Llevaba años esforzándose por encajar en una sociedad, que te vende que lo normal a partir de los treinta, es estar casado, tener hijos o empezar a planteárselo, y por supuesto embarcarse en una hipoteca que con suerte terminarás de pagar antes de exhalar tu último aliento.

Había perdido la cuenta de los trabajos que había dejado por aburrimiento y los cursos que había hecho en busca de motivación.

Pero todos los intentos eran en vano, porque estaba claro que ni encajaba ni quería encajar.

No tenía nada ni nadie que la retuviese, salvo una maleta repleta de miedos, que decidió tornar en motivos, para dar un giro radical a su vida, que la sacase de ese estado de letargo al que se había abandonado. Sólo necesitaba elegir un sitio dónde volcarla, y Londres, se le antojó un buen lugar para empezar, ya que desde sus 16, se sentía atraída por su fama cosmopolita, cultura y música.

Estaba asustada, era la primera vez que viajaba sola, sin tener una cara conocida esperándola al otro lado, pero a la vez, la embargaba una inmensa sensación de libertad, que nunca antes había experimentado. Sus días de justificarse ante todos y pretender ser quien no era, habían terminado. A partir de ahora, respondería únicamente ante ella misma.

-Próxima parada, Reino Unido-

Los comienzos no fueron fáciles, su ilusión no tardó en desmoronarse, tan pronto como puso un pie fuera del avión.

No sólo le resultó complicado llegar a la agencia que le había conseguido el alojamiento, previo pago de una cuantiosa suma de dinero. Tras la primera semana en su nuevo país de acogida, se dio cuenta, que conseguir trabajo allí, no era tarea fácil, o al menos, no tanto como algunos pensaban y le habían dicho, y menos aún, si el dominio del idioma dista considerablemente de ser aceptable, como era su caso.

Cansada de acudir a entrevistas, a las que le mandaba la misma agencia que le consiguió el alojamiento, sin ningún éxito, y con el consiguiente desánimo y frustración que ello le generaba, decidió empezar a buscar trabajo por su cuenta, desde un plano más realista y menos adornado. En España, siempre había trabajado en puestos de atención al cliente como recepcionista, gestora telefónica y auxiliar administrativa, pero era plenamente consciente que dado su nivel de inglés, en Reino Unido solo podía apuntar al sector servicios, más concretamente, hostelería, y ni siquiera como camarera, ya que no contaba con suficiente vocabulario como para poder tener una conversación fluída. Así que pensó, que quizá podría empezar recogiendo vasos o lavando platos en algún establecimiento de comida rápida, y más adelante, a medida que mejorase su inglés, optar a otros puestos.

Ahora que había dado el paso, cualquier opción era mejor y más apetecible, que retomar su familiar monotonía en España, dónde pasaba ocho horas diarias con el culo pegado a una silla, sin más aliciente, que esperar que llegase el fin de semana para poder escapar, al menos por unas horas, de esa rutina que poco a poco la iba consumiendo. Era consciente de que todo cambio conlleva un proceso, y tenía que pasar por él, si verdaderamente quería cambiar.

Finalmente, su búsqueda parecía haber dado fruto. La llamaron para hacer una entrevista en una agencia de empleo que disponía de varias vacantes en las que su perfil podía encajar.

Consultó «Google Maps» la noche anterior, y no pegó ojo por los nervios y la emoción.Esta podría suponer su ansiada oportunidad de conseguir un empleo en Londres.

Salió con tiempo de sobra, por si no encontraba el sitio.Tenía que bajarse en «Victoria», la misma estación en la que le dejó el tren que cogió desde el aeropuerto de Gatwick a su llegada, y primer destino para la mayoría de turistas y nuevos residentes en la ciudad. Por su excelente comunicación y ceracía al centro, es casi imposible perderse, pero ella, entraba dentro del «casi».En su primer día, le llevó unas dos horas llegar a la agencia, dónde la esperaban para darle las llaves de su nueva casa. Por este motivo, no guardaba muy buen recuerdo de esta estación.

