró aquella ventana al mundo que era su ordenador. La decisión estaba tomada. Mañana la comunicaría a las personas más importantes de su vida. Sintió que iba recuperando la paz y se fue a descansar. Una esperanzadora pero enorme y compleja tarea le esperaba a partir de mañana.

2.

LA DECISIÓN DE SANTIAGO

Ninguno de los hijos conocía la razón por la que Santiago les había pedido con especial empeño, que mañana no faltaran a almorzar a la casa familiar. A mediodía se encontraban todos en la casa excepto Rosa que vivía en la otra punta de Madrid y los cuidados de su bebé no favorecían su puntualidad. Laura, propuso a sus hijos que tomaran algo mientras llegaba Rosa.
El ruido de la puerta anuncia la llegada de Rosa. Entra apresurada y pidiendo disculpas.
Sentados en la sala de estar, chocan sus vasos de cerveza y se desean salud, Todos esperan algo. La curiosidad flota en el ambiente. Marian hace ademán de preguntar a su padre, pero éste se adelanta y dice:
Supongo que os habréis imaginado que algo ocurre para reclamar la presencia de todos. Quiero que sepáis que en los dos últimos años, además de mi trabajo habitual en la Universidad, he dedicado mucho tiempo a la investigación que me encargó la Fundación Gorvachov. Su propuesta me pareció muy interesante. Si os parece, dejadme hablar sin interrupciones y cuando haya expuesto todo lo que tengo que deciros, entonces preguntad cuanto queráis.
El trabajo que me ha encargado la Fundación consiste en investigar si el lenguaje empleado en los dos períodos anteriores a las dos guerras mundiales contiene algún componente lingüístico común. Se trata de indagar si en esos dos momentos prebélicos hay algún patrón común en el lenguaje que sea propio y exclusivo de tales momentos históricos que gestan en sus entrañas una inminente confrontación bélica.
La investigación se complementa con el estudio del lenguaje empleado en el momento actual para averiguar si también pudiera encontrarse ese mismo substrato lingüístico.
No sé si comprendéis la importancia de esta investigación. Pues si mediante el estudio del lenguaje pudiéramos confirmar la existiera de una matriz lingüística común, propia y exclusiva de momentos prebélicos, se podría investigar también si en el momento actual, se da también esa misma matriz lingüística. En caso afirmativo podríamos tener la seguridad de que nos encontraríamos en la actualidad en un estadio próximo al estallido de un conflicto armado global.
La investigación ya ha concluido y lamentablemente avala la existencia de una matriz lingüística común de los momentos anteriores al estallido de las dos guerras mundiales, y se detecta también su presencia en el estudio del lenguaje del momento actual.
Por tanto, la conclusión que se extrae de este estudio es muy grave: estamos viviendo hoy una situación prebélica, que se encamina hacia un conflicto armado a gran escala.
Alguno de vosotros se puede estar preguntando ¿Qué tiene que ver el estudio del lenguaje con lo que ocurre en la sociedad? ¿Acaso hay una especie de vasos comunicantes entre el lenguaje y los hechos que ocurren en la sociedad? Mi pensamiento es que todo está en el lenguaje. El latido más profundo de cualquier comunidad, sus aspiraciones y tensiones, su malestar o bienestar, sus conflictos y contradicciones, el alma misma de la sociedad se refleja en el lenguaje. Lo que el lenguaje oculta o desvela, lo que calla o dice, es la herramienta más potente que tenemos para conocer al ser humano y lo que ocurre en la sociedad que éste construye. Pensad, continuó diciendo Santiago, que toda convivencia se construye en la sociedad mediante silencios y palabras, por esta razón la clave para desentrañar lo más íntimo e imperceptible de cualquier sociedad, se halla en el lenguaje en el que ésta se expresa.
La conclusión a la que he llegado en la investigación, os podría plantear si es irreversible que se produzca el fatal desenlace. Me temo que el momento histórico en el que nos hallamos, dejado a su propia inercia, camine por derroteros similares o peores que los del siglo pasado.
Lo que he descubierto en este estudio, me ha conducido a tomar una decisión que dará un cambio radical a mi vida. Estoy convencido de que sólo una actuación coordinada, constante y global, secundada por incontables personas y organismos que presionen y ayuden a tomar consciencia de la gravedad de la situación, podría variar el rumbo actual. No hace falta deciros que la tarea que voy a iniciar me desborda por su magnitud y complejidad, pero quiero dedicar el mayor tiempo de mi vida a este objetivo. No pretendo abandonar la Universidad sino restringir notablemente mi dedicación a ella. La mayor parte de mis energías las emplearé en actividades que ayuden a tomar conciencia de la situación en la que nos encontramos. Mi compromiso personal será trabajar con aquellas mujeres y hombres, grupos y organizaciones, que quieran hacer suya la tarea de ganar la paz cada día.
Sabéis como pienso, conocéis los valores por los que me he vivido siempre, y quiero que entendáis, que la mejor forma de ser fiel a mí mismo y de amaros y estar a vuestro lado en este momento, es comprometiéndome con esta tarea de luchar por la consolidación de la paz. No puedo dejar de hacerlo. Lo que estamos viviendo hoy en el mundo, y que está sucediendo ante nuestros ojos, continuó diciendo, impide permanecer al margen como si nada pasara. La crueldad de guerras que no cesan, la ofensiva contra los derechos y libertades de los ciudadanos, el crecimiento de la pobreza y explotación, los millones de personas migrando por causa del hambre o de la guerra, muros de fanatismo y sinrazón en tantas partes del mundo, exigen tomar partido y llevar a cabo acciones contra tanta deshumanización. Estoy convencido de que muchos horrores han sido posibles en la historia, porque las llamadas buenas personas dejaron hacer, miraron para otro lado, siguieron viviendo su vida adornada de buenos sentimientos, pero sin reaccionar jamás contra lo intolerable
Santiago habla con tal convicción que el silencio y la atención con que Laura y sus hijos reciben sus palabras, reflejan el enorme efecto que producen en cada uno de ellos. Santiago que les había pedido que le dejaran exponer lo que tenía que decirles sin interrupciones, acabó diciéndoles: por mi parte esto es todo. Ahora os toca a vosotros.
Pasan unos segundos y nadie interviene para preguntar. Parecen bloqueados por la sorpresa. No se esperaban algo como lo que su padre les acaba de comunicar.

