Star Bella y la Mano Secreta

Star Bella y la Mano Secreta

Roberto Santos

26/02/2018

Sinopsis

Star Bella y la Mano Secreta es una novela del nuevo género literario, “Pure Fantasy.” Es en la pureza donde la fantasía revela la verdad que había estado oculta, esperando el exacto momento para anunciarse.

La historia es llevada por Sarah, una niña muy especial en busca de su paz y su propósito en la vida. A la edad de 12 años carga consigo una tristeza muy delicada, un dolor sin fondo producto de haber perdido a su padre hace 6 años, nadie sabe su verdadero paradero. La melancolía de la niña es considerablemente extensa. Pero a pesar de todo, ella sale adelante por su propio atrevimiento y por una luz, quizá la más única en la existencia. Lucha en una constante búsqueda para calmar su ser y encontrar su destino.

El grandioso día llega cuando lo buscado la encuentra. Eso que hace que el mal suspire y se depure, lo que descubre la devoción en la esperanza desolada. Cuando tu silencio es tocado, viene la hora del bendito misterio que sin tocar la puerta ella sola se abre. El más admirable, significante evento. Lo viejo se va a dormir para soñar lo nuevo, la intuición sopla para cambiar la realidad, no hay necesidad de ordenar al cuerpo, pues la vida nos induce. Sarah recibe el llamado, es arrebatada por la Mano Secreta.

Acontece por medio de un pórtico que se halla recóndito en una majestuosa cafetería. Sarah atraviesa y alcanza al mundo que vigila a los cielos, pero principalmente, su compromiso es con nuestro planeta. Apreciará a los espíritus hacendosos de las estrellas muertas, reencarnados en maestros animales, moradores del servicio concediendo su voluntad al fin más alto.

Star Bella será puesta a prueba, ella es la elegida para salvar a la vida, representa el alma de la humanidad.

Primer Capítulo

El Pecado de Dios.

¿Existe tal quebrantamiento? ¿Podría haber cometido la divinidad algo tan grave, tan violento o quizá, tan extraordinariamente especial? En el portón de vidrio templado de la entrada dice elegantemente, “Peccatum Deus.” Ese es el nombre de la más maravillosa cafetería. ¿Puede el café ser una matrona que orea tiernamente, alimenta diligentemente y en su sigilo te hace germinar? Un grano y una señora dentro de su oculta y ácida profundidad, el dulce secreto del café, culpable de darte la vida. La baya que se entrega al inmolarse para todos los nacimientos, cereza que manifiesta la maestría de nuestra alma y procrea la semilla de la humanidad. Pero ¿esto es posible, ha nacido el humano del café? En El Pecado de Dios esto no sólo es probable, es la simple autenticidad.

No existe una como ella en el orbe, dudo que el universo la duplique y sea capaz de ofrecerla. Si Dios llegara a pecar, que sea sólo una vez, la máxima, la definitiva, la que parte los tiempos y reúne a toda vida en un solo lugar. Si la muerte debe de morir y todos con la muerte, así sea en el acto divino. Sea así el apretar sagrado vivencial que suelta la dificultad de nuestras venas, con la llamarada de lo salvaje libera el dolor de nuestro aliento y sólo por un instante porque es lo único que pedimos, adquirir la visión. Ser dignos de la verdad, ir a ella, en ella estar. Ser impetuosamente deslumbrado, no importa si primero se nos señala para ser desgarrados. Cuando el cosmos hace el amor valiente con el Creador, y la creación besa en los labios a su Señor. Entonces tal pecado es un milagro, la cosa más prohibida no es comer del fruto, pero ser tragado por él.

Esto ofrece la revelación del café, se confiesa a sí mismo desnudando las almas no sólo de quienes lo ingieren, pero de quienes acompañan a los que viven el sabor de la erudición. Quien concibe la intimidad de mis palabras y se rinde a la magia que nunca acaba, despertará. Quien mira con precaución atestiguará cómo ha brotado el ser humano. El área en donde los viajes se terminan y en su reposo, vuelven a despegar. Aquí se fabrican todas las plataformas y se descubre el gran portal.

No reinan pesadillas, todo disturbio y deficiencia son comprendidos. No prevalecen los prejuicios y las cadenas, los miedos son resueltos y desechados. Dichoso es el que penetra, sólo los fieles podrán ingresar. Tomar café aquí; es procrear la vida de un ángel, recibir de un impacto su refulgencia y ser hincados a las alas de su ignición.

