Se acurrucó fácilmente dentro del armario, grande para sus recién cumplidos nueve años. La puerta de rejilla le permitía ver toda la habitación. Su prima entró al poco rato y se sentó en la cama. Estiró los brazos por encima de la cabeza mientras bostezaba sin hacer ruido. Comenzó a desnudarse empezando por la blusa. No llevaba sujetador. Cuando se quitó por fin las bragas, quedó de pie frente a él. No podía apartar la mirada de la mata de pelo entre las piernas. Pero sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando ella llevo hacia atrás una de sus manos, hizo un gesto extraño que no identificó y apareció entre la mata de pelo una especie de gusano, largo y grueso con una cabeza redonda y brillante. ¡Ahora entendía porque sus amigos decían que lo que tenían las chicas entre las piernas era muy distinto! ¡¡Y tanto!!
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