Al decidir desvariaba ya que no era el mejor momento, nunca es el mejor, nunca se está preparado para cambiar, por lo menos para unos, otros lo hacen y arriesgan todo, que felices los hace eso, que orgullosos se sienten al no estar en mi posición. Esto solo será un día, un corto y ameno pasaje de bus, un recorrido que es el mismo de siempre. Parado en la vía principal más cercana de mi casa no había sino un poco de luz y escasas personas que salen a esa hora, era una madrugada fría e iluminada por faros; buscando en mis bolsillos encuentro migajas de toda índole, desde rastros de tabaco hasta pedazos de papel pasados por la lavadora. Las manos se divertían descifrando lo que tocaban y si se atinaba salían, de lo contrario esperan hasta tomar alguna forma. Sin embargo, no era allí en donde estaba, salía de la casa, ahora espero, ahí viene, no es complicado, incluso ya estoy dentro. Sin saludos, sin cortesía, solo un servicio, busco un hueco donde posar mis ojos, y lo encuentro está en la última fila, no me ve, por qué lo haría, esta como yo, pensado, viajando y sobre todo disperso. Él es como todos, paga y se sienta, y finamente se bajará.
Mi recorrido no es más largo que el suyo, el se queda yo continuo, voy a pie. Los primeros rayos calientan mi rostro, alzó las manos para obstruir, un edificio hace mejor trabajo, a su lado pasan y pasan, nadie se detiene a verlo, nunca lo hacemos, debe ser el más alto, pero no cambia que ayer era el mismo, mañana seguirá allí, por mi parte no lo sé. El no espera, no le es permitido hacerlo, aunque paciente sabe que un día será derrumbado, como sus otros compañeros de calle, últimamente desaparecen y nadie lo nota, desde luego algo de su tamaño cambia el paisaje. Pregunto dónde está el edificio de la esquina, nadie sabe nada, ahora es un parqueadero, ahora no hay oficinas, no hay sombra para quien espera. Hoy falta algo más, giro, 360 °, todo igual, parqueadero, si él estaba allí ayer, la semana pasada, el mes pasado, el nunca fue algo diferente. No es posible, no sólo no están, no se fueron, hoy nada está. Me rehusó y camino, busco algo, pero por más que lleguen imágenes que solo confirman mi capricho a ver lo que se ve, sigo caminando…A lado y lado hay fresnos, ¿Dónde me baje? Es de doble sentido, como mi imaginación, que no se si lo que pienso es mío o es el retrato que por la noche soñé de un lugar donde camine por horas y horas, si a veces pasa, en ellos camino, camino y no lo dejo de hacerlo hasta que despierto, queda tan viva su presencia.
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