Iglesia, Reyes, Políticos… el problema es la sed de poder. Cuando el ser humano mete el ocico en el cáliz que lleva en su interior el liquidollo llamado “poder”, éste se corrompe. El ansia de tener más y mejor, puede con los ideales… da igual a quién coscorronear con tal de seguir, de no perder ese ritmo de vida, esa consideración social, el lujo que da el que la saca se esparrame de sobrante… esa pasta que no se gana con el sudor de la frente, sino que es venidero de la nada, simplemente por ocupar un pedestal que hace estar por lo alto de los demás.

El pecado capital conocido como “codicia”; el poder corrompe hasta al más buenecico de turno, por eso hay que rebuscar una cosa intermedia.

Cuando alguien llega al Gobierno de un país, si lo hace bien, su persona no debe acurrucarse en la sillica ensimismado en ese puesto, debe dejar paso a otros que continúen con esa gestión. Sin embargo, si el que entra a gobernar lo hace malucamente… lo más sensato es dejarle el puestecico a algunillo que pueda, o al menos, se intencione a hacerlo mejorcito.

Mientras no haya un equilibrio, un reparto justo de los bienes de este planeta, siempre la historieta será la mismitica… por muchos años que pasen o nombres queden gravados en el recuerdo…

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