Por no tener, no tiene ni placa que recuerde su nombre en el nicho que la aguarda junto con sus padres. Este dibujo y algunas fotografías son el único legado físico que tenemos de su existencia. En mi recuerdo ella aún está y en su regazo es donde descanso más tranquila.
La quise casi de manera obsesiva. Con ella aprendí que de noche no había sol y que el día tenía veinticuatro horas, recuerdo perfectamente esa noche cuando al pasar de las 23:59 a las 00:00 era un nuevo día. Con ella podía quedarme hasta tarde viendo películas de terror y luego tenía que acompañarme al baño porque no me atrevía a ir sola. Me enseñó a ir a comprar, a ser una persona alegre a pesar de no tener compañía -se divorció a los veintinueve años y nunca jamás volvió a tener pareja- me enseñó a tener confianza en mí misma, y a querer. Lo que no consiguió fue que fuera ordenada, a pesar que ella era muy pulcra.
En mis ratos libres, cuando tenía que dibujar a alguien siempre la dibujaba a ella, podía hacerlo casi con los ojos cerrados. Le escribía cartas y cartas explicándole mi día a día, a pesar que ella vivía en un barrio cercano quería que le hiciera ilusión abrir el buzón y que viera una carta de su nieta.
Le gustaba este grupo musical y lo solía poner en su tocadiscos:
Aquí con tres años.
En esta, tenía nueve, era el día de su primera comunión. Hacía escasos meses que había finalizado la guerra.
Procedía de una familia humilde, ella trabajó en una fábrica cosiendo bolsos de alta costura. Entregaba el dinero en casa donde vivía con sus padres y su única hija. Su hermana se casó a los veintiún años, tuvo seis hijos y se veían de vez en cuando.
También tenía sus rarezas, un mundo particular personal que hoy en día lo clasificarían en algún tipo de patología. Solía inventarse historias y decía que eran ciertas. A pesar de ello, conservaba un sentido del humor, sano, muy agudo. Fue una persona con una gran fortaleza y capaz de levantar el ánimo a cualquiera que estuviera hundido, lo hacía sin esfuerzo, le salía natural.
Cocinaba muy bien y nos compraba los productos de mejor calidad. Nos ofrecía todo aquello de lo que ella careció en su infancia.
Presumida hasta los últimos días, se arreglaba para verse ella bien. Modesta y no veía en si misma ni un atributo de valor.
Pasó por la vida sin hacer ruido y cuando pienso en ella sólo me evoca paz y mucho cariño.
Fue el primer ejemplo de persona bondadosa que conocí en mi vida.
Su nombre: Dolores Albiach Edo, Lolita.
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