¡Qué hermoso es saber que contamos con una familia cercana!, de alguna forma ellos y solo ellos son los que van a recordar los pormenores de tu vida en algún momento y se alegrarán de tus logros y tu amor hacia ellos.
Cercana de alma y espíritu, por que la vida en un momento determinado los lleva lejos de tu presencia y la cercanía deja de ser presencial, pero eso no importa; ellos han bosquejado los momentos más valiosos de tus días, sido esencia y sustancia de la vida que eres y fuiste.
Hay quienes necesitan de un árbol genealógico para poder comprender las ligas de sus miembros familiares con la realidad que son, bien puedo decir que mi árbol ha sido de injertos, una rama que se bifurcó al encuentro de otra para crear una unidad donde cuatro seres son «La familia cercana»
Hoy no voy a dar retrospectivas de la imagen que ven en esta historia de familia, hoy comparto la unidad y celebro la vida con ella, nutro el caudal de ideas que pueden lograrse con una nítida imagen de la gente que abrazo y abracé y que aún en la distancia son lo que son.
Ciertamente esta la familia dispersa, aquella que en ciertos momentos nos logra estrechar y sabemos que existe pero no conoce demasiado de nuestro entorno, al encontrarnos es necesario relatar detalles que logren anclar el navío de los viajes que hemos hecho para ser parte de esa afluente por donde remamos solo en ocasiones para saludarnos con el brazo en alto y sin la oportunidad del abrazo cálido y estrecho; o saltar a su navío y departir con alegría un momento, un instante de la vida
Todos son importantes en la vida que formamos, sin los unos o los otros no seriamos lo que somos y, ellos también han de reconocer en el vasto universo de las relaciones familiares a sus cercanos y dispersos, ya lo creo.
Definitivamente la distancia nos impide cercanía pero hay un hilo conductor que nos permite reconocernos y dar fe de pertenencia a nuestra relación familiar y ese valor es estupendo.
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