El Gran Libro de los Mayores Secretos Guardados de toda la Humanidad.

El Gran Libro de los Mayores Secretos Guardados de toda la Humanidad.

…¿Y por qué el prólogo es innecesario siendo la introducción necesaria? ¿Acaso los preliminares del presente tratado han pasado a ser algo superfluo en el día de su propio estreno? ¿O es que este alocado autor padece -y mucho- debido a la ausencia de algunos tornillos, en su cuasi-vacía testa?

Bien, como todo libro -y UD lector- coincidirá que el presente cumple con la tal condición y de no ser así, por lo menos lo intenta desesperadamente- pues, este muy serio epítome debería estar precedido de un exordio, preámbulo, proemio, preludio o introito.

No, no; no, no es para que UD se espante amigo lector. Estoy hablando precisamente del prólogo.

El problema radica en que no he conseguido a ningún escritor mundialmente famoso, adecuadamente “rankeado” (de ranking) 1 capaz de hacer una desbordante apología de, esta obrita (aunque no la lea como sucede a veces) que es un opúsculo que pretendo legar a la posteridad. Por tanto, me veo en la obligación de realizar el innecesario pero actual prefacio:

-Por mí mismo.

¡Ay qué pena! Como diría el insigne Enrique Jardiel Poncela, el Cómico Mayor de todos los cómicos.

Si, está bien, pero es que ello me sale más barato y expedito…

…Tal y como se verá de inmediato, he agregado un laureado y largo conocimiento histórico, tanto sobre el Almirante de la Mar Océana, Cristóbal Colón, el Descubrimiento, como acerca de los mayas y su muy extraña civilización, incluyendo las Profecías mayas válidas para esta mismísima época…

…Este libro es patrimonio de una muy grande y asombrosa cantidad de INFORMACION y de muchos SECRETOS, todo lo cual, arrebujado de la manera que se presenta, UD no lo ha de encontrar –al presente- en otros lugares del planeta Tierra.

Entonces solicito su beneplácito a fin de contarle la historia.

El muy raro episodio, inicia en medio del ocaso de una tarde, durante la cual mi pareja, Mimita, y yo, nos hayamos sentados en el famosísimo Café El Floridita, parte imprescindible de la singular Habana Vieja, allí por los vericuetos andantes y des andantes de nuestra muy querida y Siempre Fiel Ínsula de Cuba.

No pocos viandantes han hecho un alto en el camino, después de atravesar el boulevard de la calle del Obispo, y presionan la puerta de entrada del Floridita para buscar una mesa y sentarse a libar en sus tazas, una deliciosa bebida de un intenso color negro, cuyo aroma inigualable se irradia a todo el espacio circundante. Este delicado olor que nos arrebata, se esparce en la atmosfera de un modo atrayente y maravilloso.

Degustamos el dulce néctar muy oscuro, que maravillosamente nos fue revelado por los árabes siglos atrás, y ratificamos honores, repartidos entre los dos prodigios mágicos; el café y el Daiquiri.

Mimita y un servidor, somos soñadores arrebatados ante los mínimos detalles de la belleza en toda su radiante manifestación. Sentimos que incluso hasta la fría atmosfera interior del Floridita, la cual nos preserva del inmisericorde sol del trópico que en nuestra ínsula incinera la calle afuera, rinde pleitesía al olor incomparable del café.

Es cierto que los amantes bebedores de los dos preciados y maravillosos líquidos, aprovechamos caramente, o mejor dicho, buscamos y encontramos con enorme placer el encuentro en este Café, para conversar, estudiar y esclarecer múltiples temas, hacer anécdotas y remembranzas de todo tipo, intercambiar criterios sobre lo que acontece en el día a día, en fin, el encuentro en un Café tiene como resultante muy especial, ser el momento y lugar perfectos para soñar y valorar la vida y sus ingentes maravillas.

… Merced a nuestras investigaciones y estudios constantes, ambos teníamos largos antecedentes acerca de todo lo que se considerase como un fenómeno o elemento mal llamado “paranormal”, y conocíamos miles de temas que la inmensa mayoría de los humanos recusaban casi completamente y que, para nosotros dos, constituían una fuente brillante capaz de esparcir un halo constante de nuevos conocimientos, al acervo que desde años atrás atesorábamos.

…Todo lo que voy a referir, sucedió a partir de este propio día que acabo de mencionar. Estamos en los comienzos del nuevo siglo, el XXI y en un súper especial y caluroso día 30 de marzo, muy a principios del Año de Gracia de 2001…

De aquí, valdría decir, que el tal tocayo por el primer apelativo de Don Cristóbal el Almirante, a la vez se apellidaba Quintero en toda la línea.

¡Y tenemos a un personaje histórico y completo llamado

CRISTOBAL QUINTERO!

