Todo Y Nada
La frase de Herman Hesse "Para nacer hay que destruir un mundo" fue la guia para este concepto de que tal vez, solo pasando por el fuego del dolor y perdida de la inocencia, sea la manera de quenos lleva en nuestra escencia.
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La frase de Herman Hesse "Para nacer hay que destruir un mundo" fue la guia para este concepto de que tal vez, solo pasando por el fuego del dolor y perdida de la inocencia, sea la manera de quenos lleva en nuestra escencia.
Son las doce y bajo corriendo por la calle Alta desde el colegio hasta nuestra casa. Debo llevarle comida a padre al monte, por los alcuerces. Va camino del puerto, despacio, al ritmo del rebaño. Comerá en la cruz cubierta. Han empezado a construir la presa. Dice padre que no la verá rebosar de agua...
Ella no sabía llorar, bueno quizás es que solo lloraba para adentro. Cuidaba a sus hermanos y ayudaba en la casa como si fuese una persona mayor. Le encantaban las meriendas cenas en El Campito, un descampado donde crecían malvas, amapolas y cardos. En primavera su madre y algunas vecinas hacían tortillas de patatas y...
Un niño es lo mas preciado que el mundo tiene, son divertidos, lindos, y nos hacen felices, pero tambien son curiosos, quieren ver todo, saber todo, y eso muchas veces pone a los adultos en situaciones difíciles, como es el caso de un pequeño amigo mío, Gerald, el quería saber todo, y entro en un...
Buscó el amor en las piedras, en un sueño dorado que se desvaneció. Se libró de ser madre adolescente, como un juego que nunca llegó a ser. Su madre intentó protegerla, pero ella solo veía su abandono. La enviaban lejos desde los cuatro años, todas las vacaciones, separada de sus hermanos. Se sentía sola, envuelta...
Me lo entregaron al final de la fiesta. Lo sacaron de una caja con otros iguales, pintados todos de colores básicos. Yo pedí uno rojo, pero otra niña lo tomó primero y me quedé en las manos con un pollito enfermizo teñido de azul. Parecía un globo desinflado que piaba de frío y movía las...
Sobre la muerte y los hijos. Carta que envía a su hermana fallecida. Fragmento de 'Una pérdida en mi familia'
Aquí relato cómo un niño puede ir de la inocencia más bella, y conocer y hacerse una idea del amor. Proponerse casarse con el amor de su vida, cuando pierda la inocencia de ser un niño. Lamentando el caso perdiéndola de la peor manera.
En el pueblo había un puente de madera viejo y tambaleante que conectaba dos mundos: el campo donde los niños jugábamos y la colina desde donde los mayores miraban al horizonte. Nos decían que no cruzáramos. “Ese puente no es para vosotros”, advertían los adultos. Nadie explicaba por qué, y eso lo volvía aún más...
-¿Qué serás cuando seas grande? – era la pregunta obligada en la casa de mi tío Juan. Yo respondía con algo diferente cada vez, queriendo descubrir (si eso hubiera sido posible), lo que él habría querido escuchar para dar una contestación que la cesara. Todavía recuerdo cómo se reía cuando respondí “linda”. Mi tío era...
Al principio, la vida era un campo sin fin, donde los días eran largos y las sombras, invisibles. El verano se deslizaba como una brisa cálida, y las risas se mezclaban con el canto de los grillos, mientras corríamos descalzos por el jardín. La infancia, un edén sin fronteras, se sostenía en el frágil equilibrio...
Las dos niñas siempre imaginaban que al otro lado de la valla que rodeaba su casa había un mundo fantástico. Las calles de la aldea, aún sin asfaltar, eran escenarios de aventura y el prado que la rodeaba, un océano poblado por los monstruos del último libro de cuentos que hubieran leído. A la aldea...