Hallado el corredor escondido de libros robados (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

Hallado el corredor escondido de libros robados (Sociedad: vida cotidiana en el futuro)

Jordi Escrihuela

26/05/2015

Si leéis estas líneas significará que yo ya estaré muerto, pero lo habréis encontrado.

Mucho se especulaba sobre la realidad o la ficción de este lugar y a través de mensajes  encriptados, ya que El Gran Buscador permanecía vigilante, pude  contactar con un reducido grupo de personas que emprendimos la tarea de buscar un sitio donde tuvieron que enterrar los libros que se llevaron de nuestras casas hace 35 años.

Llevábamos tiempo siendo vigilados, hasta que unos individuos armados entraron en nuestras viviendas y saquearon nuestras estanterías ante nuestra desesperación,  imponiendo un orden internacional unilateral al que sucumbieron todos los gobiernos.

Años de tiranía absoluta, con foros controlados y el acceso a la información restringido, tuvimos que inventarnos una manera de escribir para entendernos sin levantar sospechas.

Un día me llegó un mensaje anónimo que me hizo sonreír: me enviaba unas coordenadas diciéndome que en aquel punto encontraría lo que hacía años estaba buscando. Me rogó que ni le contestara ni le diera las gracias. Él estaba vigilante.

Aquella posición me llevó muy lejos de la ciudad hasta que encontré una tremenda losa cubierta de piedras y rocas. Debajo descubrí una trampilla oxidada que me costó mucho esfuerzo el poder abrirla. Ayudado por la luz de mi phablet, bajé por unas escaleras hasta que por fin vi miles de libros amontonados y tirados por el suelo, destrozados, envejecidos por el paso del tiempo o devorados por las ratas.

Después de recabar toda la información que pude no había tiempo para más y eché a correr. Subí las escaleras enloquecido, pero al llegar arriba la trampilla estaba cerrada. Me asusté y me dispuse a buscar otra salida,  desplazándome atropelladamente, hasta que llegué a lo que parecía un largo y oscuro túnel sin salida donde pude comprobar con estupefacción la presencia de miles de esqueletos sentados con un libro entre sus manos.

Resignado, con los ojos empañados por lágrimas, me dispuse a dar testimonio con esta crónica hasta que se apagase la luz que me quedaba y el silencio me sumergiera en un intenso olor a muerte.

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