Fue ahí al instante, donde surgió el “chispazo” de las musas y éstas gritaron al oído del Don Juan Felipe Quintero, el de ahora mismo:

– Eureka, esto proporciona, suministra y da para escribir un bueno y muy completo episodio, que podría llegar a hacer Historia de Historias así:

1) sea en la literatura mundial,

2) acaso pasando por las tablas,

3) para introducirla en un serial de la televisión y,

4) llegar incluso al rodaje en el cine.

– ¡Rediez! Fue entonces que, bien blindado con la tal “agrupación” de mis cuatro muy modestillas pretensiones, me armé con los fierros de Castilla la Vieja y me dije:

…Por lo menos que noticias tengas, en este archipiélago cubano, por el hecho no desecho de haber (el primo, claro) cruzado valientemente estos mares desconocidos y peligrosos, desde la Madre Patria, hasta arribar al “pequeño y verde caimán”. El mismo que en principio se denominó “Juana” y ahora es llamado la Isla de Cuba.

Pero, no obstante, mi amado lector, voy a retomar de una vez y por todas, el tema central, antes de recibir el coscorrón que se aplica a los tontos de capirote que empiezan a hablar de algo, y en sus desvaríos pierden el rumbo.

Dice Mimita que algo así me sucede de cuando en vez…

…Me hallaba pues explicando, que el primo no solo era el lejano pariente en el tiempo, Cristóbal Quintero por apelativo, uno de los que había navegado con el Almirantazo, en momentos en que se necesitaba poseer valor de sobra, ya que no solo se podía perder la testa de un tirón, sino que adicionalmente:

¡El primo de marras era el dueño, amo y señor de: La Pinta!

¡Vaya! Creo que NO tendré que explicar adicionalmente que se trata de:

¡La Pinta!

¡SI, la mismísima Pinta! La carabela que aparejaba en aquel viaje, (que se consideraba entonces apto solamente para orates sin cuento) con La Niña y con la nave Santa María.

Lo anteriormente dicho constituye un gran orgullo para nuestra familia de los Quintero, pero barrunto la gemebunda pena que sigue:

…ni mis tíos por la línea de los Quintero, estuvieron jamás al tanto de tan histórico suceso.

¡Qué pena, Oh, Oh!

Mientras tal bagaje de pensamientos pasaba por mi “moroco”, como dice mi Viejo, pareciera que las expresiones de mi rostro y alguno que otro ¡Ah!, ¡Ohooo! Y demás, surgían de entre mis labios, por lo que Mimita hubo de poner punto final al libro de Gurdjieff-Ouspensky y se me acercó por detrás, con sigilo, como solo saben hacerlo las mujeres, y sin necesidad de mayores explicaciones –ya que extrañamente ambos nos comunicábamos sin palabras la mar de las veces- se puso a la caza de lo que yo estaba leyendo.

Me dije yo, y creo que expresé en voz alta no estoy seguro:

¡Para luego es tarde. Venga esta insólita novela y pase lo que pase que puede y va a ser muchísimo!…

… Aparentemente he formado un buen “ajiaco” -como le dicen en mi ínsula cubana, a esa gustada mezcla comestible cuyos ingredientes son un “poquito de todo”- y ahí mismo pensé para mí:

-Felipón, se formó la “rumba sin permiso”.

Vas a brindarle al mundo entero, la mejor y más completa gama de razones, para lograr llegar a uno de estos dos elevados estadios:

a) Que decúbito prono te coronen de oro por ser tremendo escritor.

Bueno, he decidido que corramos el premio-riesgo. Y aquí está el resultado final. Porque sea uno, a) u otro, b) el destino que nos toque a Mimita y a mí, pienso que habremos de desafiarlo, con cien cañones por banda viento en popa a toda vela, tal cual debe haber hecho mi lejano primo Cristóbal.

A cualquiera se le han de atacar los nervios, por las atrevidísimas aseveraciones de secretos que se desvelarán en las líneas que siguen. No es por gusto que mencioné antes aquello de que me puedan asesinar en la primera esquina…

Juan Felipe Quintero. Vilma Fernández Batista, la Mimita Mía…

…Pero, ¿Será preciso expresarle al lector que esto que ahora mismo me estaba contando mi propio padre?

¡Superaba con creces todo cuanto se podía soñar e imaginar!

Y que, además eran: ¡CIRCUNSTANCIAS COMPLETAMENTE REALES!

¡OCURRIENDOME A MÍ PERSONALMENTE!

¡SÍ, EN EL PRECISO INSTANTE! ¡OOOOOOHHH!

» There are more things in heaven and earth, Horatio,
Than are dreamt of in your philosophy.»

Hamlet

William Shakespeare.Hamlet, Act I, scene V, line 188-189

La frase de Shakespeare tornó veloz a mi mente, ante el desbordante torrente de maravillas que el viejo iba exponiendo.

