Setenta y dos horas
ininterrumpidas
de corrido
sin comas
sin puntos finales
solo seguidos
siempre suspensivos.
Tres días eternos
y con sus noches
con cuchillos que no cortan
y tenedores con espirales para los mosquitos
con la cama desecha
y cucarachas de las chiquitas
en los platos sin lavar.
Sed con ruido en la panza
fantasmas a la hora de dormir
desprecio por ayuda
y el cambio
que nunca favorece.
Cerveza, vino y whisky
en ese orden
a mayor graduación
tal vez salga la voz
y pida por vos
por el hogar
por el olor a pis de gato
que dice que estoy en casa.
Reemplazo sólido por líquido
hasta rebalsar
hiero mi paladar
la ausencia de alimento
me vuelve un desconocido
este no soy yo.
ENTERATE.
Soy el brillo por la ausencia
la cerradura en el ojo
los filtros de cigarrillos vueltos a encender
el rosario tumbero pegado en el pecho
soy la prosa
las sílabas tónicas para adentro
los versos
las musas calvario
y el dolor con sonrisa
soy las razones para continuar.
Soy la insensibilidad
la luz de stop de los sentidos
la silueta que se esconde en la sombra
el ciego tanteando un arma.
Y se ponen a jugar
asoman la cabeza
y andan agazapados
los escucho en el pasillo
detrás de la puerta
dentro del placard
metidos en las perchas
con mi ropa puesta
hasta los zapatos me usan
se camuflan de mí
y esperan el momento
para abalanzarse
para saltarme encima
porque soy uno de ellos.
¡Qué silenciosos!
Y se filtran sonidos
gente que gesticula
cuchichean mi nombre
son mensajes de niños
alguien puede verme así.
¿Qué dicen?
hago el mudo que me sale
porque también tengo gestos
la boca está torcida
y la lengua enredada
¿Querés besar?
hoy protejo mi aliento
hoy no existo
estoy vacío.
¿Te dejás tocar?
la torpeza de mis manos
que juntan mugre en la uñas
como la resignación
que ven mis ojos
con ayuda de lo que tomé
¿Y de la nariz?
puedo decir
que hubo alguien
que le echó la culpa de este escrito.
A®F – 2020
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