El experimento “El placer como meta” ya no amenaza con desbordarse sino que parece ya haberlo hecho. Adicciones, robos, prostitución –no es nada, desestiman sus directores- y ahora un asesinato –estaba previsto, dicen- amenazan con poner fin al experimento que coloca al placer como el objetivo fundamental de la vida, axioma alrededor del cual conviven todos los participantes.
No fue bien la cosa desde el principio y algunos participantes de los 150 hombres y 150 mujeres, no los robots, tardaron lo que tarda cualquier adicción en desarrollarse, en adquirir una, porque el sexo, que era la apuesta para que no ocurriera esto, no fue capaz de cubrir las expectativas de todos, a pesar de que fueron elegidos “bellos y sanos”.
No se han detectado casos de psicosis, lo que mantiene el experimento en pie, pero es desde un principio amenazado por las autoridades de la ONU de ser suspendido en caso de que algún participante desarrolle un brote.
Más allá de las adicciones, la causa fundamental del desmadre –dice los coordinadores del proyecto- es la falta de actividades culturales, algo que no preveían, ya que suponían que los participantes serían capaces de desarrollar gusto por las artes, pero esto está lejos de concretarse.
Las autoridades de la ONU, más cerca aún de desaparecer que este experimento, no se han atrevido aún a terminar con él debido al peso de los argumentos con que los científicos han tratado de ligar la última guerra mundial, librada a través de los mortíferos drones, a la ubicación del placer como un accesorio cotidiano y no como el motor de nuestras vidas. El experimento investiga precisamente esto pero por ahora habrá que seguir esperando para dar con las causas de la crueldad en el comportamiento humano.
El asesinato de un chico, al parecer por una deuda relacionada con el consumo de cocaína, amenaza ahora el experimento. Las autoridades lo habían previsto como algo probable en un desarrollo que llevará a buen final, que incluye la desaparición de la insatisfacción como constante de las vidas en las distintas sociedades.
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