El lado obscuro del Paraíso.

El lado obscuro del Paraíso.

Raul Hernandez

06/03/2018

Noah regresó a Córdoba vacía de familiares y querencias, para guardar las llaves de su casa en el sitio convenido.Los que regresarán a la tierra natal, sabrán donde encontrarlas. Aliviado de la tarea que le imponía la tradición hebrea, Noaj, se dirigió hacia la entrada principal de la Ciudad, la Puerta del Puente Romano, por la calle principal de La Aljama, pasó frente la Sinagoga, ocultándose en los quicios de las puertas cerradas a esas horas de la noche y algunas definitivamente, por la Diáspora.

La poca luz , que salia de atrevidas lámparas, se escapaba por las ventanas y se estrellaba en los rostros de los exaltados y vándalos religiosos que delirantes , recorrían las angostas calles de La Aljama.

Al llegar a la muralla, buscó la falsa losa, en el empedrado de la calle. Tapaba un pequeño túnel, que conocía desde niño. Lo atravesó , sin ser visto desde las almenas del castillo de Almodóvar del Rio . La muralla quedó a sus espaldas, corrió hacia los Molinos Árabes y se sumergió en el río. El Guadalquivir, lo alejó del peligro.

Los judíos siempre huían , sin saber de que , de quienes y por que, pero siempre huían. Noaj tenía un motivo para hacerlo. P´iris. El regreso a Paria.

La fuerte explosión y el resplandor de las llamas que consumían a la Escuela Talmúdica y La Sinagoga Principal, lo hizo voltear a contemplar como se derrumbaban las bases de su mundo.

Los Molinos Árabes y la Torre de la Calahorra desaparecieron de vista, la corriente del río lo arrastraba hacia las cuevas de La Almudaína, ocupadas por los gitanos, al llegar a Córdoba, desde Los Balcanes.

Esperó en la orilla del río, la señal salvadora. Lo protegían las sombras de las formaciones rocosas del farallón que parecían gigantescos y amenazantes colmillos de un dragón hambriento, al acecho de desprevenidas presas.

La señal, tenue luz de una fogata, salía de la cueva mas grande y elevada del farallón. Ramoncin “El Moruno”, el rey de los gitanos cordobeses, salió al encuentro de su amigo de infancia. Caminaron en la obscuridad hacia la entrada de la cueva. Las hospitalarias cavidades formaban una gran colmena, ocupadas por los alegres seres humanos de Córdoba.

La fogata brindaba calor y lumbre a la estancia. interior de la cueva . El mojado cuerpo de Noah, agradeció la cálida temperatura y la copa con vino y especias, que le extendió el romaní . Brindaron en silencio.

-El viento es el mejor amigo de la voz humana, la lleva de paseo, a largos viajes y lejanos oídos- dijo Ramoncin , habló en voz queda y tocando sus labios con el dedo indice . Noaj, asintió con la cabeza,

-Ha tres años, por este mes, salió tu familia, el peligro los acechaba , ahora está dentro de La Aljama. Aquí estarás a salvo, tus libros y equipaje , hasta que decidas irte.- El gitano conocía el dolor del desarraigo.

Noaj, salio de la cueva, dirigió su mirada hacia la Aljama, llenó sus pulmones de aire cordobés y en baja voz, exclamó.

-Por mas alto que se eleven los fuegos del odio, nunca llegaran a los tres luceros , que alumbran el inicio del sabbath. Me iré a un lugar cuya gente no se dejará influenciar por encendidos sermones de fanáticos religiosos. Donde no se nos acusará de ser culpables de la peste, de matar niños para hacer matzos, con su carne, de insultar a la Virgen Maria, de quemar formas sagradas, ni de burlarnos de la misa! – concluyó, apretando los labios .

En el interior de la cueva, todo era silencio. Lo rompió la llamada, de Chepina, la mujer de Ramoncín, a cenar .

– ¡Ah! El sabor de tus guisos, lo había olvidado. Y ¿Como sabíais que era Pascua?. Todos rieron, faltaba mucho para la Pesaj.

– ¿Y donde queda ese lugar?- preguntó Ramoncín, quien lo había escuchado desde el interior de la cueva.

-¿Paria? ¡En Antilla! -respondió Noaj, dando por sentado que Ramoncin aprobaría su decisión, aunque no tenia idea de que era y donde quedaba, Paria .

Solo él, conocía el rumbo para llegar a Paria. P’iris, La Tierra Prometida, El nuevo Edén! Allí, su semilla crecerá y se multiplicará, dice La Torá.

Noaj, permaneció despierto toda la noche, no quería perderse los primeros rayos del sol cordobés y el último amanecer , en la tierra natal.

