No tengo memoria fotográfica, ni siquiera una memoria decente, pero soy bueno recordándote, ya que fuiste de las personas que más feliz me ha hecho, desde que tengo memoria y hasta ahora.

Pero escribir ésto es gracioso, ya que no tengo ningún mal recuerdo tuyo…

Primero, recuerdo que desde los 4 años estaba contigo en todos lados, en tu Volkswagen Sedan, con canciones de hace más de 10 años, contándome historias y los viajes se me hacían tan largos por ser tan pequeño e insignificante.

Recuerdo tu cabello pintado de negro, sin ninguna cana, era un cabello tan negro y suave que te hacía ver más joven, un cabello lindo, como el que tiene mi padre o como el que tengo ahora.

Recuerdo todos esos días que me levantaba a las 5 a.m. y para las 6:30 a.m. te tocaba la puerta y les avisaba a mi abuela y a ti que ya me iba a la escuela, y siempre me daban dinero, un abrazo y un beso en la frente y me dabas una bendición.

Recuerdo que cada fin de semana me decías que quería comer, claro, si me portaba bien me premiabas con eso, (y yo siempre me portaba bien para ti) yo elegía pastel, hamburguesas, pero lo que más veces elegía era la pizza, pero no era cualquier pizza la que me complacía,

También recuerdo cuando mis padres me regañaban fuerte o me golpeaban, ibas corriendo a detenerlos, decías que me soltaran; también recuerdo que cuando no podías caminar por que ya estabas en tus últimos días, llorabas por no poder hacer nada, y eso me hacía llorar más.

Hablando de tus últimos días, esos momentos los recuerdo de una forma muy borrosa, recuerdo que te habían internado en un hospital por tus problemas, de ahí no volví a saber nada de ti, al menos no directamente.

Recuerdo que un día me desperté y me volteé a la ventana para ver a tanta gente que no conocía, reunida, junto a una caja negra, nadie quería que saliera, por que me creían tan tonto como cualquier niño, no voy a decir que no me dolió, pero justo ese día empecé a sentirme mal pese a todo.

A veces recuerdo esas noches que lloraba de la nada y mi madre, asustada, me preguntaba sobre lo que me hacía reaccionar así y yo sólo contestaba que era por que te extrañaba mucho. Después de eso me llevaron a un psicólogo, el me dijo que dibujara algo y no andaba inspirado, sólo dibujé cosas del mar, los resultados se los dijo a mi madre y a mi me dijo que escribiera una carta para expresar lo que sentía y la pusiera en uno de los floreros que hay sobre tu tumba, la verdad, me parecía algo tonto, pero al final me ayudó mucho a sentirme mejor.

Recuerdo que desde que te fuiste, lo único malo que me ha pasado fue que he tenido problemas con la atención y el cariño, buscando éste último en todos lados, sin recibirlo, o al menos no hasta que conocí a Alex; pero eso es otra historia, para otro momento, querido abuelo.

En fin, ahora que estoy bien y muy feliz con lo poco que tengo y puedo decir plenamente que al recordarte sonrío mucho, debo confesar que estoy orgulloso de ti; por que tu fuiste lo más acertado a una figura paterna que pude tener, por todos los buenos momentos que me diste, por todos los premios que recibía de tu parte, por ser mi inspiración para estar ahora mismo escribiendo ésto ahora mismo, gracias.

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