Una ausencia muy tristísima

Una ausencia muy tristísima

luis Ospina

30/07/2020

Lo que usted no sabe 

Es que yo, antes de usted

ya andaba muerto por ahí en el universo,

como un capullo abandonado

en un bosque muerto,

solitario, solito, solín, solisísimo.

Y es que usted, claro, no sabe

                 -porque la Muerte no

                  me ha aprisionado aún-,

que yo ando prófugo y desertor

de ese hueco maloliente que era su ausencia.

Pero quizás ya estoy demasiado muerto,

de-ma-sia-do roto

des-mem-bra-do hasta la médula

desde aquel día en que me cayó la enfermedad.

Porque de tanto pensarla a usted

me abandoné a las ausencias

y a un amor enfermo, trastocado y delirante.

Y es que yo, antes de usted

ya andaba muerto por ahí en los arrabales de locura brava,

como un poetastro vagabundo

en las callejuelas de la poesía Jattiniana,

nómada, nómadito, nomadín, nomadísimo.

¡Pero que va! Claro, usted no sabe

la mucha tierra que me he quitado de los huesos,

de los ojos que la buscan y no la encuentran

en ese hueco negro pesado que es su ausencia.

Entonces lo que usted no sabe

es que a mí me anda buscando la muerte,

pero no se preocupe:

                  Que yo prefiero morirme en usted

                   que en ese capullo abandonado

                   y enfermo que son mis tristezas,

cuando no la siento cerquita.

Se me murieron mis poemas

De tanto pensarte

me he abandonado a las ausencias…

A la idea

de tu mano sin mi mano

de tu cuerpo sin mi cuerpo

y lo mucho que te extraña.

Se murió la poesía

y se murieron mis poemas,

También se me murieron

las ganas de salir corriendo a buscarte,

Se murió Dios y la Muerte… Y todo sigue ahí

[En estado moribundo a la espera

de tu nombre]

De tanto amor enfermo

me he abandonado a las ausencias,

a la tristísima idea

de tus labios sin mis labios

de tus soledades sin mis sombras

y la angustia que ambas albergan

en su interior.

Se murió la poesía

y se van muriendo mis poemas,

al ver tu mano sin mi mano

tu cuerpo sin mi cuerpo

y tus labios sin mis labios…

De tanto abandono y ausencias

tan sólo me queda este último poema.

Quien acaba de morir bajo la soledad

de tus besos sin mis besos

de tu alma sin mi alma

y lo mucho que te extraña.

La locura de Laura

En los arrabales bravos de la locura

anda mi hermana, Laura.

Va y viene con esa sonrisa agazapada

en el rostro Y esa muchedumbre

de fantasmas que custodian

su sendero delirante.

La siento y dejo que sus voces

se acongojen en mi mirada

-Dice que la vida se le vive muriendo-

Que hay una hojarasca de voces

que le canta el triste juego del abandono.

Dice que la deje ir

-Que se tiene que ir-

Y que parte de mi alma se vaya con ella.

En los corredores solitarios de la locura

anda mi hermana, Laura.

La veo venir con esa sonrisa acribillada

en el rostro Y esos pueblerinos

muertos que la alejan de mi alma

cantando el triste juego del abandono.

La siento y dejo que sus voces

se escondan en mi mirada

-Dice que la vida se le vive muriendo-

Que existe

entre su locura y mi mirada,

una hojarasca muerta en la distancia.

Decile a Dios que lo ando preguntando

                                                  En memoria

                                     de la Abuela Cecilia

Que no se esconda de esta mirada

tan triste y desolada

De éste cuerpo hecho verso

y alimento de pájaros,

De esta sonrisa tan pobre

que no es bienvenida ni

en el peor hueco de Medellín.

Decile que lo amo

a pesar de todo…

Que ayer cuando se murieron

las mariposas Y vinieron de antaño

los fantasmas de la infancia,

Salí corriendo por las calles de la ciudad

en busca de su morada.

Decile, Isabel

Que no se ande con rodeos bíblicos

que venga a esta tierra de NADIE

Que yo lo espero con ansias de presentarle

estas palabras rotas…

Decile que caiga

y que no se preocupe por el almuerzo,

que aquí el hambre es el pan de cada día,

Que la guerrilla hace mucho tiempo

dejó de secuestrar a los ricos

Y que Macondo hecho verbo

se nos convirtió en carne.

Decile también

que ya no estoy enamorado,

Que me divorcié de la poesía de Sabines

y que tuve un hijo bastardo con Gómez Jattin

|un desdichado poema

que no lleva nombre y apellido|

Al oído, casi que en secreto

decile que no se preocupe

por las malas lenguas de los Eruditos Antioqueños

“Qué si Dios no existe”… Yo y mi bastardo poema

le haremos un hijo al Universo del Mito.

Que mientras exista una gota de semen en la poesía

siempre habrá la posibilidad de fecundar la locura.

Decile, amada Isabel

que “el tiempo se me está acabando”

Que lo ando preguntando a diestra y siniestra

Que todos los días

–A excepción del Domingo–

Voy a la iglesia acusarlo de Abandono.

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