De nuevo allí, salió a la calle y empezó a dar vueltas entre un tumulto de personas que iban y venían con una expresión, mezcla de prisa y enfado, en su rostro. Dada su «habilidad» para interpretar planos, no tenía ni la menor idea de hacia dónde debía dirigirse. Tenía tendencia a ir siempre en dirección opuesta a la correcta. Por suerte, vislumbró a un señor que parecía estar esperando a alguien, y se atrevió a preguntarle, señalando la dirección escrita en un papel, ya bastante arrugado e ilegible, debido al trayecto en metro y al anormal calor que hacía ese día.

_Ella_ Please Sir, can you tell me where is this?

_Señor_ I’ve no idea. Ask the guys from the “London Bus Tour”. They will probably know.

_Ella_ Thank you very much, Sir.

Así lo hizo, y así fue como conoció a Zolthan. Su “salvador”.

Hacía un sol de justicia, y ambos llevaban puestas gafas de sol. Se acercó a él para preguntarle por la dirección que buscaba, y de repente, tuvo lugar una escena más propia de una comedia romántica que de la vida real.

­__Él, se quitó las gafas para responderla, y en ese momento, ella pudo ver que tenía unos preciosos ojos verdes y que era un chico bastante atractivo. Por cortesía, ella se quitó también las gafas, a pesar de no ser capaz de abrir los ojos debido a que el sol la deslumbraba. Al mostrarle el nombre de la calle que estaba buscando, él sonrió, y le preguntó, cómo era posible que no conociese esa calle viviendo en Londres, a lo que ella respondió, que apenas llevaba dos meses viviendo allí, y que su orientación no era precisamente buena. A continuación, vino la típica ronda de preguntas (¿cómo te llamas?,¿de dónde eres?,¿qué te ha traído a Londres? ¿Qué tipo de trabajo buscas?, blablablá) __

Ella le interrumpió diciendo, que en verdad tenía algo de prisa, porque iba a una entrevista de trabajo, y ya estaba con el tiempo justo. Finalmente, la explicó cómo llegar al destino, y entonces, para su sorpresa (nunca solían sucederle cosas así), le pidió su número de teléfono por si se enteraba de algún trabajo para ella, y por si estaba interesada en «practicar inglés» con él.

Con cierto desconcierto, pero sin pensar demasiado, le dio su número, y salió corriendo hacia el lugar que le había indicado.

Esa misma noche, recibió un mensaje suyo preguntándole por la entrevista y cuándo le gustaría que se viesen. Ella respondió al tema de la entrevista, que desafortunadamente, no había ido bien, pero no a lo de quedar, porque quería consultarlo primero con su amiga Pachi (su primera y única amiga en Londres hasta la fecha).

No podía negar que le hacía una ilusión tremenda que un chico tan atractivo quisiese quedar con ella, pero su parte temerosa y peliculera, le hizo pensar que quizá se tratarse de un ferviente admirador de “Jack the Ripper”, interesado en hacerla pedacitos.

Después de contarle a Pachi los acontecimientos, accedió a verle de nuevo, pero con la condición de quedar en un sitio público que previamente ya había acordado con Pachi. Además, le dejó a Pachi el teléfono de Zolthan y una descripción detallada de su aspecto físico, por si acaso.

Primer encuentro con Zolthan en el Shakespeare Pub-

Ella le propuso quedar en el «Shakespeare Pub» en “Victoria”, una vez más. No es que le apeteciese especialmente volver a esa zona, pero era un sitio bastante concurrido, debido a su estratégica ubicación, justo en frente de la estación. De hecho, era casi una visita obligada para todos que se apeaban en Victoria.

El pub estaba bastante lleno, pero pudieron conseguir una mesa dónde sentarse a charlar. Al entrar, se podía percibir un olor a madera húmeda, cerveza rancia y moqueta vieja que le resultaba bastante desagradable, además la mesa estaba pegajosa y tenía cercos de vasos de a saber cuando. Jamás habría imaginado que ese aroma y esas mesas pegajosas tendrían un lugar tan relevante para ella, poco tiempo después.