Entonces, ¿es la cafetería un concilio hermético? En donde sus consumidores son videntes asociados de una dirección de alta universalidad. Algo tan perfecto y de tan curiosa belleza, ¿para sólo unos cuantos? ¿Por qué? Solamente una parte de la población mundial puede primero que nada enterarse que existe y después merecer cruzar valles, desiertos, mares y lagos para llegar. Los más arcanos, los elevados sabios, los personajes que han superado los desafíos y están listos para lo nuevo fundar. Pues no es así, esta rebanada de Cielo es para ti también, no fue construido, aplicado y adaptado para la individualidad, mucho mejor intencionado es su interés; para los mejores amigos y las familias es.

Pero ser un buen padre o madre de la humanidad, de la tierra y de los reinos naturales, no cualquiera… Actuar como familia es adoptarnos los unos a los otros con empeño, aprender a orientarse, prosperar al adiestrarse y no despojarnos de las manos, porque con ellas encumbramos, prometemos ilustrar a nuestra raza para ser competentes al servir a la vida. Quienes tienen esta digna vocación; para ellos es la cafetería. Sus nombres están escritos y asignados.

John, Anabel y Sarah. Padre, madre e hija. La parentela se encuentra conduciendo en una Ram roja, cuidada por los ojos turquesas y la nariz fina del papá, transitan en el camino hacia el rincón en donde se crea el café. John ya conoce la prodigiosa zona, ha saboreado del grano y sentido la revolución en cada centímetro infinito de sus células, una vez se prueba; para siempre marcado, todo transforma a partir de aquí. John lleva casi 7 años acudiendo al refugio, lo hace desempeñándose como publicista y activista, labora allí como si fuese su oficina, se reúne con altruistas distinguidos que están en favor de la ecología, de ciudades inteligentes que buscan resguardar el estado planetario.

Anabel también ha probado del milagro, pero nunca dentro de Peccatum Deus, ocurrió en una pequeñita isla, ahí fue vislumbrada por el más allá, solicitada, agenciada y jamás despedida. En medio del agua con sus cuerpos exaltados y sus almas volando sobre los horizontes más prominentes, Anabel y John fueron embarazados con el designio más ambicioso dictado por la perpetuidad; la carne de todo ser vivo se unió formando la concepción de su hija.

La niña de ahora 6 años no es cualquier infanta. Nunca ha venido una como ella, ni la Virgen María ni el Cristo han nacido con mayor privilegio. Puedo asegurar que es la anciana del misticismo, la abuela de todo bebé, cuidadora de todo ser. Desde la cumbre y lo más remoto, un ser humano ha sido escogido para heredar la travesía de todos, y así regalar el sendero, el único para la adhesión espiritual y el descubrimiento estelar. Sarah, la hija de la humanidad, la princesa que algún día curará a todo corazón bautizando en nombre de los astros, convertidos todos en los luceros del espacio moderno.

Sarah cuestiona, “Papi, yo prefiero ir al zoológico a zapatear y aprovechar que tengo el vestido que me diseñaste, examina el morado aterciopelado con las rayas escarlatas que parecen rayos, ¿no parezco la reina de los felinos? ¿Por qué me llevas a una cafetería en nuestro día libre?”

John contesta, “Sí reina, pese que hoy no mirarás a tus criaturas, debo de comentarte que este es el territorio que guarda el espíritu del animal. Muy adentro en lo escondido te esperan.”

Sarah dice, “Eso me hace especular que debo de escudriñar muy bien el trayecto para arribar a ellos. Aunque no me hace sentido que coincidan en un escenario en donde los adultos se congregan a chupar, redactar, carcajear y debatir sobre sus conocimientos y costumbres.”

John explica, “No tienes que investigar nada, la trayectoria llegará cuando triunfe tu hora, sólo debes de perseverar con entusiasmo y estar dispuesta. Ahora, a donde vamos hay varios niños, y los miembros que concurren ahí son muy cordiales, todos los mundos conviven en su café, envuelven a la realidad a idealizar, la cafetería invita al universo a coronarse en la culminación de la victoria.”

Anabel interviene, “Y lo que sucede en el establecimiento es para el bienestar de todos, porque actúan persuadidos por la felicidad. John, hace tiempo relataste que allí; los seres humanos están emprendiendo la finalidad de la vida, están estudiando, instruyéndose y averiguando. Que la propiedad transmite cada descubrimiento de la humanidad para completar el rompecabezas, sí de nuestra raza, pero fundamentalmente para poder descifrar al universo, abrigarlo con nuestra conciencia, cumplir, alabarle. Pero honestamente, debo confesar que no me explico cómo puede llamarse, El Pecado de Dios.”

