Reanimados los primeros sujetos del experimento Criogénesis (Tecnología y ciencia)

Fuentes del Ministerio de Seguridad han hecho pública hoy la información sobre los primeros resultados de un experimento mantenido en secreto durante los últimos 35 años.

Siete de los diez voluntarios que participaron en la criostasis -el mantenimiento de la vida humana en condiciones similares a la hibernación- han «despertado» de su letargo y están siendo sometidos a numerosas pruebas para comprobar sus facultades físicas y mentales. La experimentación criogénica tenía como objetivo evaluar la viabilidad de este procedimiento en el hipotético caso de lanzar viajes interestelares, en modo alguno abordables con la actual tecnología que nos ha permitido colonizar parcialmente el Sistema Solar. Asimismo, la gran controversia ética que habría provocado la salida a la luz pública de un experimento de tales características obligó al Gobierno a restringir dicha información y divulgarla únicamente al terminar el experimento. El investigador jefe del proyecto, el Dr. Lázaro González Peñalva, se expresaba en los siguientes términos en la rueda de prensa celebrada con ocasión del hallazgo:

«En nombre mío y de todo el personal del equipo, quisiera transmitir a la familia y allegados de las  tres personas no recuperadas mi más sincero pésame, dado que el acuerdo firmado con ellas nos obliga a desconectar su soporte vital tras haber intentado por todos los medios su reanimación.» -noticia que, no por esperada, ha dejado de resultar dolorosa para los afectados.

Por su parte, la fiscalía general  estudia en estos momentos la apertura de procedimiento contra el equipo científico y médico por un atentado contra la vida, pese al consentimiento expreso de los  sujetos involucrados en la investigación. La noticia ha provocado gran revuelo en las redes sociales, donde los ciudadanos partidarios y detractores de dicha técnica han vertido acaloradas controversias y elucubraciones sobre qué otros proyectos habrán sido iniciados sin conocimiento del público. Al terminar la rueda de prensa, el propio González Peñalva, de 60 años de edad, comentaba, irónico: «probablemente, yo no viviré para ver el resultado del siguiente experimento, pero ahora sabemos que una nueva generación de científicos más longevos podrá estudiar los resultados del año 2085.»