La conversación no fue muy fluida, teniendo en cuenta que Zolthan llevaba viviendo en Reino Unido en torno a seis años, y ella era una recién llegada, pero, pese a la barrera idiomática, lograron entenderse bastante bien. Él le contó que era de Hungría y que había ido a Londres una temporada para mejorar el inglés, pero que ya llevaba varios años y a priori no se planteaba volver a su país.

Durante el tiempo que estuvieron charlando en el pub, Zolthan hizo varias tentativas de besarla, sin ningún éxito. Salieron, después de tres pintas un zumo de piña y una conversación de algo más de dos horas. Al despedirse, tras otro intento fallido de besarla en los labios, le dijo que la llamaría si se enteraba de algún trabajo. Ella le dio las gracias sin ninguna fe en que lo hiciese, después de haberle dejado tan rotundamente claro que no se iba a enrollar con él.

Para su sorpresa, a la semana siguiente, Zolthan la llamó diciéndole, que tenía un amigo que trabajaba en «Nando’s» (una conocida cadena de restaurantes en Londres) que le había comentado que estaban buscando personal. Le propuso volver a quedar la mañana siguiente para presentarle a su amigo y que pudiese darle su CV.

Ella aceptó, porque no había tenido mucha suerte en su búsqueda hasta el momento y empezaba a necesitar un trabajo desesperadamente. Aunque no le motivaba demasiado la idea de tener que quitárselo de encima como la primera vez que quedaron.

Se encontraron en Picadilly Circus. En esta ocasión, él no llevaba uniforme, y le resultó incluso más atractivo que la primera vez que se vieron.

Primero le dieron el CV al amigo de Zolthan, y después la invitó a desayunar en un café del centro, dónde de paso, también dejó su CV. Durante el desayuno trazaron un plan de sitios dónde podría entregar el CV con posibilidades de que la llamasen.

Se pusieron en marcha y estuvieron pateando calles hasta que se le acabaron los CV. Curiosamente, Zolthan no se propasó ni una sola vez en el rato que llevaban juntos, y esto, de alguna manera, hizo que se sintiese más atraída por él.

En cada sitio que entraban, Zholtan hacía una breve introducción sobre ella, al manager del local, enfatizando en lo profesional y trabajadora que era y en las ganas que tenía de establecerse en Londres, para disimular así, su poca destreza con el inglés. En la mayoría de los sitios aceptaban el CV con un diplomático;

__Thank you, we’ll call you if we need staff__

Aunque era más que evidente que lo romperían en cuanto saliesen por la puerta.

Le daba un poco de vergüenza entregar el CV en los típicos pubs ingleses, como en el que estuvieron el primer día que quedaron, porque pensaba que ahí todo el mundo sería inglés, o al menos hablaría el idioma perfectamente, pero Zolthan insistió en que lo dejase, porque él era un cliente asiduo de estos sitios, y siempre encontraba extranjeros trabajando, que no hablaban bien inglés. Finalmente lo hizo, ya le habían rechazado en tantos sitios, que uno más o uno menos, no marcaría la diferencia.

Londres, e Inglaterra en general, está plagada de cadenas de pubs, como la compañía “Taylor Walker” a la que entre muchos otros, pertenece el “The Crown”, situado en Covent Garden, y que fue donde ella dejó su CV.

Se lo cogió el manager personalmente, Nathan, se llamaba. Parecía un tipo bastante majo y al parecer enamorado de las Islas Canarias, o al menos eso dijo en cuanto supo que ella era española. Una vez más, Zolthan la presentó cómo “la perfecta candidata para trabajar en su pub” y Nathan le dijo que estaban buscando a alguien en ese momento y que quizá la llamase para un “trial shift”. Ella no tenía ni idea de lo que significaba eso, pero no tardaría en descubrirlo.