El cielo se encuentra en el azul más querido de la laguna, con nubes que son sábanas blancas desplegando la senda de la transparencia. La familia deja la avenida para entrar por una ruta desconocida con un letrero que dice, “Salida para Siempre.” Si el verde pudiese tener flores esmeraldas y el tronco del árbol de color lima, aquí es, pero sólo ocurre en la ilusión, el reflejo de la radiación crea una vibración luminiscente que compacta a la arboleda; un parque inaugurando la cordillera llamado Bosques del León #33.

John expresa, “El nombre de la cafetería es un enigma, incluso para los que residen ahí. Hay diferentes teorías, pero ¿por qué no caen en la experiencia?, es mejor identificar algo asombroso con los cinco sentidos que solamente saber de ello por oído. ¿Adivinen qué? Hemos abordado, aquí nos estacionamos, hacia el alrededor se perciben los árboles del café, brillan más imponente que el Rey Sol. Frente a nosotros está la entrada, por ese túnel de fronda.”

Sarah trota con urgencia para ver con sus propios ojos lo que se rumora ser algo fuera de este planeta y pregunta, “¿Por qué hay gotas rojizas entre el follaje? Parece que las plantas están lagrimeando.”

John explica, “Porque la naturaleza ha contendido una infinitud para manifestar esta edificación, su batalla ha sido interminable, por eso derrama, lo hace… Por nosotros.”

Sarah besa una florecita rosa y con una espina corta su dedo meñique untando un poco de su sangre sobre las hojas. Dice, “Ahora somos dos quienes sangramos por la misma causa.”

Anabel pregunta, “Pero ¿de qué causa estás hablando, Sarah?”

Sarah contesta, “¿Tú sabes cómo ha nacido la brisa, mamá? Pero sabemos que está aquí con nosotros, entra suavemente, la respiramos sin nuestro permiso y parte de nosotros sale con ella, nos hacemos una. Quizá somos la misma. A veces no entiendo por qué digo las cosas, no estoy consciente del origen de la vida, pero sé que soy una con ella, por lo tanto, creo que tenemos el mismo motivo.”

Un hombre que viene en sombras sin distinción de cuerpo y cara gracias a la transición de la tierra; abre la puerta de la cafetería y dice, “Dijeron que eres astuta, pero tú estás hecha de otro tipo de cuero. Bienvenidos sean al Pecado de Dios, son cálidamente recibidos por nuestro honor, aquí encontrarán su hogar.”

Están adentro, se cierra la puerta. De inmediato aparece otro señor en sus 60’s, vestido de explorador con una brújula en su pecho y lentes que parecen ser lupas, tiernamente canoso, bigote con carácter y el rostro rosado más afable. Él exclama, “¡Pasen! Qué bueno que vienen de acuerdo con la etiqueta del lugar, aquí todos somos aventureros y soñadores, quien no se viste para comenzar la odisea no puede continuar. ¡Gloria! ¡Al fin se ha cumplido el día! Me presento, su servidor Mr. Israel Walker, pero usted jovencita llámeme Mr. Walker. Aquí todos pagamos por nuestro café, es sólo por respeto, los precios rondan de 1 euro hasta 111 euros. Pero para la más bonita de todas, lo paga la casa. Recoja, absorba, no se asuste, es una taza blanca con la decoración de dos manos sosteniendo un grano de nuestro café abierto. Está servido especialmente para ti.”

Sarah expresa, “Pero es oscuro aquí, ¡no he mirado el sitio aún! Deseo acercarme al destello de colores, puedo oler como si algo grandemente exótico se estuviese bañando, salen hálitos muy frescos y radiantes, ansío conocer qué es esto que sabe tan delicioso.”

Mr. Walker explica, “Beba de la taza.”

Sarah recibe la palmada de su padre, respira hondo como si estuviese a punto de renovar, ¿en el paraíso? Y entonces, la niña toma no una libación; pero más, la pócima se infiltra sutilmente y hondamente…

La nena es comida por el café, es raptada, transportada al lugar más retirado de todos, más lejos que toda antigüedad existencial. En donde todo inicia, en el origen, antes de la materia, antes de la creación, en donde el verbo es la perfección. Sarah vislumbra una gran Madre tocando la sinfonía de los grillos templarios, la altísima entidad alberga a 8 seres que más tarde serán los Creadores. Ocho hijos perfilados en su ritmo, respaldados en su danza y nutridos por el primer aceite, ¿de café? Aparentemente, todo es fuego sagrado en la perenne invisibilidad, pero antes de las llamas hay aire, y por fuera hay electricidad y gas. Muy adentro están las identidades de la tierra y el agua. E inmiscuidos en lo más interno, está el metal y la madera.