3.
EL AMIGO QUE AMABA LAS PALABRAS

Miguel pasea por los soportales de la Plaza Mayor de Salamanca. Al llegar al café Novelty, testigo importante de la vida de la ciudad, entra y toma asiento al lado de la estatua del escritor Torrente Ballester y bajo el retrato de Unamuno. Miguel se dispone a saborear un humeante café.
Echa una ojeada a los mensajes del móvil. Uno de ellos le sorprende muy gratamente. La Universidad le envía un recordatorio de la celebración del trigésimo octavo aniversario de su promoción, indicando el día, lugar y hora.
El ambiente cálido de la cafetería, memoria y testigo de acontecimientos y presencias a lo largo de más de cien años, invita a Miguel a volar muy atrás en el tiempo.
Recuerda aquella época lejana en la que comenzó sus estudios universitarios. Se pregunta cómo estarán aquellos compañeros de su promoción. A varios, no los volvió a ver desde que se despidieron de la Facultad; con otros mantuvo contacto durante algún tiempo, pero luego las relaciones se fueron desvaneciendo en la niebla del tiempo. Sin embargo, mantiene una envidiable amistad con sus cuatro mejores amigos de entonces, entre estos, Santiago, a pesar de que desde muy joven se fue a trabajar fuera del país. Miguel recuerda que hace dos años, Santiago le llamó para decirle que había regresado a España y deseaba reencontrarse con sus amigos. Este propósito aún no se ha hecho realidad pues el enorme prestigio adquirido por Santiago en el campo de la lingüística y filología, no le permitió disponer de tiempo libre; viajaba mucho, le reclamaban para entrevistas, debates y conferencias; dedicaba muchas horas a sus clases, a escribir artículos y libros, elaborar informes y trabajos de investigación.
Miguel también deseaba reencontrarse con sus compañeros de estudios pero especialmente con los cuatro amigos con los que tuvo la suerte de compartir aquellas aulas y convivir durante casi cinco años en un piso alquilado cercano a la Universidad. Fueron momentos inolvidables en los que vivió con sus compañeros experiencias decisivas para su vida, pero de un modo especial con Santiago, su mejor amigo.
Este joven estudiante, con el que rápidamente surgió la amistad, no necesitó mucho tiempo, para que todos advirtieran su poderosa y brillante inteligencia. Las preguntas que hacía durante las clases, eran siempre interesantes y un estímulo para activar el pensamiento de los demás. Sucedía con frecuencia, que mientras los compañeros se esforzaban por entender las explicaciones del profesor, Santiago preguntaba sobre las consecuencias que podrían derivarse de la teoría expuesta.
La mayoría de los docentes, apreciaban a Santiago por su valía humana e intelectual. Muchos compañeros recuerdan lo que le dijo aquel extraordinario profesor el último día de clase: ”Santiago Mojica agradezco sinceramente su contribución a las clases de lingüística por sus críticas y lúcidas preguntas. Permítame que le felicite, porque en un cuarto de siglo que llevo como profesor, jamás he encontrado un alumno tan enamorado de las palabras y del lenguaje como usted. Deseo que en el futuro encuentre la recompensa a su entrega apasionada al estudio e investigación de lo que, como usted sabe muy bien, construye y funda la realidad: el lenguaje”.
La memoria de Miguel viajaba y recuperaba en aquella cafetería salmantina, las vivencias del pasado, hasta el preciso momento en que una señora se acomodó a su lado y entre toses y bruscos movimientos corporales, le rescató de esa especie de ensoñación. Miguel, carraspeando un par de veces, intenta hacerse de nuevo con las riendas del presente, toma la taza de café y la lleva hacia sus labios. Al instante siente la desagradable sensación del café completamente frío. Llama al camarero, se pone el abrigo y abandona la cafetería.

