Anoche al despertar contemple tras la ventana, aquella ciudad vacía, me
levante de la cama y luego de ponerme unos zapatos a media noche
salí, en mi reloj pasadas las 12, era lindo escuchar el tic-tac de las
manecillas, por la calle ni una sola alma, era muy solitario, un frio
exagerado, ese viento helado contra mi rostro, tan fuerte, tan rápido,
como huyendo, me apresure a apretujar la chaqueta contra mi pecho, y
respire contra mis manos, observe como el calor se marchaba en una
pequeña nube blanca sin darme cuenta pise un charco, en la noche había
llovido, el agua entrando rápidamente en mis zapatos como si estuviese
refugiándose de tal soledad, era muy tranquilo, muy callado, muy vacío,
aquella húmeda, fría, oscura y abandonada ciudad me recordaba a mí
misma, no recuerdo que pensé pero estoy segura fue el paisaje más
hermoso, doloroso y penetrante que había visto, así era la vista, la vida,
el aire, paseando a media noche por la ciudad.
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