F (Felicidad)
A (Alegría)
M (Motivación)
I (Ilusión)
L (Luz)
I (Impulso)
A (Apego)
La FAMILIA. Ese ente a veces sólido y a veces escurridizo. Ese lugar donde habitan la protección o los asuntos más escabrosos.
—Conocerte es lo mejor que podía haberme pasado en la vida.
Algunos hunden sus raíces más profundas en el lecho familiar mientras otros se hallan suspendidos, flotando como manglares, sin atreverse a tocar tierra firme.
—¿A quien quieres más, a mamá o a mí?.
Podemos hurgar en las entrañas familiares y toparnos con el núcleo duro de los abusos más flagrantes, o encontrarnos con los mullidos orígenes del amor incondicional.
—Sabía que lo conseguirías. ¡Si tu padre te viese estaría tan orgulloso de ti!.
Para algunos, fuente de felicidad, y para otros, la causa de sus mayores desdichas.
—¡Apártate de mi con ese aliento, eres un borracho! Más nos valdría a todos que estuvieses muerto.
Familias concentradas en pocos kilómetros a la redonda, calentándose en la misma lumbre, y familias dispersas por todo lo largo y ancho de este mundo cual rebaños extraviados. Unos se quedan por libre elección y otros emprenden la huida como si de un acto reflejo se tratase. Pura supervivencia.
—Tu madre es una puta, como lo era tu abuela. ¡Tanto que hace uno por ellas y así nos lo pagan!. Jamás te fíes de una mujer, son todas iguales.
Algunos repiten el error una y otra vez, condenados a perpetuar el mismo sufrimiento. Otros deciden mirar atrás, destapar los por qué y abrir nuevos caminos.
—Has hecho todo lo que has podido y con eso a mí me basta. Quédate tranquila mamá, por favor, ya verás como las cosas se arreglan.
Hay familias que lo dan todo y familias que sólo dejan las migajas. Familias generosas y familias podridas de avaricia.
—Eres una fracasada. No vales para nada. ¿Quien iba a querer contratarte a ti, inútil?.
Algunas son sabias, otras abanderadas del más puro analfabetismo emocional. Parece que llevasen escrito el lema de la ignorancia en su escudo familiar.
—A ti no te quiere nadie. ¡Te vas a quedar solo!.
Mientras que algunas son auténticas pesadillas, otras se atreven a soñar, y en vez de dejar a sus miembros sumidos en la más completa oscuridad, ejercen de senderos luminosos.
—Apóyate en mi hombro, papá.
Algunas son como el agua que mana de la montaña, fresca y cristalina, siempre fluyendo hacia adelante, mientras que otras son como las aguas ponzoñosas y estancadas. Al igual que las arenas movedizas, cuanto más tratas de huir de ellas, más te atrapan y te arrastran al fondo, a la nada.
—Yo no quería tenerte. Tu padre me obligó.
Hay familias a las que, si te acercas, te acogen, y otras que te engullen, te digieren, para luego vomitar tus restos, ésos de los que no han podido sacar ningún beneficio. Mientras algunas nutren, otras solo saben clavarse más y más, como astillas venenosas.
—Esto apesta. ¡Ni los cerdos se lo comerían!
Hay, en definitiva, familias como lana cardada que inspiran, impulsoras, que arropan y aligeran. Hay familias que pesan, como el plomo, que hunden y destruyen, que arrasan sin medida.
F (Fatalidad)
A (Abuso)
M (Miedo)
I (Incapacidad)
L (Lastre)
I (Ignorancia)
A (Amargura)
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