El día de hoy se realizó el lanzamiento de la primera impresora 3D biomolecular capaz de producir grandes cantidades de un nuevo tipo de alimentos llamados tribiogénicos. Según sus creadores, esta tecnología terminará definitivamente con la escasez alimentaria.
La sofisticada impresora utiliza componentes químicos básicos de bajo costo, que se encuentran en gran cantidad en la naturaleza, y a partir de los cuales produce compuestos orgánicos en estado sólido, de gran poder nutritivo.
Adicionalmente, la máquina puede introducir vitaminas, minerales y saborizantes, para que el resultado final no solo sea altamente nutritivo sino también agradable al paladar.
Para muchos este es el paso definitivo para terminar con las hambrunas; de hecho, los participantes del programa que financia la investigación estiman que en un plazo máximo de tres años estarán inaugurando el primer centro de producción masivo de impresiones biomoleculares 3D. La planta estará situada en una de las áreas más pobres del planeta.
Los detractores de esta tecnología indican que todavía no se conoce a ciencia cierta las implicancias que puede tener para la salud el consumo de estos alimentos.
A pesar de que hace más de 20 años que contamos con una cura para el cáncer, algunos creen que el consumo de alimentos tribiogénicos podría desarrollar nuevos tipos de cáncer no tratables con la medicina actual.
También hay voces que ponen en tela de juicio las implicancias éticas de la producción de tribiogénicos, no solo porque podría perjudicar severamente la economía de los productores de alimentos, sino porque la misma tecnología podría ser usada para “fabricar” seres vivos, incluyendo seres humanos.
En términos generales, el futuro parece ser más promisorio que negativo, pues la producción de tribiogénicos promete poner punto final al hambre en nuestro planeta.
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