Un día como otro desperté de un profundo sueño, eran alrededor de las 11:00 am (Detesto dormir tanto, me da una especie de asco) el sol entraba por la ventana y me molestaba bastante, provocándome al mismo tiempo un calor bochornoso.

Mi casa tiene tres habitaciones, una sala, una habitación de estudio, un baño, una cocina y un grandísimo espacio verde que ha sido maltratado por los partidos de «final» que jugamos mi hermano y yo. Empezaré a hablar sobre él. José Manuel Rotavista Ocampo es mi hermano menor, tan sólo tiene 10 años (Recién los cumplió en octubre) es un niño agradable, un tanto tímido, pero simpático a pesar de todo.

Hemos tenido una infinidad de batallas de guerreros ancestrales con superpoderes extraordinarios que ningún otro humano ha podido llegar a ver…es broma. Tiene muchos valores, como la amabilidad…respeto y…y…¡Solidaridad! ¡Por supuesto! y nos divertimos mucho (Ya hablé demasiado sobre él).

Mi madre (O mi jefa) se llama Leisy Ocampo Molina, mide 1,52 cm y me burlo bastante de ella, es muy pequeña, tiene 34 años, le gusta el orden, regañar, molestar, ayudar, desordenar mis cosas argumentando que mi cuarto está hecho un desastre…pero hace una muy buena comida. Sin embargo, le debo bastante, ya que ella me ha ayudado muchísimo en mi vida, colaborándome en cada oficio.

Mi papá se llama Henry Omar Rotavista Ocampo, es sacristán (Trabaja en la iglesia y se encarga de que todo ande en orden), se levanta todas las mañana a las 5:30 am a trabajar, a veces mucho más temprano dependiendo de las festividades que se celebren en la basílica (católica por cierto) . Es muy gracioso, siempre te hace sacar una sonrisa, pero la cualidad que más me gusta de él, es que es una persona (Que a pesar de llevarte 20 años) sabe comprenderte de una forma espectacular.

Me llamo Juan José Rotavista Ocampo, tengo dieciséis años, me gusta la música y la escritura, pero no me gusta colaborar en la casa (La verdad soy muy perezoso), a veces mi jefa me regaña demasiado debido a la forma en que dejo mi cuarto: Medias debajo de la cama, encima de la cama, al lado de la cama, toda mi ropa sucia y limpia mezcladas y recostadas en un mueble que nunca sacudo (Por cierto, no cambio las sábanas de mi cama como hace ya un mes, ni siquiera le quito el tendido jejeje) pero lo único que importa es que acabo de relatarles un poco a cerca del ambiente rutinario de mi familia. Adiós.

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