“¡Ellos son Dios, las 8 esencias, 8 elementos del cual está forjada la creación y todo ser vivo!” Suspira Sarah. “Ahora la Madre los ha provocado, abrazaron la semilla, convertidos arrogaron de sí mismos, han bebido, conscientemente han degustado su poder. ¡Qué explosión! Se han otorgado, han muerto e inmolado su casa para poder engendrar y alumbrar. Una, dos, tres veces han detonado. Y… una más…”

En medio de los bombazos, los 8 rodearon a Sarah, trasluciéndose como cada uno es; la Eternidad, el Espíritu, el Trueno, el Carruaje, el Corazón, el Alma, la Oscuridad y la Luz. Ocho en uno resguardados por la Madre y codificados interiormente y al exterior de cada ser vivo. De pronto todo se revienta, desaparece y pausadamente se encienden muchas semillas, son incubadas y preparadas en Nébulas para transfigurarlas en los astros del espacio. Sarah tropieza con nuestro universo. Ha regresado.

El firmamento tiene un mecanismo que sopla al fuego, una inhalación y exhalación eterna, llamado aire. La Eternidad y el Espíritu, contiguos. Se juzga que son los hermanos mayores. Nace la electricidad cuando dos soles hacen contacto, el espacio de uno a otro crea ondas que atraen y repelen alterando el espacio, promueven un campo protector eléctrico que comparece ante el sol para regularlo con los datos externos, para así tener un mapa de ubicación y alinearse a su aspiración. Manan diversas chispas, cualificadas para cultivar el Trueno. Los circuitos de energía con la marcha descargan escudos de gas, irrumpen magnánimas nubosidades que socorren a someter al fuego, como Carruaje consagran al sol para la naciente vida.

Muere la estrella, su volumen se cristaliza y congela en el frío. Viene la resurrección del Espíritu, el fuego nuclear se inflama como lava; nace un planeta. La tierra (Corazón) está viva, se descose pariendo polvo de sí misma y licúa con los cambios drásticos de temperatura, amanece el agua (Alma). Se registran muchos vapores, la radioactividad cachetea vigorosamente propagando las sobresalientes gemas de los metales que libertan sus minerales, las nubes los almacenan principalmente desde los océanos, destilan las aguas y las transbordan donde la vida está destinada a originarse en madera, pues todos venimos de su fruto.

Sarah dice “De las plantas cola de caballo ha brotado el primer árbol, son como helechos que no tienen semilla, tienen esporas que han impermeabilizado los minerales del mar, y así nace la primera palmera, de ella proviene el primer café; se desparrama su substancia picante que invade las esporas, encapsulan y son transportadas a todo paraje por la Eternidad y el Carruaje, el Trueno descuartiza la espora embriagando al mundo, haciéndolo imaginar y gradualmente generar el aparecimiento de la floresta, boscaje y selva; las vitaminas de sus elixires regresan el regalo al mar creando seres con aletas, que después emigran del agua para evolucionar. ¡Somos nosotros y todo animal! ¡Increíble! ¡Es una genialidad!”

Anabel grita, “¡Respira!” La niña colapsaba en sudor con todas las banderas en la piel, con la sacudida de los olimpiacos retorna a la cafetería.

John dice, “Trata de no enunciar, reserva nuestro miramiento. ¡Congratulación, hija!”

Sarah se levanta. Dice, “Hemos nacido del café.”

Mr. Walker contesta, “Hemos nacido de la Madre, de los Creadores, del sol, la tierra, del agua, del árbol y sí, de la semilla del café…”

Un chaval negro muy hermoso aproxima, aprieta la mano de Sarah dándole confianza para deleitarse de la escenografía y dice, “El prodigio de una tormenta que abre el timbre de los Cielos. El rayo parte al café y abre el puente.”

La fuente de la realeza, un organismo de ocho puntas, su monumento consta de un diamante entremezclado con un rombo, 4 alas salvaguardadas por 4 montañas; simboliza la puerta de los 8 Creadores. Dentro de la fuente; 7 bellísimas estatuas circuncidan las aguas burbujeantes que son expulsadas hacia los picos, la octava efigie se descubre en medio, con su cabellera extendida en modalidad de bandeja recoge los líquidos del Arriba.

El portentoso techo abrillantado en añil con bellas irradiaciones; desde el centro cae una impresionante cascada, desciende su espiral en permanente, lenta calma…

El dinástico suelo iluminado del opal de fuego, piedra mexicana; el carmesí y ambarino más espeluznante, visualmente agotador, divino…

Sarah habla, “Ya no sé lo que significa la palabra amor. Solo sé, El Pecado de Dios.”

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