Lunes 7:30 am.

La vieja Eulalia barre frente a su casa, su ceño está cada día más fruncido, refunfuña sola y cuando nadie la ve, espanta a escobazos a los dos pequeños hijos de la sexy Martina, quien está hablando por el móvil sin notar lo que pasa a su alrededor. Las carcajadas coquetas se escuchan en toda la cuadra, de vez en cuando le lanza miradas desairadas a Eulalia y a Manolo, el señor de la Tienda que se la pasa en la puerta observando a cada “bella dama” que cruza por la calle. Él es un maestro de la galantería, sonríe de manera picarona y a cuanta mujer joven que pasa por su lado le concede frases afectuosas que solo él entiende, Martina es su víctima favorita, cuando la ve esgrime todo su repertorio de coqueteos uno tras otro, a los que ella responde con garrafal desprecio.

En la otra esquina Matilde y Rosario hablan en voz baja y en cada pausa lanzan miradas escrutadoras a Pepe, el joven mecánico del barrio que trabaja incansable para cuidar a su vieja madre, doña Teresita, el ser más noble de la cuadra, una viejita dulce que camina lento y que no se mete con nadie más que para saludar y regalar sonrisas. Cada vez que Matilde y Rosario se topan con Teresita empieza el interrogatorio.

  • ¡Que más doña Teresita! Dice Matilde
  • ¿Cómo va su hijo? Hostiga Rosario
  • ¿y ya tiene novia? Continúa Matilde.

Doña Teresa saca fuerzas en sus cansadas piernas, aligera el paso y dice con total prudencia…

  • ¡Se me hace tarde para hacer el desayuno, hasta luego!

Y huye como toda una campeona.

Martina acecha a Pepe como leona a su presa, él la observa con cierto temor, pero prefiere admirar a María, la joven y aplicada estudiante que cada día sale a la Universidad con sus libros y sus pensamientos, ambos atiborrados de sabiduría. María apresurada se despide de su madre, quien muy puntual sale a trabajar.

Eulalia termina de barrer, mira con odio a sus vecinos y tira la puerta haciendo un escándalo monumental. Martina toma a sus hijos de la mano y para un taxi que dirige a la escuela para luego ir, otra vez, a buscar empleo. Manolo entra a la tienda después de deleitar su mañana viendo a las mujeres que salen apresuradas a trabajar. Pepe recibe en la esquina a Teresita para ayudarle a cargar la bolsa del mercado. María se pierde por la cuadra hacia su universidad y del otro lado su madre se aleja rumbo al trabajo. Rosario y Matilde entran cada una a su casa a bordar pañuelos para vender a sus amigas del club de bingo.

Martes 7:30 am

Eulalia barre, Manolo lanza piropos, Martina lo desprecia y observa a Pepe, Pepe trabaja y admira a María, María se despide de su Madre quien va a trabajar, Teresita huye de Rosario y Matilde, Rosario y Matilde hablan de Pepe, todos se miran y a la vez se ignoran… y así, tal como cada día la rutina se repite.

Miércoles 7:30 am

Eulalia barre, Manolo lanza piropos, Martina lo desprecia y observa a Pepe, Pepe trabaja y admira a María, María se despide de su madre quien sale a trabajar, Teresita huye, Rosario y Matilde hablan de Pepe y persiguen a Teresita…

El día amaneció caluroso, la música de fondo sale estruendosa de la tienda de don Manolo, la cuadra luce igual desde hace más de 10 años; el tiempo se detuvo para ese lugar, sus personajes hacen lo mismo cada día y este no es la excepción, todos coinciden a la misma hora envueltos en su rutina, e ignorándose unos con otros, para luego seguir con su jornada.

De pronto una fuerte explosión detuvo la cotidiana escena, el ruido inundó la cuadra, algunos vidrios se quebraron, las alarmas se encendieron, sirenas de bomberos se oían a lo lejos, la gente de otras cuadras corría… la confusión fue total. Eulalia, Martina y sus peques, Manolo, María y su Madre, Pepe, Teresita, Rosario y Matilde quedaron inmóviles.

Sin pensarlo dos veces y de manera automática Manolo salió corriendo a auxiliar a Eulalia; Martina se arrodilló a abrazar a sus hijos quienes estaban aferrados de la manos de Eulalia; María se acerca a Manolo para cerciorarse que no esté herido y le ofrece agua a Martina que no podía respirar del susto; Teresita abrazó a Rosario quien entró en pánico y la madre de María se acercó a Pepe a preguntar si se encuentra bien; Pepe le ofrece agua a Matilde quien a su vez la comparte con María.

En cuestión de segundos todos estaban juntos en la misma escena abrazados, consolándose, compartiendo agua, y asegurándose que cada uno de los otros estuviese bien. Un amigo de Pepe pasó por el lugar y les comentó que había sido una pipa de Gas la que explotó en un lote cercano y que no hubo heridos.

Manolo les invitó a seguir a la tienda y les ofreció jugo y café. Teresita llevó galletas acabadas de hornear, Rosario y Matilde repartieron pañuelos para secar el sudor y las lágrimas, María y su Madre compartieron un delicioso jamón ibérico que su padre les había enviado, Eulalia trajo las deliciosas arepas que sabía amasar y Pepe sirvió el banquete que se acompañaba de risas y comentarios acerca de la explosión.

Jueves 7:30 am

Eulalia barre, Manolo lanza piropos, Martina observa a Pepe, Pepe a María, María se despide de su madre, la madre de María sale a trabajar, Teresita huye, Rosario y Matilde hablan de Pepe…

Cuando llego la hora de tomar cada cual su camino, (como cada mañana), sus miradas se cruzaron, se sonrieron y se despidieron del otro, cada uno a su manera, pero con visible cariño.

Viernes 7:30 am

Eulalia barre, Manolo lanza piropos, Martina observa a Pepe, Pepe a María, María se despide de su madre, la madre de… y así regresa a la cuadra la consagrada rutina.

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