-¿Nos vamos o nos quedamos? Que has decidido
– Y ¿me sigues presionando?…
Tomar una decisión tan difícil y radical para tu vida es algo complicado, las expectativas son altas, el miedo invade todo tu ser, a tal punto que tu mente es la que te cuestiona y, en ocasiones, juega en tu contra, o por lo menos así lo sentía. Es como si tuvieras una conducta bipolar, o una doble personalidad.
-¿Has visto las noticias? O bueno las especulaciones, parece que van a cerrar las fronteras, si eso pasa no podremos salir y nos vamos a quedar encerrados definitivamente en este caos.
-Estoy estudiando la situación, en vez de presionarme deberías alentarme, ver las cosas en diferentes ángulos para así ayudarme a tomar una decisión.
Vivir en un lugar donde las oportunidades no existen, donde lo más cercano a esta seria encontrar un producto alimenticio, de higiene personal o farmacológico a un buen precio que por lo general equivale a un tercio de tu sueldo mensual por unidad, o simplemente encontrarte el producto; ya que los mismos escasean, es la definición perfecta de oportunidad en este punto tan olvidado y abatido de la tierra.
-Sabes que he tratado, he esperado, he callado, pero ya no puedo más. No me queda otra que tratar de impulsarte, y aunque sí he sido duro contigo, lo hago para nuestro bienestar. ¿Crees que no tengo miedo? ¿Crees que es fácil para mí? Somos uno, aunque ahora estemos un poco divididos.
El pánico es implacable a la hora de tomar decisiones tan drásticas. Cruzar fronteras para el bienestar tanto personal como familiar es una de las acciones más antiguas de la humanidad, en ocasiones me pongo a pensar cuán difícil fue para los que migaron tomar dicha decisión y ejecutarla, o si lo hicieron con tal naturalidad. ¡No lo creo!
-Sé que estamos justo es esto, aunque un poco separados como dijiste. Se que a final de todo, sea cual sea la decisión que tome me vas a apoyar.
-Siempre lo hago, mi deber es cuestionarte para que tengamos un punto media, un equilibrio por así decirlo, no me tomes como tu enemigo como la hacen muchos, considérame tu aliado, un aliado molesto pero que busca lo mejor para ambos.
Si un especialista de la salud mental escuchase, o supiese de estas conversaciones que mantengo conmigo mismo en situaciones críticas o relevantes de mi vida. De seguro me tildaría como una persona con deficiencias mentales, o un individuo con muchos problemas.
Muchas noches lo pensé, pedí sugerencia a personas de mí entorno las cuales respetaba su opinión. Muchos me dijeron que no, que las cosas se mejorarían, que solo tenía que tener paciencia y resistir como muchos, otros con un tono de aflicción en sus respuestas me aconsejaron que no lo siguiera pensando, después de todo tenía la posibilidad para hacerlo, mis familiares iban a costear mi pasaje de salida, algo que estaba lejos de la posibilidad de muchos por el alto costo en los pasajes tanto terrestres como aéreos.
Obviamente yo era un hombre trabajador, un profesional universitario y ostentaba un buen cargo en el organismo donde laboraba, el único detalle era que con todo esto no me alcanzaba para poder costear el viaje, ni ahorrando un año completo de sueldo, sin tocar absolutamente nada del mismo. Lamentablemente el dinero que ganaba con mi esfuerzo solo me alcanzaba para comer. Esa fue una de las razones que me impulso por completo para decidirme cruzar de una vez por todas las fronteras.
En realidad es duro dejar todo, en realidad es duro despedirse de todo, del esfuerzo, de lo logrado, de la gente que forma parte de tu vida, para lanzarte a un mundo nuevo sin saber que oportunidades habrá en él, aparte el tema de la xenofobia ya empezaba a sonar, no con tanta intensidad pero si se veían denuncias de casos de maltrato a las extranjeros precedentes de mi país en otras tierras.
Cuando tome la decisión definitiva fue cuando me vi sin salida, con lo que ganaba unos meses atrás podía comer, y cubrir los gastos de los servicios básicos. ya al momento de decidirme por completo era muy difícil sostenerme, literalmente, la inflación para ese tiempo se semejaba a una gran bestia hambrienta que devoraba sin saciarse el dinero de las personas asalariadas del país, era inevitable posponer lo inevitable, tenía que irme de una vez por todas.
-Ya estoy listo, disculpa la espera –Le hable después de un tiempo al personaje ese que habita en mi cabeza, si, ese que siempre me cuestiona–
-sabía que finalmente tomarías la decisión. ¿Cuándo lo haremos?
-La semana entrante ya tomaremos camino, nos vamos por tierra, el costo es menos y es en lo que me pueden ayudar. Será un viaje muy largo, 4 días, pero ya saldremos de una vez por todas de esto.
-Bien.
Una semana después tome mi maleta, mis tristezas y el dolor que llevaba por dentro, me despedí de mi padre sin hacer muestra alguna de pena para no preocuparlo, aunque sabía que le estaba igual pero tampoco lo demostraría. A pocos minutos me encontraba vía a la frontera entre mi país con el país vecino, eran 16 horas para llegar al área limítrofe y de ahí tendría que atravesar completamente un país entero y la mitad de otro para llegar a mi destino.
Al llegar a la frontera divise muchas caras, muchas familias despidiéndose, mucha angustia plasmada en el rostro del que se iba así como del que despedía. Era una escena desgarradora que te llagaba al corazón, lamentablemente las lágrimas formaban porte del equipaje del viajero. De las mías por los momentos no, pero estaba seguro que en algún momento me acompañarían, quizás en el trayecto del viaje o en el destino final, pero sé que vendrían, solo espero que no sean para quedarse.
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