LIGNOS
I
Al fin la mentira
no trajo más atuendo
que su desnudez;
la verdad de triplicada sílaba risueña,
la verdad de mirada zurcida
a la altura de cada sien.
Tú,
ahorra lo que no será sustento,
desciende con el corazón
dos veces apagado,
enreversada,
hacia la astilla saliente del yo.
II
También yo,
a rodar
en la tuerca de años.
En el fosilante retumbar
de la cuenca de la memoria.
Curvado en el músculo del corazón,
lo pesado, repesado
dentro,
hacia la no dicha sensación.
Al reverso de ti,
tú,
conmigo espaciado
en la sílaba siempre una
de tu rostro
en cada instante
deshuellado.
III
También tú podrías
reanudarte al cuello
de la disputa con dientes
afilados en la piedra de la melancolía
y enflaquecer los dedos
en el ayuno de dolor intardecido.
Podrías,
enjarciada en los hubiera,
remorar junto a los coágulos del corazón.
Podrías
bucear en los nombres enmohecidos
de nuestro nombre;
asida a las crines del yo
encabritado en su propia estacada.
IV
Un paso atrás en el umbral
tu girar de talones
en parajes cerebrales,
entre leños de corazón.
A puerta cerrada,
tomas el cuello de tu locura,
le haces mirar en tus ojos
los miembros desgajados
en la relanzada piedra de tu frente.
Demencia contra demencia.
Pan ázimo de la memoria,
pan ázimo de la esperanza.
Todo, oscurecido a conciencia.
V
En el susurro
no tartamudeado
nos sonreiríamos
con los dientes de la no preñez.
En el deshojamiento de árbol,
en los disturbios de la verdad
consigo misma.
Me sonreirías,
con todas mis palabras
en lo torrencial de tu oído,
desembocado,
en ti.
VI
Entre verde y negro
el manto de lo pasajero.
Tú, criatura abandonada
a la orfandad de otros ojos.
Corona intempestiva en la frente
de soberbia y nostalgia.
¿Cuánto más bajo este signo?
Ningún dios cargó tu mirada
con su promesa.
La huella nocturna, el eco
en el laberinto de lo perdido.
Des-ligado desciendes
sobre los trazos del silencio.
La mano del tiempo
apedrea tu rostro.
VII
Tantum possumus.
Sobre la línea de la filosofía
El trazo latente, ilegible,
inconclusos.
Contra la pared ruinosa
el niño expósito.
La moneda cae y recae
en la alcantarilla.
Dejas la página bajo tu rostro.
El dibujo, en el cansancio de los ojos.
Destrozos.
La mano vieja araña la puerta.
El pie olvida sus huellas.
Quantum scimus.
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