No me llames Dolores, llámame José
Se acurrucó fácilmente dentro del armario, grande para sus recién cumplidos nueve años. La puerta de rejilla le permitía ver toda la habitación. Su prima entró al poco rato y se sentó en la cama. Estiró los brazos por encima de la cabeza mientras bostezaba sin hacer ruido. Comenzó a desnudarse empezando por la blusa....