Corría el año 1925, Marcia nació en el mes de marzo, hija natural…. como le decían en esos tiempos a los niños que nacían fuera del matrimonio, o no reconocidos por su padre.
La madre Gregoriana Rojas una mujer de origen muy humilde, quien vivía en una alejada área rural de la Aldea Florida, perteneciente al municipio Cárdenas, y un Don Juan andante, de nombre Amable Urbina, vecino del poblado de Pregonero.
Era costumbre, sobre todo con las muchachas descendientes de pobretones, que algunos hombres, las tomaran por las buenas o las malas. quedando marcadas por el desprestigio.Cualquier muchacha que les pareciera bonita, se la llevaban, abusaban de ella y en algunos casos, si se puede llamar “suerte”, se casaban con ellas.
Urbina no se responsabilizó, ni siquiera se dio por enterado, que su baja acción tendría consecuencias. Tiempo después quizá unos cinco años, volvió por el lugar. – alguien le comento que esta pequeña era su hija.
Él observo sin ningún interés, escasamente le agarro su manita, momento que Marcia siempre guardaría en la memoria. Aunque sin ningún sentimiento, ni cariño ni odio, pues este hombre, quien era su padre nunca lo despertó, no sabia de su existencia.
La niña fue creciendo en una ambiente de extrema pobreza, se apañaba con harapos para cubrirse y ni siquiera poseía alpargatas (calzado que se usaba en los campos para esa época).
Andaba descalza por los montes y caminos. Creciendo entre hambre, penurias y el desprecio de su madre. Gregoriana sentía desapego hacia la niña, fundamentado principalmente porque ella, en ningún momento la había deseado, pero para bien o para mal, acá estaba la pequeña.
A Dios gracias, por lo menos sus ancianos abuelos le brindaban algo de atención, aunque muy poco cariño, no se estilaba consentir a los niños, eso era malcriarlos y echarlos a perder. Había que formar los hijos con mano dura.
Un pequeño rancho era la vivienda, construido en Bahareque: tierra pisada y caña brava (foto), con algunas tablas, techo de zinc y hojas de palma, estaba ubicado al pie de monte, frío intenso y neblina.
La familia vivía del sustento que les proporcionaba algunos cultivos, como papa y hortalizas, en el pequeño terreno que poseían, así como algunas gallinas.
El agua era acarreada de afluentes cercanos, para cubrir las necesidades básicas. No se contaba con luz eléctrica, se iluminaban con lámparas, elaboradas a partir de alguna lata vacía una mecha y el combustible era kerosene.
Después de algunos años la madre, se caso con un trabajador del lugar llamado Juan Chacón, Embarazo y nació un hermano, lo bautizaron como Leonardo en la capilla mas cercana, la cual quedaba a horas de distancia.
El niño fue recibido con más regocijo por la madre, y la familia por ser hijo legitimo, distinto a la pequeña. Fueron creciendo con grandes limitaciones y cuando el niño estaba en edad escolar lo inscribieron en una escuela rural a cierta distancia, el niño no mostraba interés por asistir y los padres no lo obligaban.
A diferencia de la niña, quien, deseaba con toda su alma que la mandaran a estudiar, su madre discrepaba que tuviera este interés; por el contrario era maltratada por querer hacerlo, pues las niñas no estudiaban (con excepciones en la ciudad).las mujeres solo debían servir para trabajar, engendrar y obedecer a sus padres y luego al marido.
– Se preguntaba Marcia, cuándo sería el turno de ella ir, para aprender a leer. En varias oportunidades agarraba el morral: al cual -ella le decía “la maletera” con el cuaderno y el lápiz de su hermano. Salía corriendo camino abajo rumbo a la escuela, su madre la iba a buscar, la traía a golpes, tirando de los cabellos. – las mujeres no debían instruirse, sólo trabajar, nada de estudio eso era perder el tiempo.
Cuando contaba unos seis años, fue enviada por su madre a trabajar en casa de un pariente pudiente, en un poblado llamado Queniquea, a horas de distancia, trasladándose a pie o en lomo de mula. Al comienzo la colocaron para aprender diferentes oficios, los cuales iban en aumento e imponiendo cada día más quehaceres. debía cumplir con todo lo asignado so pena de ser fuertemente castigada.
La propiedad estaba ubicada en las afueras del poblado, con grandes jardines que rodeaban, allí había molienda de caña, variedad de animales. Cantidad de obreros quienes trabajaban a diario para sembrar los terrenos, ordeñar las vacas y cuidar los animales.
Queniquea actualmente.
Marcia era la pariente lejana pobre, la cual, podían humillar, explotar realizando trabajos pesados, maltratarla de diferentes maneras. Pero al pasar el tiempo se fue convirtiendo en una bonita muchacha.
Ella guardaba tristes recuerdos de esos años, nunca hablo muy claro al respecto. Decía que no entendía como personas se prestaban para hacerles tanto daño a otras sin inmutarse. Al parecer fue violentada y abusada de diversas formas, con terribles consecuencias para la joven, acciones en las cuales estuvo involucrado un hijo de la familia, quien más tarde se convertiría en sacerdote y llego hasta monseñor.
Sufrió grandes penurias, pero había personas que le tenían cariño, como el párroco del pueblo, quien actuando de casamentero propuso a Simón Roa (mi padre), que se casara con ella. Era un hombre de cincuenta años. Marcia contaba con algo más de veinte, le doblaba la edad, la joven ni lo conocía. – Pero me dijo un día: no sabía quién era, pero aprendí a quererlo, porque; por lo menos al principio, me trataba como gente.
Algunas personas le aconsejaban no casarse, pues era mayor, que estaba bien para mi abuela, quien para ese entonces había enviudado. Pero Marcia se caso con él, procreo nueve hijos de los cuales soy la menor.
Esta mujer, a quien se le negó, su derecho a estudiar por los prejuicios, fue para mí, y mis hermanos, la persona que mejores enseñanzas nos dio. Siempre motivándonos al estudio y al trabajo honesto… ella decía ”En la vida lo que vale la pena…No se consigue fácilmente”. hay que lucharlo.
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