IMPOSIBLE QUE SUCEDA, PERO SUCEDE

Mi primera impresión al subir en una buseta fue de asombro, aún cuando yo estaba acostumbrado a esta clase de vehículos, nunca pensé que lo que allí habría de ocurrir dentro de poco sería poco común.

A lo que entré me fijé que venía un asiento vacío, cosa poco inusual a la hora que abordé la unidad, intenté sentarme en el mismo y resolví no hacerlo porque en el se encontraba un señor mayor en completo estado de ebriedad y presentí que por algún motivo intentaría meterse conmigo.

Por tal motivo me senté en otro asiento que también estaba desocupado. Instantes después subieron dos personas más, otro señor mayor con un joven como de unos 30 años.

El señor mayor se sentó al lado del ebrio y de inmediato el mismo comenzó a molestar. Como el señor mayor sacó de su bolsillo un teléfono celular que acababa de comprar y se puso a usarlo, el señor ebrio decidió apoderarse de él y comenzaron a pelear por esa razón.

Como el joven acompañante vio esa acción, decidió intervenir a favor de su amigo y todo eso dentro de un vehículo tan reducido, entre los dos agarraron al señor ebrio y lo sacaron hacia la acera, donde comenzaron a darle golpes impunemente, a tal punto que el señor ebrio estaba a punto de caerse productos de los puñetazos que estaba recibiendo de los dos hombres.

Los hombres que estábamos en la buseta ya nos disponíamos a intervenir en el pleito, cuando en ese mismo momento apareció un joven que comenzó a golpear a los dos que estaban peleando con el señor ebrio.

El joven que llegó de imprevisto golpeaba a placer a los dos hombres y el señor ebrio aprovechó la oportunidad de salirse del embrollo.

Fue tal la paliza que estaban recibiendo los dos agresores, que decidieron salir corriendo para librarse del castigo que estaban recibiendo y el chofer de la buseta decidió arrancar para irnos del sitio prudentemente, no fuera que algunos de los integrantes del pleito decidieran meterse dentro del vehículo.

Estas son cosas que parecen no planeadas, sino que sin ningún aviso se producen intempestivamente por la influencia del licor, que es que hace que pensemos de forma equivocada.