La despedida fue breve. Solo un abrazo. El gitano le entregó en una pequeña funda, una daga con empuñadura de plata e hilos de oro, que simbolizaba el poder de los reyes gitanos y caminó hacia la cueva, antes que algún rictus en su rostro, delatara sentimiento alguno.

-También tengo algo para ti, dijo Noaj, ¿Recuerdas el «guijarro aguador» que me regalaste ? Que si lo mantenía en mi boca, me calmaría la sed con la saliva que produciría. ¡Te lo devuelvo!- Sacó de su bolso, la hermosa perla de Paria que le salvó la vida en el desierto africano.

El médico y Astrónomo, Noaj ben Shendot, no regresaría más a Córdoba, pero si, el comerciante Joan Hernández de Córdoba, mi nuevo y cristiano nombre.-pensaba, mientras recogía los bultos de su equipaje y los aseguraba al lomo del jumento.

Atrás , quedaban los días de excursión por el campo cordobés, los juegos y peleas infantiles, en equipo con Ramoncin. El gitano se empeñó en enseñarle el uso de las armas blancas. Las técnicas de ataque y defensa pasaron del gitano al judío, con excelencia en la precisión y el dominio de las técnicas.

-Adiós, Caribe!– le dijo Noaj, haciendo honor a la vieja leyenda que Ramoncin, le contó sobre que los gitanos descendían de una tribu perdída de Israel .

Al iniciar un viaje, recordaba las palabras de su padre Abraham, para darle animo, en la despedida familiar con motivo de su viaje de estudios.

-No hay que avergonzarse de tener miedo. Los viajeros por tierra y mar, tienen al peligro, como compañía constante y el miedo, los prepara y los ayuda a combatirlo-

Las emociones agitaban el alma de Noaj. La tristeza, por su familia, por Sefarad y olvidar a Sety Cifuentes, su prometida, desde su viaje a la Universidad de Salerno. La alegría, por el sosiego, la paz y una vida agradable y sin persecuciones, en Paria.

La ruta de Córdoba al mar, pasa por Sevilla, el Guadalquivir, la recorre completa pero la sierra cordobesa , ofrece mas seguridad a un hombre con carga y equipaje. Los ocultos, aunque duros caminos , desalientan a aventureros y buscadores de la vida fácil.


Nuevo nombre y oficio, nuevo equipaje y nuevo rumbo. Los libros; en latín, griego, árabe y hebreo, para su consultorio médico, convertidos en mercaderías. Sus instrumentos cirujanos en herramientas para ebanistas y carpinteros. Las cartas de marear y los instrumentos de navegación: cuadrantes solares, astrolabios, brújulas, relojes de arena, varas para medir la altura de las estrellas y orientarse en los mares, en bienes intercambiables por una oportunidad de embarcarse y regresar a Paria.

Aträs quedó la Medinat Al Azahara. El pueblo de Trassierra, se asomaba y sus luces mortecinas le invitan al descanso. La posada del pueblo, se distinguía por el letrero «La Posada del Alabardero», escrito en caracteres, que recordaban la grafía árabe y enmarcado entre las dos ventanas y el tope de hierro de la puerta de entrada. Una vieja bodega de piedra rustica, arrancada de la fortaleza árabe, estaba ubicada en la explanada central, que servia de desahogo a la iglesia de Santa María , entre el granero y las caballerizas de los Duques de Feria.

El alto techo del salón, guardaba el olor de vino derramado, humo del hogar, y sudor de muchos viajeros y se extendía hasta la parte alta del edificio destinada a las habitaciones . Las escalera de acceso a ellas, ocupaban la parte central del salón

Noaj,entró y dirigió la mirada hacia el tablón mostrador, donde reposaba una cesta de pan y un queso cubierto por un paño. La incipiente oscuridad, agilizó el trámite de recepción de Noaj. El tabernero señaló hacia una larga tabla, apoyada sobre dos viejos barriles, ubicada al fondo del salón, la seña aprobaba su presencia en la taberna y le aseguraba, alimento y posada.

El hombre sentado en la única mesa y dos escuderos, que dormitaban recostados de la pared y sobre dos barriles de aceitunas, rompían la agradable soledad del local.

-Joan Hernández de Córdoba- se presentó en voz alta y clara, antes de sentarse en la mesa , frente al hombre. Éste asintió con una leve inclinación de cabeza

– Cristóbal Colón, dijo el de largo y rojizo pelo. con acento extranjero y alzó la botella, en señal de invitarlo a compartir el contenido. Los oídos de Joan, entrenados en lenguas romances, griego y hebreo, no tardaron en precisar procedencia del acento Joan dibujó una leve sonrisa y tomó asiento.

