ABUELOS EN ‘FLASHFORWARD’ PERMANENTE (Tecnología y Ciencia)

ABUELOS EN ‘FLASHFORWARD’ PERMANENTE (Tecnología y Ciencia)

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Por si no hubieran sido ya en sí serios sus más que bien aprovechados noventa años: sobre todo como pioneros infatigables en usos e innovaciones… dentro del inconmensurable tsunami científico-tecnológico de los últimos cuarenta años, ambos: Don José y Dª María, estaban dispuestos, basándose en el principio de incertidumbre de Heisenberg, a desentrañar el futuro, adelantándolo en permanente flashforward, por tramos progresivos de tiempo…

En gracia a la gracia de sus setenta años de matrimonio perfecto y a estar al tanto de todo lo conocido, se aventuraron a preparar en el sótano de su casa una especie de UCI, con estudio radio-televisivo digital, para alternativamente cogerse un ‘billete de ida-y-vuelta’ medicamentoso ‘vía muerte/vida’, a fin de  poderse contar luego uno al otro, grabar para la ciencia y estudiar… los diversos tramos de futuro que a cada cual les hubiera correspondido desentrañar y adelantar…

Previamente, trataron de establecer el estado de la cuestión mediante los ‘esfuerzos de palo corto’ por definir el futuro a los que estaban constreñidos literatos, científicos… y demás;  y de desbrozar riesgos, como el de la amnesia anterógrada sobre lo ocurrido durante el tiempo, por así decirlo: de ultratumba…

Cortaron luego toda posibilidad de comunicación con el entorno…, y se pusieron manos a la obra, dispuestos y expuestos a todo…

Mas según iban pasando los días, fue creciendo el número de vecinos y amigos que, alarmados por su ausencia, decidieron forzar la entrada a su mansión por si les hubiese sucedido algo.

Se encontraron todo en orden. Pero les alertó un fuerte hedor que se filtraba por el respiradero del sótano, cuya puerta estaba también a cal y canto. La forzaron igualmente, y hallaron a Don José de cuerpo presente, semicongelado en una urna de cristal, y a Dª María, totalmente descompuesta, sentada en su sillón junto al escritorio con un envase de cierto potente veneno, una jeringa vacía, otro envase más: de epinefrina…, un diario de campo y la siguiente nota:

“He decidido envenenarme. Ha fallado la epinefrina para devolverle con antelación la vida a Pepe, y poder rellenar una laguna olvidada… ¡Se rompió la cadena!”

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