Un cuento a contar- una historia fugaz

Un cuento a contar- una historia fugaz

Andre Ramirez

16/07/2020

En una ciudad no muy lejana, existía una pareja no muy cotidiana, que estaba conformada por un joven apuesto llamado Canguil, que por suerte de la vida nació en Guayaquil y si, su familia de alto rango, que aunque vivía en el Malecón 2000, la mala fama bien ganada era su cojín. Y su capital los grandes amigos, los Bucaran.

Por otro lado teníamos a Cataflan una chica muy querida de Chugchilán, que por azares del destino, formaron su amorío. Pero como todo trágico romance…tiene su amargo destino. Cuando les faltaba poco para casarse, una pandemia les acecharía, pero no cualquier pandemia, era aquella en la que el virus una Corona traía.

Después de dos semanas sin verse y con mucho desconcierto, continuaron su relación fuera del reglamento. Aunque Canguil lleno de astucia, burla el sistema y al pasar fronteras llega con su amada, y le planta un beso en la quijada, y a falta de anticonceptivos queda embarazada. A causa de eso, los tres cayeron en desgracia.

Pero tranquilos… tenían salvación! Porque eran jóvenes, y la muerte para ellos, no tenía razón. Acudieron a la UCI que aunque 90% de ocupación, encontraron un lecho donde pedir perdón.

Al cabo de dos días cayeron febriles y de un dos por tres los médicos valerosos con tal de sacar a Cata y Cangui con vida, entrar al cuarto COVID sin ninguna restrictiva. Sin embargo como es conocido en América Latina, los insumos no habían…pero eso sí muchos ceros en las cuentas de los banqueros y el gobierno iban subiendo.

Ese mismo día y a sorpresa de todos Cangui fue trasladado a una Clínica y así como mago con sombrero, mágicamente todos los insumos del hospital reaparecieron. Ahora sí, con la deuda en sus amigos y con el bolsillo vacío, sale Cangui muy complacido.

Por otro lado y al mismo tiempo, por la imprudencia del amor, y la falta de respeto…lo que ellos no sabían es que esa cama de Cangui la necesitaba nuestra amiga Anastasia que sufría de preeclampsia, y ella muy apurada buscaba sitio donde llegar… pero Cangui había tomado su lugar… y ella en la cama se pregunta ¿Por qué a ella le tenía que pasar?

Pero que no se te olvide, Cata que aunque ella no se percata, la muerte ya le alcanza. Y con una sala llena de médicos, las lágrimas corren como si fuera un riachuelo… y lamentablemente a falta de magnesio… nuestra querida Anastasia sufre un ataque de Eclampsia … y muy apresurados corren los médicos, e inducen el parto, pero a falta de plaquetas y varios paquetes de globina… Anastasia muera viéndose muy amarilla. ¿Y qué ha pasado? Pues ella ha sufrido un paro cardíaco y la hemorragia que no es rara en nuestra estancia, pinta la sala con rojo de desgracia.

Con una pluma la vida de Anastasia se ha sumado a la estadística, que por falta de cuidados y con economía vencida, su nombre se ha vuelto una cifra.

Mientras tanto Cangui se regocija en su cama viendo la pantalla y con cara desganada…pensando ¿Cuándo tomaré otra caguama?

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