Cobardes (provisional)

Cobardes (provisional)

pablo nardella

16/02/2018

Resumen: Cuatro personas son convencidas por su psicólogo común para realizar algo sin precedentes. Todos ellos han tratado de suicidarse y sienten que su vida no vale, el reto es que juntos puedan apoyarse, salir del pozo y encontrar algo por lo que merezca la pena vivir. Cada uno seguirá su propia senda (conocimiento/espiritualidad – amor en el sentido amplio – placer – legado)

Una profunda reflexión sobre la vida, la muerte y la existencia arraigada en el agridulce sabor de la esperanza.

Actualmente la obra no está completa aunque cuenta con varias páginas. Muestro aqui algunas de las partes más importantes.

Preludio

La mayor condena que de los cielos recibió el ser humano no es otra que la conciencia de su propia existencia finita. Como la pequeña voz de Lucifer, infecta nuestra mente a su rítmico paso. Un ancla que nos aleja de la luz del sol. Así vivimos encerrados en su juego. Poco a poco, se apodera de las pequeñas cosas. Suspiros inaudibles que se llevan los sueños, las alegrías y las esperanzas. Sucumben una tras otra a su oscura seducción. Todo, hasta que ya no queda nada. Es entonces cuando la soledad y el silencio vuelven reales los muros que nos rodean. El pozo de la existencia. Repleto de cascaras vacías incapaces de vislumbrar la luz, de recordar, de sonreír… y de vivir. En el fondo del alma, en la más absoluta oscuridad ¿Existe acaso alguna salida?

Capitulo 5

Algo por lo que merezca la pena vivir

Cuando Lucas cruzó la puerta le sorprendió ver lo concurrida que estaba la sala. Se había acostumbrado a entrar y ver únicamente a Sara, la secretaria que podría ganar mil concursos de belleza de no ser por su nariz chocantemente achatada a causa de un conductor suicida. Habituado a saludad automáticamente, Lucas se cortó a mitad de la frase “Buenos días Sara”. Los tres presentes respondieron levantando la mirada. Una chica morochita, un rapado de aspecto duro y aquel hombre sin nada destacable salvo su aspecto escuálido.

Los contempló brevemente ante de dirigir la vista al escritorio vacío. Antes de que ninguno dijese nada más, la puesta de la sala colindante se abrió. Hugo salió de ella y, tras una leve contemplación, saludó.

  • – Bien, a todos os he contado un poco mi idea, pero me gustaría volver a empezar para asegurarnos de que todo queda claro.

Los cuatro se miraron, dejando implícito que ninguno sabía que fuese a ir más gente a aquella reunión. No obstante, su silencio invitó a Hugo a continuar su discurso.

  • – Veamos. Habréis deducido hábilmente que los cuatro sois pacientes míos. Y ya os comenté que tengo una idea para vuestras terapias. Podéis creer que no haría esto si no supiese que saldréis beneficiados. Lo que os voy a pedir es algo muy poco usual. – Hizo una breve pausa, esperando que aclarasen sus mentes – Los cuatro llegasteis a mí por el mismo motivo: os sentís perdidos, sin una pizca de optimismo vital. Todos sentís que os falta algo en eta vida. Mi propósito es que os ayudéis a encontrarlo – No esperaba más que incredulidad como respuesta, y no se equivocó – Os sonará muy raro.

Alex parecía el más contrariado.