Se acercaba la hora de comer y Zolthan la propuso ir a un restaurante español que conocía por la zona. Al parecer, era un entusiasta de la cocina española, y aunque ella intuía, que la comida, de española solo tendría el nombre, aceptó la invitación, porque le pareció un bonito gesto que quisiese llevarla a un restaurante de su país y porque con todo lo que la estaba ayudando, no le parecía bien negarse.

Acababan de pedir, cuando el teléfono sonó, era Nathan para decirle que había otro pub de la compañía dónde necesitaban una camarera con urgencia, y que, si podía asistir a una entrevista con la manager, esa misma tarde. Ella no daba crédito, cuando le dio su CV a Nathan, había sentido que no era como en los otros sitios, y que él si parecía sincero al decir que volvería a llamarla, pero ¿tan rápido? Por supuesto ella aceptó ir a la entrevista sin dudarlo, aunque estaba tan nerviosa qué apenas pudo comer y menos aún, articular palabra. Su inglés sonaba ahora como un batiburrillo de palabras inconexas luchando por ser entendidas.

Le explicó a Zolthan como pudo, que tenía que comer deprisa y marcharse, porque tenía una entrevista en un pub llamado “The Lord Raglan” situado en St. Paul´s.

Zolthan pareció alegrarse mucho con la noticia, y se ofreció a acompañarla, lo que ella aceptó encantada, porque no tenía muy claro cómo llegar.

Terminaron de comer y se dirigieron al “Lord Raglan” y cuando estaban en la puerta, él se acercó de nuevo a besarla. En esta ocasión, ella se dejó llevar.

Por fin se besaron, y no fue para nada, como en las “comedias románticas”. Zolthan le metió la lengua hasta la garganta y le babeó toda la boca y parte de la cara, lo que a ella le produjo un tremendo rechazo.

En ese momento, quedó claro que no se volverían a ver. Ella se marchó deslizando un “bye” y tan pronto como él se giró, sacó un pañuelo del bolso para limpiarse la cara y recomponerse un poco antes de la entrevista.

Así, sin más, tan rápido como empezó todo, se acabó su breve pero intensa historia con Zolthan para dar paso a una nueva, que cambiaría por completo el transcurso de los acontecimientos hasta la fecha, e incluso su nombre.

-SINOPSIS-

Una mujer de 33 años, decide «cambiar» su vida de manera radical.

Cansada de pretender ser alguien que no es, e intentar encajar en una sociedad con la que no se identifica en absoluto, hace sus maletas y se muda a Reino Unido.

Deja una relación de pareja de casi ocho años, al lado de un hombre maravilloso del que no está enamorada desde hace cinco, deja un trabajo monótono que a duras penas le da para vivir y deja a un padre tan conservador como controlador, que juzga, critica y cuestiona cada decisión que toma. Deja de hacer lo que se espera de ella, y se instala en la ciudad dónde quiso vivir desde sus 16.

Aquí aprenderá a conocerse a sí misma, pondrá a prueba su capacidad para adaptarse a situaciones totalmente nuevas y adversas, superará miedos, llorará y reirá, conocerá a gente maravillosa y no tanto.

¡¡Un gran cambio que hará que su vida no vuelva ser la que era!!

-EXPOSICIÓN DEL ARGUMENTO PARA LA NOVELA-

Esta será una novela puramente autobiográfica, aunque narrada en segunda persona. Hablaré de mis experiencias y de los trabajos que desempeñé en el sector de la hostelería durante los cinco años que viví en Reino Unido.

A lo largo de esos años he creado un blog dónde he ido recopilando todas mis anécdotas, y vivencias de mi día a día allí.

Gran parte de ellas se desarrollan en distintos establecimientos de Londres y Bournemouth dónde trabajé como camarera.

Llevo mucho tiempo con ganas de plasmar este material en una novela, por lo que este concurso literario, me parece una buena oportunidad para hacerlo, al margen del resultado.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS