CAMPOS DE ARROZ.

Solo se que aquel verano del 1950, fue muy duro para mi; el tener que dejar mi familia para venirme desde aquel pueblecito de Almeria, hacia Amposta y Tortosa en la provincia de Tarragona , para mi fue todo un reto.

No sabía que me depararía el cultivo de arroz en el Delta del Ebre, pero venía contento con mi maleta  de cartón duro y ajada por el tiempo, a la que añadía un trozo de cuerda por si acaso se abría.

Montado en aquel tren, solo pude ir sentado en ella, en un rincón que pude hacerme, entre los pasajeros.

Y comer un trozo de longaniza y un chusco de pan medio duro.

El viaje para mi , fue todo un exodo; pues jamás había salido de mi Almeria querida, y todo ello para ganar aquellos cinco duros a la semana, para dar de comer a los míos, que éramos mi mujer y mis dos primeros hijos Diego y Conchita.

Al llegar a Tortosa, solo me dieron mis aperos para la siembra, un mono viejo y unas botas de goma, la primera noche ni dormí; me asediaban los nervios y no lograba conciliar el sueño.

Y solo eran las seis y media de la mañana , cuando sonó la sirena con un zumbido estridente.

El payés gritó  fuerte «desperteu i a la feina», yo no entendía nada, pero ante el bullicio le pregunté a mi amigo; que me dijo:

Juan o aquí Joan, tu dedícate a obedecer y trabaja duro, que aquí no regalan nada y si no das las taya otro ocupará  tu sitio.

Aquello se me quedó  marcado como a fuego y el primer día fue durísimo , hasta que nos llamaron para comer.

Amigos la migración es muy dura, pero me alegro el haber dado aquel primer paso, pues hoy mi familia está toda en Catalunya, con mi hijos criados; lo que me hace feliz. 

Después de aquella penuria, que crea el desconcierto, siempre ha habido discordia, la migración es el puerto, para llegar a la gloria.

Y al pasar el primer año , alejado de los míos; regresé con un permiso y al ver yo a los míos, no pude contener las lágrimas que crean esa nostalgia que te toca y que te atrapa.

Ya de vuelta al tajo y a esos campos de arroz, solo pude encontrar compañeros que como yo, sufrían la misma parodia que da la vida….la dura vida, para vivirla mejor y eso nunca se sabe.