  • – Vamos a ver -Sentenció – ¿Ayudarnos cómo?
  • – A eso iba – Afirmó Hugo – Creo que si empezáis a apoyaros entre vosotros, os podéis ayudar a mejorar.
  • – Mágicamente – Espetó Alex
  • – No – Contestó Hugo tras un leve bufido que sonó a risotada – Socialmente – Nadie habló ante eso – No os estoy pidiento que os convirtais en los mejores amigos del mundo.Pero todos vosotros podéis llenar el hueco del otro. Alguien con quien poder hablar y entenderos. Fuera de mí, fuera de vuestra familia.
  • – ¿Y cómo nos ayudará eso a mejorar?
  • – Es el primer paso para encontrar algo nuevo. Actuareis de apoyo entre vosotros mientras encontráis la manera.
  • – Creí que veníamos aquí precisamente a eso – Comentó Lucas.
  • – Así es. Esta sería una terapia alternativa. YO como psicólogo os escucho y trato de guiaros como buenamente puedo. Pero fuera de estas paredes estáis solos con vuestros pensamientos. Ninguno habláis de amigos, ocio y cosas así. Os brindo la oportunidad de abrir una nueva página en vuestra vida diaria.
  • – Entonces ¿Quiere que nos hagamos terapia entre nosotros? – Preguntó Sofía.
  • – No exactamente.
  • – ¿Está usted loco?
  • – Aquí nadie está loco Alex – Recriminó Hugo – Ya lo sabes. Lo que estáis es solos.

Hubo un silencio nada cómodo. Hugo sabía que reaccionarían así. No puedes pedirle a alguien algo semejante y esperar que salte de alegría. Por un instante temió que decírselo a todos a la vez no había sido tan buena idea, pero ¿A caso no veían el potencial de su plan?

  • – Mirad – Bajó el tono para aliviar la tensión – En la vida hay muchas cosas importantes, pero casi ninguna se obtiene o disfruta solo. Todos vinisteis a mí por el mismo motivo. Habéis perdido las ganas de vivir. Por un motivo o por otro, ninguno aprecia su vida. Lo que os pido va mucho más allá de ser amigos. Quiero que os animéis mutuamente a encontrar algo que os satisfaga. Algo por lo que merezca la pena vivir.
  • – Vale, está loco – Alex vio confirmada su teoría.
  • – Esto no os pilla del todo por sorpresa. Es tena habitual en mis sesiones.
  • – No recuerdo que me mencionara algo como esto – Observó Juan – Entiendo que hay que valorar la vida y todo eso… pero esto… – Era evidente que no sabía cómo describirlo.
  • – Esto es algo que no habéis probado. Algo que podría ser la clave no sólo para ayudaros a vosotros, sino a muchísima gente.
  • – Suena muy bonito la verdad – Comentó Sofía – Tal vez sólo se ha equivocado con la gente. Yo… – Evaluó la franja etaria de sus acompañantes – – Yo creo que… no sabría por dónde empezar.
  • – Buena observación Sofía. Mi intención es invitaros a cenar un día en mi casa. Buena comida y algo de conversación.
  • – ¿Cada cuánto tiempo? – Preguntó Lucas.
  • – Esto no es como las sesiones. Si aceptáis, espero un pequeño esfuerzo por vuestra parte.
  • – ¿Encima es cosa nuestra? – Estalló Alex.
  • – Yo también estaré de vez en cuando.
  • – Mira. Paso – Sentenció mientras se levantaba – No es nada personal, pero esto suena a locura por todas partes.

Se dio la vuelta y no miró atrás antes de salir por la puerta. Ni siquiera los ruegos de Hugo hicieron mella en él. Tras el portazo, el ambiente d ela sala cambió completamente.

  • – Ya está todo dicho Doc, no es nada personal –Dijo Juan mientras hacía amago de levantarse.
  • – ¡Espera! sé que a veces es difícil aceptar unas ideas como esta. Pero te pido que lo reconsideres.

Dirigió una última mirada a los presentes y les dedicó una sonrisa. “Lo haré” respondió antes de levantarse y abandonar la sala con muchísima menso efusividad que su predecesor. Hugo se mantuvo en su silla, abatido. Entonces dirigió la mirada a Sofía y Lucas. Y vio en sus ojos la verdad. Lucas ni siquiera habló, se limitó a levantarse e irse tras un sobrio gesto de despedida. Por su parte, Sofía se mantuvo en el sitio, mirando a su psicólogo.

  • – No te preocupes si piensas como ellos.
  • – Algo por lo que merezca la pena vivir… tendré que pensármelo unos días – Respondió.

Para cuando Hugo dirigió su asombrada mirada a Sofía, la chica ya saludaba de pie con la mano. Con cierta jovialidad, se dio la vuelta y se alejó, dejando a Hugo a solas con su vergüenza.

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