Hoy mi corazón migra

Hoy mi corazón migra

Nurys

17/04/2020

Aquí estoy, sentada en un sillón, los ojos cerrados, y pensando en la migración de mi país, lo que significó en mi familia. Migrar lleva consigo una mezcla de emociones, es sinónimo de despedida, dolor y fragmentación. Esta palabra sigue resonando en nuestros hermanos como la única salida de sobrevivir; es una palabra que sabe amarga y se traduce en un vacío de esperanza…

Recuerdo que llegó a tocarme de cerca cuando mis hijos decidieron partir, todo cambió, viví la amargura de la despedida, impregnada de lamentos y promesas que se desdibujaban con el tiempo. Mi carácter cambio, sufría de pánico y ansiedad, esta aumentaba para la época de Navidad, ¡no quería hacer nada …solo llorar!

Así la tristeza y el silencio inundó todos los espacios, ellos partieron cual aves migratorias en busca del calor del verano. La rutina cambio, se acabaron las reuniones, el compartir, solo quedaba esperar a que el viento cambiara de dirección, mientras, me alimento de recuerdos, esperanzas, hasta el día del reencuentro. Sigo esperando…, los recuerdos de días pasados me mantienen en pie y la fe en Dios. 

La migración se llevó la alegría y dejó una gran sequía en mi hogar, espero llueva pronto y termine con esta separación. Ahora esa es la cara de mi moneda, pues hay un reverso de esta ¿Los que se fueron… cómo se sentían? vivían una realidad paralela con sentimientos encontrados, por la emoción de lo nuevo, porque eran una especie de héroes, que por voluntad propia decidieron conquistar nuevos espacios, enfrentar desafíos con la única motivación de ayudar y llevar esperanza a los que se quedaban… Hablaré de mis hijos, porque son lo más cercano y sus vivencias me han contado. Con la voluntad y fortaleza de un guerrero enfrentaron adversidades y obstáculos en su camino.

Les tocó dormir en el piso, pasar frío y otros suplicios, lavar platos, lavar pisos, y de paso un poco de hambre… esto fue el principio pues luego como seres bendecidos encontraron manos amigas que lo ayudaron a subir la cuesta y en poco tiempo se hicieron de un trabajo digno, por supuesto sus historias contadas con orgullo amilanaban mi tristeza y a Dios gracias le daba por tan gran ayuda prestada…

Pero no todo era alegría, pues al llegar la noche sus corazones se afligían al sentir la ausencia de los seres queridos, pero, ¡¡la tecnología cómo nos ha ayudado!! a mantener la presencia viva, en esos días en que todos celebrábamos un compartir en familia… ver sus rostros traía alivio y una emoción indescriptible, para ellos era lo mismo… solo que, al terminar el momento, ¡la magia se invertía! La ausencia se notaba…y de ambos lados… ellos, los que se fueron, nosotros los que aquí quedamos, nos preguntamos una y otra vez cuál es la razón de vivir esta experiencia que en sí misma es muy cruel, la distancia para los que amamos es cruel, ¡pero algo bueno hemos de sacar de esto…y así es!

El migrar nos lleva a un mundo de aprendizaje permanente que ha impactado en nuestras vidas: reafirmamos valores familiares, la amistad, el techo que teníamos por humilde que fuese, está experiencia te lleva a convertirte en el futuro en un mejor hijo, mejor padre, mejor amigo. Te hará más efectivo en tu trabajo pues sabe lo que te ha costado conseguirlo, en fin, valoras aquello que tenías por seguro y que ahora no es que lo perdiste, pero ya no lo puedes disfrutar de cerca debido a que las circunstancias te lo impiden… entonces, ahora sabes cuan importante son, cómo pesa esa ausencia, esa falta de casi todo. Llega la noche y con ella la reflexión, debemos ser fuerte, determinados, de ambos lados, ¡no importa lo difícil que pueden parecer las cosas… no nos rendimos!

Si te asomas a mi morada me veras sentada en una mecedora, la mayor parte haga lo que haga estoy orando por mis hijos, un varón en Argentina y dos chicas en España, luchando por ellos, por nosotros, ¡me consuela el hecho de que están bien y por ello doy gracias a Dios! Pero aquí están las buenas noticias, esta situación migratoria ha hecho de nosotros mejores personas, somos más empáticos con nuestros hermanos ya sean de nuestro país o de otro, comprendemos mejor el dolor propio como el ajeno, compartimos lo que tenemos, así sea poco y si vemos a alguíen desamparado en el nos reflejamos, en conclusión, el sufrimiento nos ha acercado más…

Migrar, migrar…es llevar sobre tus hombros a todos tus seres queridos, cuesta arriba, resistiendo siempre, con las piernas dobladas por el peso… pero con la fe de que nos volveremos a encontrar…

Migrar en mi experiencia ha significado tristeza, desprendimiento, despedida, soledad… y esperanza.

Aquí estoy…. aún esperando…. todavía llueve en mi interior, llueve a cántaros… 

Soñando con un nuevo amanecer para todos…ya no caigo en la desesperación, la vida es un enigma y éste fenómeno de la migración que se ha dado en mi pueblo algo bueno traerá, se nos ha obligado ha reeditar nuestra historia con sangre, sudor y lágrimas… saldremos triunfantes… porque esa es la recompensa del guerrero y mi pueblo es guerrero. Aquí estoy cultivando la soledad, la paciencia y la escritura…he aprendido a derramar en hojas blancas todo mi sentir… sin reglas, sin normas, puro sentimiento…

Ellos parten…yo me quedo

una mirada al horizonte

veo un barco que se aleja…

el exilio es su norte

en sus alas los recuerdos

oscurecen su sendero…

ellos parten…yo me quedo…

ya no miro, solo siento…

un susurro a lo lejos

solo rezo, solo oro…

una lágrima…un los quiero…

La migración es una pausa dolorosa en la vida de los que se van y se quedan, separados por la distancia, pero unidos por la promesa de…»Nos volveremos a ver»…

Hoy ya no quiere ser hoy…quiere ser antes…

Hoy solo hay espera…

Hoy solo hay sombras que ocultan el sol

Hoy mi corazón migra cada día… migra…

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