Salgo caminando hacia la terminal de ómnibus, hace calor, la valija pesa, soncuatro cuadras, mas no, acabo de despedirme de mis padres, arrastro esas rueditas que suenan en las baldosas de vainilla con un sonido sordo, característico de un raspado.-

Los pájaros, casi todos gorriones se pelean y rechinan dentro de los árboles de naranja amarga que son una característicaen esta ciudad, el enganche normal de los turistas que creen poder comerlas y se llevan el gran chasco.

Paso la primer cuadra y suena el teléfono celular, ella me avisa que llegara a despedirme, voy con la hora justa, no creo que llegue a verla.-

La tarde es muy calurosa, sigo caminando con paso cansino, tendré un trecho muy largo de viaje asique habrá que organizar alguna lectura, ya que el monótono paisaje de la pampaes cansador.-

Llego a la terminal, mucho calor, poca gente, lo normal de una ciudad chica, llega un micro, con estudiantes, los padres contentos, ellos más, a lavar ropa de la semana, ver novias amigos, yo sentado observo.

Veo entrar el micro que me llevara, soy el único pasajero que sube, entrego el pasaje, ella no llego, despacho la valija, ella no llego, subo me ubico, justo en el frente, arriba todo el paisaje para mí,

El monstruo de aluminio comienza a ronronear , tiro la butaca para atrás me cruzo de piernas y ella llega, el micro se sacude para atrás, la veo allí parada, dura, tiesa, muy frágil, muy solitaria, parece un ángel que le han cortado las alas.-

Mil sensaciones, mil ganas de bajarme, mil ganas de subirse, toco el vidrio y pareciese que el tiempo se para, pero no, salimos para atrás, luego arranca con un salto hacia adelante, la pampa me espera, la llevo dentro muy dentro

OSCAR ALFREDO COSTANZO

542974007503

Comodoro Rivadavia

Chubut, Patagonia Argentina

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