La burbuja de Madrid (Naturaleza y Medioambiente)

Siguiendo los pasos de Londres, Tokio y Nueva York, Madrid se ha subido al tren del neoproteccionismo ecológico y ha aprobado el pasado lunes el plan de desarrollo de una cúpula plasmática, a meses vista de la inauguración de la cúpula original en Nueva York. «Nos enorgullece ser uno de los primeros países del mundo en llevar a cabo esta iniciativa y prevemos la finalización del proyecto para mediados del año 2061. En los tiempos que corren es de vital importancia que nos mantengamos al día en avances tecnológicos medioambientales y les saquemos el mayor provecho posible», anunciaba esta mañana la Presidenta del Gobierno en la Moncloa.
Los científicos aseguran que esta membrana semipermeable servirá, entre otras cosas, para asistir a la capa de ozono en la absorción de radiación ultravioleta mientras los niveles atmosféricos de CFC continúan su descenso. La coordinadora del proyecto, Rosario Iglesias, nos explica: «Es como la película interior de un huevo, o el peritoneo que protege nuestros órganos, pero alrededor de una población; estimamos que será capaz de absorber un 40% de radiación UVA y hasta un 60% de radiación gamma en el hipotético caso de una explosión nuclear, disminuyendo considerablemente los efectos del pulso térmico y la onda de choque.»
Los partidos de la oposición han reaccionado de forma muy negativa, calificando la acción de «extremadamente costosa» y garantizan que será «un duro golpe clasista» que empeorará las diferencias sociales y económicas dentro y fuera de la cúpula, sobre todo si se amplía a otras ciudades en el futuro. Por su parte, los ecologistas parecen encontrarse algo escépticos ante la decisión: «Habrá que esperar a la finalización de la cúpula americana para observar los resultados», dice Víctor Embuena, portavoz del WWF en España. «Es difícil saber con certeza los efectos que tendrá a corto y largo plazo en nuestro clima y en nuestra fauna, en especial en las aves e insectos.»