OCHO DÍAS.


Sábado.

─Papá, papá, mira ese perrito allí tirado, vamos a ayudarlo, pobrecito, yo lo quiero.

─No hijo, es muy peligroso cruzar la autopista, nos puede atropellar un carro y su patica esta muy dañada.

─Mamá, mamá, yo quiero ayudar el perrito, lo va matar un carro, ayúdame tú, ¿sí?

─¡No! No entendiste lo que te dijo tu papá, es muy peligroso y ya no vale la pena, además quién lo mandó a atravesar la calle cuando venía el carro, eso le pasa por no tener quien lo cuide.

─Mami un carro, noo, ¡pobrecito!

Domingo.

─Parce siquiera se animó a venir a Pánce a bañar al río.

─Es que en grupo, es más seguro.

─Vamos por ese sendero.

─¡Uy! mira a ese muchacho lo está golpeando esa pandilla y a ella parece que la van a violar, le desgarran sus ropas y la desnudan por la fuerza.

─Intervengamos, no dejemos que pase, ¡vamos!

─No parce esos manes son peligrosos, las amigas están asustadas, vámonos ya.

─No podemos dejar que eso pase, ayudemos tal vez ellos se asusten.

─No parce, esos son males buscados, quién los manda a meterse solos por aquí, quien la mando a ella a vestirse así.

Lunes.

─Agua helada, agua helada. Cómpreme patrón, tengo hambre o ¿le limpio el vidrio?

─No niño, no tengo plata, no me toque las plumillas que me las daña.

─Patrón ayúdeme que tengo hambre y varios hermanos pequeños.

─Eso es culpa de su papá y de su mamá, por no estudiar, por no cuidarse, ni ahorrar.

─Ellos ya murieron patrón, ayúdeme.

─¡No! que se haga responsable la beneficencia, para eso pago impuestos.

─Patrón fuimos desplazados del campo por los paracos y a mis padres los enlistaron por la fuerza en la guerrilla.

─Quien los mando a colaborar con la guerrilla.

Martes.

─Una persona no debe perder su sensibilidad, debe ser perceptivo a su medio, a su entorno, dejarse tocar, que éste le cuestione, para cambiar, para adaptarse y evolucionar. Es la única manera de cambiar toda esta indiferencia que vivimos.

─Fue muy emocionante tu conferencia, de verdad que los tocaste y eso es importante porque hace falta que las personas sean más sensibles y así mejorar este mundo, esta sociedad tan cruel e intolerante.

─Un trancón, vamos despacio.

─Uy mira un hombre tirado en medio de la calle y al lado de su cabeza una mancha de sangre, esta despeinado. Mira, nadie se baja a auxiliarle o a saber que le ha pasado, sólo lo miran ahí tirado y siguen.

─Debe estar muerto o herido, sigamos, yo no puedo llevarlo, después piensan que fui yo y se me arma tremendo lío. Parecía muerto, es un encarte y no se puede hacer nada, ah, pero tú tal vez hubieras podido hacer algo, eres médico.

─Generalmente uno los encuentra en muy malas condiciones, boqueando o muertos. Una vez recogí uno así y ya estaba muerto, además uno qué puede hacer sin recursos, sin equipo, que espere la ambulancia, alguien la llamará.

Miércoles.

─Esto aquí se está calentando mucho, son continuos los atracos que se viven.

─Lo mejor es hacer “limpieza social” de esos desechables, conseguir a alguien que mate a los vagos, a los atracadores, a los gamines y mendigos, es pura escoria.

─Como se te ocurre, ellos también tienen derecho a la vida. Hay que mejorar sus condiciones, darles trabajo, comida y estudio para evitar que lleguen a eso.

─¡Véalos!, ahí están buscando a quién caerle, está bueno para pasar y barrerlos.

─¡Oye! fueron tres disparos

─Mira esa gente corriendo hacía la tienda…

─Es un joven, un malandro de la zona y lo mataron los de las limpiezas.

Viernes

─Sabes ya han matado más de 300 líderes sociales e indígenas estos 2 años.

─Eso son males buscado por andar protestando tanto y exigiendo derechos.

─Aquí hasta la justicia está podrida y sino mire el fiscal, gran corrupto.

─Y usted sabe quienes mandan en este país, las mafias de los políticos con sus supuestas águilas negras, las bacrim y demás encubiertos.

─Uno no puede andar buscándole más patas al gato y menos a los paracos y si no son ellos, son la guerrilla que hace lo mismo, para que no sea sapo ni gay.

Sábado

─¡Quítate viejo de la autopista, te van a matar!

─Es que quiero salvar ese perrito, a esos niños, a esos muchachos, a esos desechables, a ese accidentado y a los líderes sociales del país.

─No viejo, te volviste loco, eres un demente. ¡Es peligroso! Te van a atropellar y no podrás salvar a nadie, ni a ti mismo.

─No importa, esta vez nadie me lo impedirá, aunque me cueste la vida.

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