Ella se volvió mi vicio. Era una jodida droga que se encontraba entre sus labios, su cuerpo era un arrastre. Su veneno fluía desde lo más recóndito de sus labios; le mojaba los muslos y bragas, una vez que entraban mis dedos salían llenos de un viscosidad. Siempre fue mi lugar favorito de ella. ¡Estaba loca! era un pecado todo en ella, un pecado que estaba dispuesto a cometer. Una noche desee nuevamente probar la humedad de su canal divino sentí algo extraño. Ella no se sentía igual a la que solía ser. Otro había nadado en su canal. Y lo hizo sin importarle que yo existiera.

-¿Te estás viendo con otro?- no quería sonar dolido, de lo contrario si sonara así sabría lo que siento por ella.

-¿Qué no sabías?- sonrió desvergonzada.

-¿Saber qué?- desentendido observe su maliciosa sonrisa.

-Tengo pareja- puso una mirada bastante seria.

Siempre supe que tarde o temprano ella tendría a alguien, obviamente yo no sería el único para ella. ¡Pero joder hostia! Cuanto dolía tan solo imaginar que ahora la tenía que compartir con alguien que probablemente la pueda corresponder mejor que yo. Intente ocultar todo, no quería verme débil frente a ella, pues le dije muchas veces que podía estar con otras personas y no que no me importaría. Tenía que fingir cumplir mi promesa lo tenía que hacer solo para que fuera feliz.

-¿Puedo saber quién es?- me senté en la cama lleno de dudas sobre su nuevo novio.

-Eh no lo conoces… se llama Fede- cerró las piernas y se subió las bragas- Es buen chico, es un vecino de mi colonia.

No respondí. Me sentía bastante desaventurado después de aquella noticia.

-¿Es un puberto?- hablé entre labios.

-Tiene creo que 17 años.

-Espero que sean felices- realmente no sabía que decir, me sentía bastante patético.

Ella fingió una mueca parecida a una sonrisa, llevo consigo mi mano y la colocó en su pecho diciendo unas palabras que rompieron mi corazón por cada letra: “siempre seré tuya” Yo solo pensaba: cariño cómo podrías ser mía si ahora estas con él ¿De que serviría hacerlo en la noche si en la mañana él te hace olvidarme? Tú me quisiste con mucha intensidad y me aceptaste sabiendo que yo también tenía alguienpero ¿Por qué será que me siento así cuando tú conseguiste a otro?

Coño ella era mi pasión y nunca me di cuenta, me enamore perdidamente de mi amante zagal. Quien diría que me he podido enamorar como idiota de una joven a la cual le duplico la edad. Antes no me importo tanto tener su corazón pero ahora que otro lo tiene deseo arrebatárselo; quizá solo sea egoísmo y miedo a perder a mi amante.

Todas las tardes nos encontrábamos, yo estaba cansado pero su espíritu fresco me hizo un rato más juguetear con ella. Incluso olvide porque me había enamorado de mi novia, ya no tenía ese mismo amor por mi novia. Ese amor se lo dedique entero a mi joven amante.

Era mi muñeca, no cualquiera que pudiera encontrar. Ella era hermosa entre todas su físico para mí era perfecto y su rostro parecía que lo habían sacado de una revista. A pesar de sus imperfecciones tanto como en su físico y emocional que ella sentía yo la veía asombrosa. Resumiendo todo; yo ya era solo suyo. Era una fantasía que me dolía cuando regresaba a la realidad. Yo no fui el primero de mi edad que se enredó con ella. Él fue primer amor y quizá le hizo sus primeras veces. Esa idea no la aguantaba; saber que mi muñeca la usó antes, jugaron con su cuerpo y que le hizo añicos su corazón por esa ilusión que él anterior le hizo creer. Esa muñeca que tanto amaba me la arrebataron por no quererla y valorarla como se lo merecía. Allí estaba, parada frente a mí con las bragas puestas y mi camisa cubriendo sus grandes senos desnudos. Se acercó suave a mi abdomen, pasaba sensualmente sus dedos alrededor de ellos haciendo pequeños círculos imaginarios. Pego su rostro después de dibujar en mi cuerpo, comenzó a escucharse salir de su boca un sonido parecido a un ronroneo de un gato. La deje hacerlo un par de minutos para luego dejarla boca arriba en la cama, su nivel de lujuria era demasiado alguien menor de los 18 años. Coloqué cariñoso mis caderas adultas sobre su cuerpo mancebo; ella se deslizo hacia abajo repentinamente.

-¿Qué ocurre? eso no era lo que no planeo hacer- viéndola llena de libido encima de mi cuerpo.

-Si lo sé, necesito vos leche- si había algo que ella amaba cuando lo hacíamos era chupármela incluso a veces se tragaba mi semen, no sé si por accidente o intencional pero como fuese me fascinaba lo que hacía.

