LOS TOROS PIDEN SU BUENA MUERTE (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

Los nostálgicos del mundo taurino tendrán su oportunidad de volver a disfrutar de un espectáculo tradicional, tal y como se celebraba antes de la Ley de fiestas de toros sin sangre.

En el informe del Consejo mundial de inteligencia conectiva y los grupos expertos de Bioética, bienestar y consciencia animal, se había determinado que los toros prefieren una muerte digna. Pero ésta se había interpretado erróneamente como una felicidad del animal por retirada en vida para una muerte natural o eutanasia.

Hace ya tiempo que se había zanjado la polémica resuelta por defensores de los animales contra la tauromaquia, por considerarse una práctica de malos tratos; y su espectáculo, una matanza con tortura.

Aquella fiesta tradicional, que data desde el siglo XII, había alcanzado ser considerada un arte en países referentes como España, México y China.

Al prohibirse el uso de armas para lidiar a los toros, las celebraciones se han transformado en una actividad deportiva muy regulada. Ambos, torero y toro, miden su resistencia hasta lograr un agotamiento físico.

Por otro lado, ha aumentado el interés por el uso alternativo de toros robot e incluso sin ellos, mediante simulación virtual para entrenamientos de alto rendimiento y diversión. Desde entonces, sus seguidores pueden ver, y algunos casi experimentar sensorialmente, las acrobacias de toreros en directo, diferido o recreado en ultra realidad mixta.

A partir de la invención del escáner emocional profundo, se ha descubierto un espectro mayor de emociones, incluso en cerebros animales.

Un reciente estudio con miles de toros reales, indica un alto porcentaje que muestra señales del deseo por una muerte con espectadores. Con esto se confirma que los toros de lidia consideran su felicidad en vida incluyendo el honor de morir gloriosamente en enfrentamiento con un torero, rechazando la muerte natural.

Para sorpresa de los mismos investigadores, los toros de retirada en vida, mostraban una singular y significativa ansiedad, similar al de los antiguos guerreros Samurai que resolvían su muerte por Harakiri.

La explicación la encuentran en la evolución generacional del toro, similar al cambio evolutivo desde animales salvajes hasta los domésticos que han adaptado su cerebro.