Para beneficio del lector (-¡AL FIN, COMPADRE, GRACIAS, PERO ACABE DE HABLAR CLARO DE UNA VEZ POR TODAS!-) que ya se estará preguntando de qué se trata todo este inmenso revuelo, le diré que el resumen de aquellas más de tres horas, que pasamos hablando en la habitación mi padre y yo, encerrados a cal y canto y departiendo casi en susurros –hasta que me di cuenta que el cansancio producido por el Sr. Alzheimer empezó a hacerle desvariar- pudiera intentar describirse más o menos como sigue:

QUE YA ME TOCABA ¡A MI MISMITICO! PASAR A SER EL ILUSTRE “DUEÑO” DEL INSIGNE Y ARCAICO MUEBLE ARTEFACTO ESTE QUE COBIJABA EN SU INTERIOR UNOS DOCUMENTOS TAN IMPORTANTES, DE TAL MAGNITUD QUE,

¡PODÍAN CAMBIAR UNA ENORMIDAD DE PARTES DEL DESTINO DE LA ACTUAL HUMANIDAD! ¿COMO?

¡PUES EXPLICANDO EN DETALLE Y DOCUMENTADAMENTE LO QUE NUNCA SE HABIA REVELADO ANTES, ASI COMO VATICINANDO LO QUE VENDRIA DESPUES!…


…Porque todo esto, que le pararía los pelos de punta a cualquiera, era solo una partícula, una pequeña parte de lo que se expresaba en el contenido del baúl, aquella cantidad de pliegos, papiros, mapas y escritos de varios tipos que el viejo me mostraba aceleradamente, las que a su vez resultaban una verdadera minucia, en comparación con algo de lo que hablaré después y, que se hallaba escondido en la Madre Patria, España.

Bien, pero empecemos por lo primero. Veamos la simple parte física inmediata exterior.

¿En qué consistía él tal archivo de documentos?

Pues, en varios legajos de muchos y añosos pliegos, mapas, antiquísimos, papiros egipcios y hojas de agave con sus respectivas traducciones, así como de un cofrecillo menor, de metal, casi prehistórico –más aún que el resto del baúl- que ostentaba, modernamente, por cierto, el blasón de armas de Castilla la Vieja en su tapa exterior…

…Unido a ello, existían dos figurillas sumamente extrañas hechas en piedra, una de las cuales representaba un ídolo con una persona sentada, y la otra aparentaba ser un cráneo humano, pero reducido a muy pequeñas dimensiones. Según mi viejo era la cabeza de un extraterrestre, y sería prueba de la visita de seres de otros lugares de la galaxia a la Tierra. El cofre contenía muchas más cosas, que el viejo no pudo explicarme en aquel momento…

…Pido perdón por insistir tanto en todo lo existente, pero, querido lector, imagínese por un instante que fuese UD mismo el que se hallara en presencia de tal situación. ¿Qué acciones tomaría, cómo se sentiría…? Pero recuerde a la vez que ¡AHORA MISMO! Es UD en total propiedad el «custodio» de ello, el que responde ante cinco siglos que le están observando y midiendo… y no es para ropa.

¡Señor, por favor! Esta «cosa» era más que materia de estupefacción y extrañeza para un simple y mortal cubano de infantería (quiere decir, de a pie) como este servidor de Dios y hacedor del presente relato…

…¡Pero, recórcholis es que ahora mismo Mimita y yo quedábamos implicados directamente en un fenómeno de fenómenos!

Es más, repito que pasábamos a tener toda la responsabilidad, para resolver una situación la cual había demorado ¡Cinco siglos! Esperando… ¿Por Quién? Pues claro está: Esperaba por el Quintero que estuviese “de guardia” en esta época del Final de una Gran Era (y que era YO MISMO) Claro que en compañía de Mimita… ¿Imagina alguien lo helado, pelado y alelado que me sentí al oír toda esta inaudita historia de labios de mi propio padre?

¿Más, por qué a mí?

¿Más, por qué a míiiiiiiii?…


…Continuando muy despacio, y tratando de hilvanar consecuentemente esta extrañísima historia, mi respetado descifrador-lector, le diré que la parte principal de la preocupación anterior se debía a que el viejo me habló de la existencia de:

¡Un tesoro!

Sí, pero, vamos, vamos, ¡Hostias! Que tesoros hay muchos por ahí, y la inmensa mayoría representan solamente fortunas en metálico, o en joyas, en fin, en valores materiales gastables que no quedan disponibles cuando el sastre, que viste casi siempre de negro, le engalana a uno con un traje de madera, adicionalmente uno está patitieso, y finalmente le ponen con los pies por delante.

Decididamente ¡NO!

¡¡Aquí el fenómeno era otro muy distinto y mucho más alucinante e inmortal!!