-Aunque me gustaba que lo hiciera, me sentí mucho más extraño esta vez que las otras veces en las que lo hacíamos. Digo, quizá fue porque ya no solo se metía a la boca mi pene, sino también el su novio-

La rechacé. Rechace lo que me hacía feliz y me volvía loco solo para no seguir pensando que lo hacía lo mismo con él. Porque aunque yo tuviera novia no era libidinoso con ella, solo lo era con mi muñeca. Pensé que dejar a mi muñeca sería lo mejor, a pesar de eso debo admitir que seguiré pensando en ella cuando tomemos caminos separados, la pensaré en el acto de la masturbación y la pensaré todo el tiempo.

-Eres eternamente mía, pero tengo que irme lejos de ti- hablaba mientras ella dormía después de haber tenido relaciones- Me voy para bien- salió una inexplicable lagrima de mi ojo derecho.

Me puse la ropa en silencio, no la quería despertar, quería evitarle tanto dolor. Pero eso no fue posible escucho el sonido hueco de mis pies descalzos.

-¿A dónde vas?- confundida observo que ya estaba vestido por completo.

-Esto se acabó- se entre corto mi voz por la pena que tenía mi corazón.

-¡Eres un ingrato!- mi hermosa muñeca comenzó a llorar mares y mares de lágrimas poniéndose histérica.

Me acerque a ella para calmarla e intentar suavizarle la razón por la cual la dejaba, la dejaba porque realmente me enamoré de ella. Ella no lo tomo a bien y me grito que no la tocara. Me dolía hasta el alma haber hecho llorar a mi muñeca, haberla hecho llorar de tristeza y no de placer. Quería decirle tantas cosas explicarle y quizá hacer que ella y yo funcionemos, pero era tarde. Quebré a mi única muñeca favoritay no solo fue a ella, quebré mi alma y espíritu.

-Algún día entenderás por me fui, quizá porque ahora eres muy joven y no puedes corresponderme tanto amor que te tengo. Seguirás siendo mi muñeca, para de llorar que volveré por ti- dejé mi corazón dentro de su mente también dejé mis huellas en su piel.

No le importaba entenderlo, ella estaba triste porque me quería. Me quería porque la saque de sus problemas y de aquella situación que alguna vez la lastimo. Mi muñeca fue detrás de mí rogando una última vez quedarme a su amor pero no importa cuánto grito, me iría para su bien.

-¡Yo te amo!- me hacía más difícil dejar eso que de verdad adoraba.

-¡Yo también, por eso te dejo!- no soporte y me rompí en llanto.

Se rodeó entre mis brazos haciendo que la abrazara.

La abrace demasiado triste y la dejé intensamente enamorado.

Pasaron algunos meses que dejamos de ser amantes, yo deje a mi novia; le dije toda la verdad; pero no le dije su edad. Ya no tuve novias y mucho menos relaciones sexuales. Perdí todas las ganas de hacer algo con mi vida, me descuide el físico; no me afeitaba bien la barba, no dormía bien lo que provocaba en mi rostro ojeras, me la pasaba viendo la única foto que teníamos juntos; claro antes de que fuéramos amantes. La extrañaba tanto y quería saber si ella ya me había olvidado o todavía seguía en su corazón. La busque en la escuela, le pregunte a sus amigos y fui hasta donde vivía arriesgándome a que conociera a sus padres. Pero no halle respuesta, parece como si ella haya desaparecido. Cuando fui a su casa encontré a un chico de alto, tez blanca, ojos y pelo negro, poca barba, cejas pobladas, y labios con un rosado pálido. Le pregunte por ella, tuve la esperanza de que el supiera pues yo sabía que se llevaba muy bien con un vecino de su calle. Él entrecerró los ojos y se quedó pensando silencioso hasta que dijo cuatro palabras:

-Tú debes ser Derich.

-Si lo soy ¿Tú quién eres?- mis pensamientos me indicaron viejas cicatrices y recuerdos de él.

-Soy Federico Montreal, ¡el ex novio de tu amante!- estaba ardiendo de odio, en su rostro se veía aquel desprecio que tenía hacia mí- ¡Yo la amaba! ¡La amaba demasiado pero dijo que no era lo suficiente y que solo pensaba en ti, dijo que cuando lo hacíamos y nos besábamos pensaba que eras tú!- estaba devastado todavía y seguía teniendo odio y amor en su corazón por ella.

-Niño tú no sabes que lo que sentía por ella era mucho más grande de lo que crees. ¡Y perdón si arruine su relación! Pero en realidad tú arruinaste la nuestra, yo la conocí antes que tú y yo me enamoré como imbécil de ella- no quería seguir discutiendo con un puberto que me detestaba tanto como yo a él. Me acerqué a la puerta de su casa y antes de tocar escuche una voz detrás de mí:

-Se ha ido a Argentina desde hace 5 meses, a su padre le dieron trabajo- con voz seca habló Fede.

Una vez más sentí lo que es cargar con un corazón roto, pero ahora no sería por meses seria de por vida o hasta que nuestros sueños vuelvan a conectar. Le he escrito, hasta el cansancio pero ningún mensaje o llamada responde. Creo que ese amor que me tuvo se cansó de esperar. Pero en cambio yo, la estaré esperando con los brazos abiertos y estaré esperando que me regrese mi corazón que está atrapado en ella.

-Majo Magueyal.

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