Los días siguientes transcurrieron con anormal lentitud. Por fin llegó la fecha deseada. A las once es la hora de la cita para iniciar la celebración en el Paraninfo de la Universidad.
Miguel piensa que desde que se despidió de Santiago, éste ha hecho un largo recorrido profesional: profesor universitario en Cambridge, Massachussetts y Berlín, ha recibido premios y reconocimientos muy importantes en diversos lugares del mundo; filólogo y lingüista internacionalmente reconocido, filósofo y crítico social prestigioso; miembro de diversas academias nacionales de la lengua y las ciencias, asesor de destacadas personalidades y organismos internacionales; éste es el Santiago con que se reencontrará hoy.
A la hora convenida, Miguel entra en la solemne sala universitaria en la que ya se encuentran muchos de sus antiguos compañeros y profesores. No tarda en localizar a Santiago que estaba saludando a otros compañeros. Miguel permanece un instante observándole. Se aproxima hacia él. Cuando Santiago le ve, se dirige inmediatamente hacia él con la sonrisa de siempre y se funden en un fuerte abrazo, que les hace sentir la vigencia de aquella amistad que surgió en aquellos espléndidos años de juventud.
Después de comer, siguieron la charla, entre bromas y risas, experimentado la empatía y complicidad fraguadas en aquellos preciosos años de su vida estudiantil. Miguel confirmó a lo largo de aquella jornada sus expectativas sobre Santiago: seguía siendo la persona espontánea, alegre, inteligente, bromista, sincera y humilde que él conoció en la Universidad. En cierto momento entre risas y bromas, Santiago pregunta a Miguel: ¿Recuerdas aquella palabra que utilizábamos como clave para comunicarnos que una chica nos gustaba a ti o a mí, sin que los demás se dieran cuenta? Los dos se quedaron pensativos unos segundos para estallar en una sonora carcajada al pronunciar los dos a la vez aquella palabra tan especial.
Antes de despedirse, Santiago mostró sumo interés en volver a ver a Miguel porque quería hablar de algo importante que le preocupaba. Ambos amigos pusieron fecha para la cita.
Cuando todo acabó, Miguel se decía a sí mismo: nada parece haber cambiado, Santiago sigue siendo el mismo que aquel antiguo compañero de piso, el amigo que amaba las palabras.


SINOPSIS

El profesor Santiago Mojica, lingüista y filólogo de reconocido prestigio internacional, a través del análisis comparativo del lenguaje empleado en los momentos previos a la Primera y Segunda Guerra Mundial, y el utilizado en el momento presente, descubre que hay algo exclusivo y común en el lenguaje empleado en los tres momentos estudiados, por lo que deduce que nos hallamos en un estadio prebélico a la Tercera Gran Guerra. A partir de este descubrimiento, dedicará su tiempo a intentar revertir el fatal destino hacia el que parece abocado el mundo actual. En el desarrollo de la historia se entrecruzan amor y egoísmo, fidelidad y traición, ambición y generosidad, falsedad y verdad, intereses e ideales, creación y destrucción, luz y oscuridad en un juego abierto a la esperanza pero cuyas reglas las dictan centros de poder ocultos o manifiestos en áreas fundamentales que determinan la configuración social de la vida humana y su misma supervivencia.

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