EL ABRALLÓN (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

Aumento espectacular e imparable de las ventas del ABRALLÓN, el sillón que abraza, nuevo producto lanzado al mercado desde hace un par de meses en Japón, y que se sigue extendiendo por todos los países del  planeta.

El ABRALLÓN es un sillón con piezas móviles internas, acolchadas, que se mueven y ejercen presión sobre la persona que se sienta sobre él. La presión ejercida es regulada desde un mando a distancia. El ABRALLÓN cuenta con un par de pequeñas protuberancias, a modo de pequeños brazos, cuya actividad también es controlada por el usuario. Estas protuberancias pueden cubrir, con movimientos y compresión, la parte frontal de los compradores que se acomoden en el ABRALLÓN.

El ABRALLÓN fue creado por la compañía UNIX S.A. en respuesta a los últimos estudios sobre psicología humana. Dichos estudios afirman que la estima que se tenga el propio sujeto es absolutamente necesaria para su equilibrio emocional, e insustituible por la estima de ningún otro sujeto. Las investigaciones han probado que la autoestima innata de los seres humanos disminuye desde la infancia, al no ser tratados, en nuestra sociedad, con la consideración y el respeto con los que se trata a las personas adultas, e independientemente de su debilidad y dependencia. Los bebés son manipulados como cosas sin recibir ninguna explicación. Tampoco se les suele dar, cuando crecen, ante ninguna de las muchas imposiciones que deben aceptar, y que, en muchos casos, son debidas al gusto arbitrario y a la comodidad, y no a las verdaderas necesidades de las personas adultas o a la seguridad de las criaturas. Constantemente se presupone maldad y torpeza excesivas ante todas las acciones de los sujetos en crecimiento.

En los estudios se atestigua también que el aprecio de otros individuos ayudaría a los sujetos en la recuperación de la creencia innata de ser merecedores de amor. Y corresponderles con amor incondicional, no recibido en la infancia, ayudaría a sanar esa carencia; como si ese amor incondicional se lo entregaran al bebé que fueron. Pero, en nuestra sociedad, se constata un grado de aislamiento excesivamente elevado.