Ultimas luces del fin de un mundo

Ultimas luces del fin de un mundo

Aquella tarde de ventisca decidió dar un paseo por la ciudad, el viento sonaba como un llanto desatado entre medio de sus calles. Había decidido fumarse un cigarrillo en la esquina donde se entrecruzan dos calles que forman corredores de viento que superan los noventa kilómetros por hora, a un costado de la catedral de Punta Arenas observando como los transeúntes se las arreglaban para evitar una caída , aferrándose a las cuerdas como improvisadas barandas puestas por el municipio entre semáforo y semáforo. Numerosos objetos arrancados de sus dueños por el poder del viento, pasaban estrepitosamente frente a su vista. Distrajo sus pensamientos contándolos mientras escondido se fumaba su cigarrillo, acurrucado entre el kiosquito y la catedral. El viento sonaba a llanto , otras veces a lamentos. A veces de esta época, otras veces de años pasados, del siglo pasado , de hace dos siglos. Al terminar de apagar el cigarrillo decidió que debía volver al hotel que se encontraba frente a la plaza Muñoz Gamero. No sin problemas atravesó la calle rumbo a la plaza para echar un vistazo al monumento que en la cúspide tiene una estatua de Hernando de Magallanes, la cara del monumento que da hacia el hotel tiene una estatua de un indio patagón sobresaliendo su pie del pedestal para ser besado por los visitantes y turistas. Bajo él se puede leer en mayúsculas : TIERRA DEL FUEGO. Luego se retiró a su habitación ya que a la mañana siguiente debía dar una conferencia en el Instituto de la Patagonia sobre su último libro «Conversaciones con Anne Chapman» que era una compilación de varias entrevistas con la antropóloga sobre su trabajo con tribus de distintas etnias de latinoamérica, pero por sobre todo la experiencia que tuvo con los últimos sobrevivientes Selk-Nam de Tierra del Fuego, especialmente con Lola Kiepja. Ya en su habitación revisó por última vez sus escritos y algunas fotografías tomadas por Anne. La que más le impresionaba era la de Lola en un primer plano donde podía verse claramente el dolor de todo un pueblo desaparecido por la avaricia y el mal llamado progreso del hombre occidental. Todas eran hermosas pero sin duda la de Lola era su favorita. Llegó hasta la fotografía de Anne junto a otra de las sobrevivientes, ambas sonriendo frente a la cámara. Dos mundos distintos reunidos por la amistad y la curiosidad de conocerse. Se quedó dormido en la silla de su habitación frente al escritorio.

Soñó dos veces esa noche o mejor dicho tuvo dos sueños distintos pero que tenían el mismo origen. En el primer sueño se encontraba solo frente a un edificio de grandes proporciones y de profundos cimientos. Tenía muchas puertas y ventanas y múltiples habitaciones. En su interior habían grandes pasillos como avenidas y de tanto en tanto en medio de estas avenidas unos fogones gigantescos donde se encontraban sentados algunos Selk-nam alrededor, cantando lamentos que se perdían con el viento. Luego un lamento mayor como de mujer anciana venían de una habitación muy arriba, desde una de las torres. Sintió curiosidad y siguió al canto hasta que llegó a una habitación pequeña , antigua y sucia, llena de telarañas y polvo. En sus paredes se encontraban en marcos de oro las fotografías de Anne ,de Lola y de otros Selk-nam que no supo identificar. En la pared del frente se encontraban los retratos de José Menendez, José Nogueira, Sara Braun y otros dueños de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. El segundo sueño fue muy diferente : En un bosque de árboles centenarios y arbustos de frutos rojos atravesado por caminos en dos sentidos que no se topaban, por una dirección iban las mujeres caminando de forma apresurada hacia un destino desconocido y en el otro camino los hombres en la dirección opuesta. Se miraban unos a otros al pasar. El logró reconocer a Anne y a Lola que iban caminando del brazo. Las llamó varias veces pero no recibió respuesta. Ni siquiera se dieron vuelta a saludarlo.

Despertó angustiado, sudoroso, con una sensación de pesadez en el estómago y un mal sabor de boca. Tuvo una pequeña pero fuerte impresión de que era demasiado tarde. Pero demasiado tarde ¿para qué? o ¿para quien?. Se sacó los lentes. Sintió frío. Sintió desazón. La ventana se encontraba abierta dejando ingresar el viento helado de la patagonia. Al acercarse a la ventana pudo escuchar muy a lo lejos, un llanto o lamento , no le prestó mayor atención y se fue a acostar . El dolor de estómago no lo dejó dormir , llamó a la recepción para pedir un antiácido. Llamó una, dos, tres y hasta cuatro veces sin recibir respuesta alguna; se puso su abrigo y una bufanda sobre la pijama para salir a buscar una farmacia. En el pasillo del hotel pudo sentir con mayor intensidad el lamento. «Debe ser el viento», pensó acurrucándose en su abrigo. Efectivamente, en recepción no había nadie. Al salir lo recibió un viento terrible que casi lo botó al suelo. Caminó en dirección a la catedral sintiendo aún mas fuerte el llanto y pudo identificarlo como la canción que había grabado Anne Chapmann con la voz de Lola Kiepja. En la misma esquina de la catedral donde estuvo horas antes,el viento lo levantó y lo botó al suelo. El canto se hizo más intenso, sintió miedo por primera vez, tanto así que ya se había olvidado del dolor de estómago. Se refugió en el kiosquito donde había fumado su cigarrillo. Al levantar la vista pudo ver las cuerdas de las que no se sujetó y los letreros de las calles que se cruzaban , por cuyos pasillos pasaban las terribles corrientes de aire: Monseñor Fagnano y José Nogueira.

Grabación de Anne Chapman. Voz: Lola Kiepjan

Anne Chapmann y Angela Loij

Lola Kiepjan

Esquina de Monseñor Fagnano y José Nogueira

Monseñor Fagnano

Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. Fundada por José Nogueira

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