Salimos con mamá de tareas o paseo, no recuerdo. Tendría once o doce años y había dado mi primer estirón.
En la calle sentí la mirada de un hombre, fue tal vez la primera que sentí como desnudándome o violándome pero no la entendí. Mamá respiró hondo, se paró frente al tipo que estaba frente a un rebaño similar a él en la puerta de un taller, con vos clara y fuerte le preguntó:
– Qué la miras así? Tiene tu marca?
No esperó respuesta, el silencio le devolvió todo. Yo seguí sin entender la mirada y tampoco entendí la pregunta de mamá, pero le apreté fuerte la mano y caminé tranquila.
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