Para Navidad le regalaron una araña. En esos lejanos años infantiles él no temía a nada. Claro que era una araña de juguete, su mamá sí les temía y mucho. Temía de muchas cosas sobre todo de la autoridad y la violencia represiva.

Pero su madre y la araña están lejos y también sus dientes tirados en la cancha.

Levantó la mirada y vio al Julio, pero no como antes y no por el tremendo cornete que le había puesto sino porque era otro, más pequeño, más miserable y ya no pudo mirarlo con pena como cuando le dijo:

¿Sabes porqué me hice paco Ankatu? … por el regalo pal niño hueon… ¡el regalo!

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