Basada en hechos r

La niña que en sus antigüedades se formó genéticamente siendo la niña de la profecía fue a parar en un manicomnio a los cuatro años ya que su familia quería formar a una niña de azúcar que pudiese concurrir el mundo sin ir a la cárcel.

Era romántica y bondadosa, se escapaba cada mediodía entre el frío helado de bielorrusia a las calles a correr y observar, era la niña perdida.

Su edad adulta nunca fue obsequio de su misterio, la envidiaban todas y se pensaban que no merecía su físico, habido sido siempre una pequeña psicópata melancolica narcicista, adicta a las pincitas de purpurina y en su adolescencia a los tóxicos, con los que soñaba de pequeña imaginandose mundos preciosos.

Nadie sabía quién era.

Esa niña sabía que no tenía edad, a sus 22 primaveras, sólo que era inteligente, guapa y especial, aún no riéndose de nadie nunca ni dándose a conocer.

La maltrataban en casa mientras ella se reconstruia segundo por segundo de la nostalgia de esa infancia envidiada, pero sin violencia tan extrema de por medio.

Vivía grandes amores, ellos les querían dedicar todos la historia más hermosa de su vida y alejarse, eran los únicos que sabían que era inalcanzable, y eran muchos.

Ella era naturalisima, y en su pueblo habia una niña operada como ella, con su vida robada.

Sabía como era, que cada segundo suyo era una eternidad, que lo decía sin inventarselo, que no era una chica problemática, lo parecía, y lo que era era un ser astral con problemas.

Sabía que era feliz sin o con ellos, que la vida era injusta y las envidias malas.

Empezó a fumar porros a edades tempranas, era todo un fenómeno desconocido por muchos y maltratado por los cercanos.

Superviviente en un mundo de locos, sin ataduras, de amor universal, escondiendo una gran tragedia escondida en cada palabra semicortada sancionada de las puntas de sus pequeños dedos.

Basada en sus hechos, y aprovechando para recordar que el segundo que viene lo escoges y el pasado ya los has escogido, tu y sólo tu, mal o bien.

No estamos solos.