Cadáver Exquisito

Cadáver Exquisito

Fantasma

28/01/2019

Querida tú, sé, que te gusta observar a través de ese gran tanque de agua cristalina, el que te hace sentir que estás en un mar donde puedes ver a través la anatomía de un pez y perderte en su esqueleto sencillo y frágil.

Querida yo, te mentiría si te digo que no me gusta sentir a mi corazón latir en la parte posterior de mis oídos, en mi pecho, en el vaivén de mis órganos plásticos.

Sabiendo (en mi posición) que eres una persona nocturna, me deslizo a falta de sueño contando las horas como ovejas efímeras, como sueños lucidos que solo puedes experimentar si no haz dormido durante más de tres días.

Si algo sé de nuestras mentes, es que viajan en distintas frecuencias de la comunicación, y en este preciso momento, tu mente se expande en conocimientos que tal vez, hubiese deseado nunca saber. Siéndote sincera, olvidé mi punto de vista sobre la vida, y mientras tanto, te quedaste en un coma inducido donde tus axones trabajaban, mientras tus pensamientos estaban atrofiados. Eres una máquina a medias.

Cuando veo a un montón de seres en masas, me pregunto sobre su actualidad, qué clase de sensaciones, sentimientos, estarán atravesando sus almas (si es que tienen alma), me pregunto qué callarán esos ojos perdidos en una ciudad ridículamente melancólica.

Me pregunto por qué.

Si fuese suficiente una hoja en blanco, la gente estaría menos loca, más despierta, pero al contrario, podríamos requerir años de charlas con nosotros mismos solo para aclarar un complejo que sucedió hace años (es abrumador pensar en la cantidad de tiempo que perdimos cada día, como los segundos, los minutos, las horas, se van).

Todo esto lo piensas mientras viajas en un autobús camino a un café (aunque nunca fuiste fan del café, persona de té), te alegran los días, y definitivamente las mañanas son mejores con un café en mano.

Aunque lo tuyo no es la luz al despertar, esas mañanas son más simples, risueñas, en las cuales el sol se plantea severamente si es hora de abrir los ojos, te apasionan.

Ya es un ritual viajar todas las mañanas y escuchar la alarma, ver nuestro rostro adormecido en el espejo del baño, acariciar al gato antes de dejarlo por unas horas.Ya se me hizo costumbre caminar a paso apresurado por el mercado, escuchar melodías desconocidas (que me hacen verdaderamente feliz), ver rostros extraños, sentir el aroma a verduras y a cigarros.

Aún me pregunto si te fuiste para regresar, o si te fuiste para no regresar jamás.

Teniendo en cuenta que eres una historia dispersa y diversa, llena de perspectivas, sentimientos, verdades e inseguridades (las que tienes que dejar), no es de extrañar que camines en una ciudad en busca de un poco de calidez visual, porque, a pesar de que la soledad es tu amiga, mi mente insolente, y tu cuerpo inocente, se revuelcan en pleno invierno y primavera para ver el afecto más de cerca, para sentir mis raíces menos tensas.

Una lástima que el tiempo sea limitado.

Mientras otra vez, tomas uno de tantos buses que has tomado, te pregunto y me pregunto; Si pudiésemos escoger solo un recuerdo (entre todos esos que estás pensando ahora) ¿Cuál sería? De qué forma se manifestaría en nuestros rostros. Me pregunto si al final del viaje tendrá repercusión en nuestra cotidianidad.

Tu obsesión por crear, transformar, distorsionar y olvidar recuerdos, me ha llevado a un camino largo, extensos en filosofías, ambiguo en respuestas, elocuente y fluido a ojos ajenos.

Sin más, de tanto darle vueltas y cuestionar las virtudes de estar sola en un lugar (en el que te gustaría estar), la ciudad seguía siendo solo una ciudad, con ratas muertas y gente ingiriendo mentiras. No puedes decir que esto te sorprenda, pero, la pobre vida de las ratas causa aún más controversia en ti que personas drogándose para obtener un efecto placebo.

Si esas muertes inminentes, en un mundo paralelo, nos afectaran inevitablemente, lo que conocemos, tal vez, ya no sería, renunciaríamos y explotaríamos nuestro sistema rutinario (en una exageración), la democracia mental que determina nuestras decisiones, se vería afectada por pequeños sucesos en nuestros días inestables y agotadores.

Te costó el alma ver la belleza, y me costó la belleza ver el alma.

Querida tú.

Te miro a través del espejo y me pregunto quién eres, otra vez, cuando la luz desaparece y las estrellas reaparecen, en una habitación, que alguna vez, visitamos.

Cambio de fases, y dejas desastres.

No te entiendo.

Somos ciclos desaparecidos en el tiempo, somos pensamientos teóricos constantes, y si alguna vez, antes de que todo pase, llegásemos a coordinar, sería demasiado tarde, y por experiencia al leerte, llorarás.

Aunque no hay garantías y prefieres cerrar los ojos, deseando noches eternas, hacer que no existes, dejar de sentir, aun así, piensas en la angustia que te comerá y te hará pedazos en su debido momento.

¿Qué tan grande es tu universo?

Tal vez la vida decidió (o tu creaste), que tu némesis sería encontrarte en distintas facetas de mi psicología.

Escapando de las dudas, de las calles silenciosas y el ruido de los fluidos de tu sangre. Tan lejos de perder la cordura, pero tan cerca de llegar a las profundidades de la verdad, solo me queda observarte, renunciar, y creer que debe existir algo, aunque en el intento de descubrirlo te abras y renuncies a lo que conoces, renuncies a la inocencia de las primeras veces, al miedo a las segundas.

Contraproducente, que después pasado el tiempo, descubrí que era un ser falso, mientras la acústica se concentraba en partes, de mi euforia, de tu rabia, de tu cadáver exquisito.

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