La mortecina luz de la bujía se turnaba iluminando la cara de ambos hombres El extranjero de grandes y autoritarios ojos claros , pecoso y nariz aguilucha, frente ancha , despejada, cruzada por una profunda arruga vertical y otras superficiales que la paraleleaban desde el centro, hacia las sienes. y sus delgados labios, señalaban fuerza de voluntad.

Joan lo observó mejor cuando se levantó y acercó el taburete a la mesa. Fuerte , estatura mediana e iba vestido a la usanza cordobesa. Un capote corto, con la capucha echada hacia atrás, como los moros de Granada, cubría su espalda y remataba , el obscuro traje.

-Al fin, alguien para conversar temas interesantes ¿A que actividad dedica su tiempo, maese Joan?- preguntó sin preámbulos, él de acento mallorquí, pero con dejo hebraico.

– Vendo conocimientos y viajes . Los primeros , en forma de libros y los otros, en forma de mapas y cartas de navegar- contestó Joan.

-¡Habrá viajado mucho, por nuestro “mare nostrum”!, Colón, enfatiza la ultima frase y lo miró fijamente a los ojos.

– Desde los catorce años. Mi primer viaje lo realicé cuando fui a estudiar a Italia, Luego me dediqué al comercio por el Mediterráneo. Creta y las islas del Egeo. En Mallorca, aprendí a dibujar mapas y cartas de marear, me apodaron “El Griego”. las vendía en Barcelona, Valencia y Marsella ; ahora voy a Cádiz, Sevilla . -respondió, Joan, con mucha serenidad y firmeza en el tono de voz.

-Propongo un brindis por este encuentro. Colon alzó su copa y con un leve movimiento de cabeza, invitó a Joan a chocar los envases de latón.

– Por nuestras Católicas Majestades, la Reina Doña Isabel, y el Rey Don Fernando – exclamó Colon, en un tono de voz tan alto y fuerte, que despertó a los escuderos del Duque, quienes aprovechando la ocasión, se retiraron del sitio.

La incomodidad de Joan, por brindara la salud de los firmantes del Decreto de Expulsión, la drenó apurando el trago. Colon, mientras bebía, escudriñaba con la mirada el local, buscando otros testigos del brindis, pero nadie más lo escuchó.

-¿Y Usted maese Cristóbal? Preguntó Joan, dando salida a su molestia.

-A ensanchar este mundo, aunque sin éxito, y soy un trashumante cortesano. Respondió, sonriendo y sorbió un largo trago de vino.

– Yo también he navegado mucho, fui librero, dibujante de mapas , como vos. Pero, quizás, guardo más secretos, que vos.- dijo Colon, bajando la voz y buscando con estas ultimas palabras, alguna reacción en el rostro de Joan.

-Debo decirle, maese Joan, que estoy contento con este encuentro y alegre por la coincidencia de conocer una persona que ha vivido situaciones parecidas, a las que yo he vivido,dijo con una amistosa sonrisa Colon y continuó.

-Las coincidencias son casualidades que en estos tiempos de movilización de gente, se producen a menudo, ripostó, sin inmutarse, Joan.

– Las casualidades son milagros que en su pequeño tamaño, no cabe la firma del Eterno.-interrumpe Colon y continua con sus palabras con un fuerte mensaje religioso.

-Cuando vi que subíais hacia la caballeriza, noté que eras un viajero distinto y que el destino de tu próximo viaje, está escrito en los designios del Profeta Isaias. El encuentro con La tierra de Gracia.


-.Novela.-

“El Lado Obscuro del Paraíso”.

-.Breve Sinopsis.-

Novela histórica que narra la participación de Noaj ben Shendot. (Joan Hernandez de Córdoba), un joven judío español, en el viaje de búsqueda de la Tierra Prometida y que terminará cambiando para siempre el mundo conocido. Sus viajes comienzan cuando es enviado por su familia a estudiar Medicina en Salerno, Italia y en la Universidad Hebrea de Salónica, Grecia. Su espíritu aventurero lo lleva a Mallorca, donde se hace Navegante y Cartógrafo. Joan «El Griego»,es su apodo marino. La Iglesia Católica lo incorpora en la planificación del viaje secreto hacia el Paraíso Terrenal. Las noticias del descubrimiento se hunden en el mar. La muerte del Papa Inocencio VIII y la esclavitud de Joan, en África, sepultan en el olvido, la existencia de la Tierra de Gracia.

