De Venezuela a Perú ¿qué tanto cambié?

De Venezuela a Perú ¿qué tanto cambié?

Miguelacho_lp

19/01/2019

Dickson es un venezolano de 27 años que vino a vivir a Perú en enero de 2017, actualmente tiene dos trabajos, en uno es de ayudante en una carpa de surf que es en el día, y otro en que vende café por las noches y panquecas (como le suele decir a las tortillas) de plátano. Este joven dice sentirse afortunado de estar en Perú a pesar que la calidad de vida que consigue aún no es la mejor.

Han pasado 2 años desde que la oleada de imigrantes de venezolanos empezó a sentirse en Perú y pasó de todo. El candidato al sillón municipal de Lima, el señor Ricardo Belmont arremetió con crueldad (como muchos los calificaron) en contra de los venezolanos diciendo que vienen a quitar trabajo a los peruanos y que estos son una gran amenaza. También no se puede negar que hay gente que ha venido escapando del régimen de Maduro para seguir dedicándose al robo y homicidio.

Dickson me va contando que desde el segundo semestre del 2018 las ventas fueron bajando para él y sus compatriotas. Si antes – Dickson – vendía 40 vasos de café, a mitad de noviembre – que aún seguía haciendo frío en Lima – este vendía solo 20. Las arepas que vendía 20 unidades por noche, han disminuido hasta casi la mitad, pero para ganar un poco el paladar de los peruanos hace un relleno similar que lleva la Papa Rellena y le agrega unos plátanos palillos fritos.

  • – Pues a los peruanos los siento tan agusto con su comida que no puedo darles una arepa con queso y jamón o solo de pollo deshilachado, complicado que lo coman, así que intenté ponerle el relleno que te digo.
  • – Si la estás pasando mal en esta zona ¿por qué sigues vendiendo aquí, quizás puedas ir a otro lado?
  • – ¡Epale! no se puede, si te das cuenta hoy somos demasiados venezolanos y es imposible irme a otro lugar, sería invadir a un paisano. Por suerte tengo mi enamorada que también trabaja por otro lado, en las mañanas trabaja ayudando en un carretilla de desayunos en Av. Ricardo Palma con Paseo de la República, en las tardes de 12 a 5 en un cevichería y a veces me viene a ayudar.

En la playa Makaha, Dickson trabaja en la carpa de Johnny Surf, este balneario está ubicado en el distrito de Miraflores, al lado derecho del restaurant La Rosa Naútica (my famoso en Perú). Ahí, este venezolano también aprovecha en reparar los wetsuits (traje de neopreno de los surfistas) de la gente que va a surfear y también vende café u otra bebida a escondidas de los serenazgos fiscalizadores de control del distrito.

Dickson aún sigue teniendo el gusto – como cuando llegó de Venezuela – por el rock, anarcopunk, heavy metal, trash metal y aquellos otros géneros pesados que le gustan tanto a él, pero en la playa aprendió a escuchar ciertos géneros latinos que abundan en su país y que él los ignoraba. El reggaeton es un género musical que abunda en el Perú, así como el reggae, y otros y al parecer a este venezolano le ha empezado a «vacilar» este tipo de música.

– Chamo, en la playa me han pegado esa huevada de regaetoon(ríe). Pensar que antes yo odiaba e incluso cuando escucho a mi compatriota Oscar de León, aquí en Surquillo me pongo a bailar porque me hace recordar a mi viejo.

Como podrán apreciar, Dickson era de escuchar todo tipo de música que sea «hardcore», como le gusta decirle.

  • – ¿Entonces te han vuelto un reggaetonero más?
  • – Sí marico, yo que antes me vestía todo de negro no más y escuchaba mis canciones que mandaban al carajo la vida, y ahora pues me hacen escuchar de todo. E incluso me he comprado ropa más colorida para andar fresco ahí abajo(en la playa), obviamente, esto es más cuando es verano.
  • – ¿En Venezuela también solías ir a la playa?
  • – No, la verdad que no. Es más, ni siquiera me gustaba, aquí me di cuenta que tan bello es el mar y el surf y es cuando me hago la pregunta «de Venezuela a Perú ¿qué tanto cambié?».

Para Dickson, trabajar en la noche es más cómodo porque no hay tantos serenos que molesten como en el día, tampoco hay compatriotas suyos trabajando en la esquina donde está. Pero de noche también hay algo que tener en cuenta, las esquinas de la calle Dante con la avenida Angamos, de noche, es un punto de diversidad culinaria popular. En la noche se puede encontrar anticuchos, hamburguesas, salchipapas, pan con pescado, pantanos(pas con verduras con carne o huevo) y arroz con pollo acompañado de papa a la huancaína. Sí, la competencia es fuerte en estas cuatro esquinas y sobre todo para alguien que en verdad necesita.

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