La cosa es que el tal tesoro existente en tierras españolas, tenía una enorme cantidad de joyas, oro y piezas de un valor increíble, y era:

A la vez, contentivo como dije antes, de las respuestas gráficas a los más grandes secretos, que la humanidad no había podido desentrañar a lo largo de muchos miles de años, MAS ALLA de todo aquello que se conoce como Historia!

Y además, ¡Desmentiría total y completamente todas las falacias y mentiras que se habían contado hasta el presente, tanto por Academias, por organizaciones devotas, políticas y sociales de todo tipo! En fin,

Y adicionalmente, el preciado gran bargueño se hallaba enterrado en la mismísima España, en la Madre Patria peninsular, por allá por las tierras de Galicia, en la bellísima A’ Coruña…

…Yo estaba al lado del palo de mesana, cuando divisé un gran movimiento de gentes en la playa, que nos traían presentes y regalos de todo tipo. Un grupo se echó al agua y nadó hasta los costados de la carabela, y otro lo hizo en botes y almadías. Los izábamos a bordo que era un primor, pues eran gentes de paz, pero, aquí viene la cosa, escuchad presto y atento porque es de lo más extraordinario:

NOS PREGUNTABAN HACIENDO SEÑAS HACIA ARRIBA CON DEDOS Y MANOS, SI NOSOTROS ERAMOS LOS QUE VENIAMOS DEL CIELO…


…Primo, este contacto e intercambio entre los habitantes de las islas americanas y los hombres venidos del cielo, los “extraterrestres” como vosotros los llamáis, era moneda corriente entonces. A nadie asombraba, pasaba muy a menudo y ninguno temía al otro, antes, al contrario, estaban acostumbrados los de acá a invitarles a comer y a beber, y los de allá a pasearse entre ellos…

…Javier: Sentaos en una mesa, por ejemplo, llena de piezas de plástico planas, que no son de muy grande tamaño. Empezad a revolverlas a cierto ritmo igual con las manos, en cualquier dirección, en redondo de izquierda a derecha o viceversa. Esas piezas están “nadando” en el Eterno Ahora, y vos, desde arriba donde os encontráis mirando, las veis a todas simultáneamente en su propio Eterno Ahora como tal. Si vos fuerais cualquiera de las piezas que se están revolviendo, cuando estéis en determinada posición, sentiríais, por ejemplo que estáis en un presente, pero de inmediato, cuando se revuelvan, verás que “las cosas cambian”, que “envejecen” y entonces, mirareis hacia atrás y diréis que aquello era el pasado, y que os estáis moviendo hacia algo que sería entonces el futuro y que no podéis ver aún. Entonces los acontecimientos son repetitivos en el tiempo, porque todo sigue girando en el mismo plano de la Eternidad de Ahora, que vos mismo estáis viendo desde arriba…

SINOPSIS

Comienza en La Habana, marzo 30 de 2001.

Mi pareja Mimita y yo, Felipe, pasamos por el más afamado café de La Habana Vieja, El Floridita. En la madrugada sucede extraña llamada telefónica. El padre del protagonista, envía por él para que pase a custodiar un antiguo cofre del siglo XVI, en el que se guarda la primera parte de los mayores secretos de la humanidad, en todos los tiempos.

Se producen las materializaciones de dos extraños personajes –que están en otra dimensión- Cristóbal Quintero el dueño de la Pinta, que navegó con Cristóforo Colombo y es primo del protagonista, y de otro primo, esta vez mexicano, descendiente de los mayas y profesor universitario del siglo XIX. Ellos revelan a ambos protagonistas muchos secretos de la humanidad y les indican que deben ir hacia La Coruña, España, a desenterrar un tesoro inmenso en metálico y en información totalmente secreta hasta ahora, capaz de trastornar a todas las naciones del mundo, y echar abajo todos los conceptos que se tienen en la totalidad de los órdenes que actualmente se conocen, cambiando al planeta en pleno.

La novela está preparada para hacer una saga continuante, ya que la presentación de un nuevo ser extradimensional es inminente y así queda implícita al final.

Escrita en tono de; historia real-comedia-drama-ciencia-ficción. Revisa profundamente y con total desenfado una gran cantidad de hechos y sucesos extraordinarios e inexplicados, del planeta en pleno y por supuesto de la Historia, de la conocida y de la desconocida tambien. Entre ellos se cuentan, las cuestiones más extrañas sucedidas en el primer viaje de Colón, pasadas por alto por los historiadores, debido a que no tienen explicaciones en aquello que se considera como “racional” y “consuetudinario”, brindándose ahora explicaciones alternativas e históricas, viables a estos y muchos otros fenómenos. Todos dirán: Así mismo debe ser. Serviría como un buen guión a ser llevado a la pantalla, para grandes y chicos. Novela especialmente dirigida a la España actual.


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