La esclavitud es una pasantía de vivencias reales en el Infierno. Los estudios de Medicina , los conocimientos de Cartografía y de la lengua árabe, lo devuelven al mundo libre. En España se viven tiempos difíciles para los judíos . Su familia se ha marchado de Córdoba, con rumbo desconocido.. al infierno, al destierro. Huir de Sefaradad, antes del 2 de agosto de 1492.

Noah regresa a la Península Ibérica. El decreto de expulsión de los judíos, de los Reinos de Castilla y Aragón, impide la reunión familiar.

Por temor cambia de nombre y profesión. Decidido a regresar al Paraíso Terrenal, se dirige a Sevilla para embarcar hacia las ricas tierras de Paria. ( En una posada de Trassierra, se encuentra con el hombre que puede hacer realidad, su viaje a Paria. Las casualidades son milagros que no los firma Dios. El encuentro de Noah y Ioannides . Joan y Cristobal, sería es uno de ellos.

Sus historias solo tiene presente, el pasado lo oculta una densa obscuridad. Sus acentos al hablar y su forma epistolar, son propias de extranjeros nacidos en un país vecino y próximo, o tan lejano como difícil de localizar.

Navegantes y náufragos, vendedores de mapas y de libros. Judíos, uno vinculado a Córdoba y el otro cordobés. Ambos conocen, aunque por motivos distintos, el destino final del viaje. Ambos quieren regresar a esa mágica tierra. El viejo Cristobal, dispuesto a ceder la mayor parte de las riquezas de allende la mar, a quien lo ayude en la empresa. Solo quiere el reconocimiento y los honores del Descubridor, y una pequeña parte de lo cobrado, para sufragar su propia y particular manera de servir a Dios. El joven Joan, solo quiere vivir en paz, sin miedo, sin persecuciones, y dedicado la oración y al respeto a Dios, a través del amor a su obra y creación.

Dos visiones distintas del mundo, que convergen en el precepto judío, de entregar toda la riqueza producida y acopiada durante la vida , al Dios Todopoderoso.

La sierra cordobesa, testigo de la desaparición de Al Andalus, será ahora el punto de partida de la aventura, que cambiará los limites del mundo conocido. La posada «El Alabardero de la Trassierra» es el mudo testigo del pacto secreto, que lo hará posible.

Cristobal Colon y Joan Hernandez de Córdoba se embarcaran a Las Indias , a América. El Cordobés conoce la ruta para el viaje de ida, la mas segura y corta a los placeres perleros de la isla Merguelit . El de las Indias, sabe como regresar a Europa , sin el peligro de los piratas berberiscos y evitando el control portugués en Las Azores. El éxito de la empresa está asegurado.

Granada, la de los judíos!. Antes árabe y ahora cristiana, desde su Alhambra, Isabel I , le da la bendición al viaje. Las Capitulaciones de Santa Fé, le garantizan perlas, oro y especies en cantidades inimaginables para la época. Al de Las Indias, el titulo de Almirante y un diezmo de las riquezas rescatadas.Y al oculto y desconocido cordobés, su regreso a Paria, ¡La Tierra de Gracia! ¡La Tierra Prometida!

La presencia de la Iglesia Vaticana en los viajes a ultramar es obligatoria y obligante. Se manifiesta con la participación de los hermanos Pinzón, cristianos viejos, para vigilar al navegante , de sospechosas inclinaciones religiosas e informar detalladamente los pormenores del periplo. El secreto es el verdadero cartógrafo y navegante de la expedición.

Durante la travesía , Colon y Joan, descubren las verdaderas intenciones de los hermanos Pinzón , sabotear, espíar y arrebatarles, para ellos, los méritos de la empresa del Descubrimiento.

Los socios ejecutan el plan. Joan debe “desaparecer” cerca de la isla de Mergelit,(Hebreo:mergelit:perlas). y acopiar la mayor cantidad posible de perlas y Colón lo rescataría , en el próximo viaje a Las Indias.

La noche antes , del día señalado, Joan es sometido, amordazado y lanzado al mar. Colón, ignorando lo sucedido, actúa de acuerdo a lo convenido , lo declarará “perdido en el mar” y borra de la bitácora , todo vestigio de las coordenadas y de la ubicación de la isla Merguelit . Joan sobrevive pero se siente traicionado por Colon .

En el segundo viaje, Colon se separa del resto de la expedición, se dirige a la isla Merguelit . No encuentra a Joan , en el punto de rescate acordado. Sin embargo rescata gran cantidad de perlas y las sube a bordo en secreto. La promesa del rescate no se cumplió.

Joan , abandonado en la isla, y gracias a sus conocimientos médicos y una excelente relación con los habitantes de la isla , se convierte en un personaje influyente y con una gran fortuna en perlas y oro, regresa a Europa para ejecutar su venganza .

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