Cuando eres niña, tu padre te lleva de la mano, te cuida y protege; lo consideras tu héroe, pero cuando él envejece y desea cumplir un sueño, tú te conviertes en su heroína.
He aquí la experiencia con mi padre, quién a sus 75 años debió colocarse una prótesis de rodillas para poder caminar y contrarrestar los problemas de artrosis, se preparaba para su mayor aventura: Viajar con su hija a conocer Europa y visitar los lugares donde vivieron sus bisabuelos antes de colonizar el sur de América.
Después de haber vivido toda su vida cultivando la tierra, yo deseaba que conociera muchos países y programé un viaje de un mes por ocho países. En el pueblo de su bisabuelo comió las comidas que le hacían recordar a su madre y descubrió que mantenía las tradiciones de aquel lugar.
Pero en secreto os digo, ellos no dejan de ser héroes. Con poco tiempo para regresar, no alcanzamos a visitar un castillo que yo quería conocer, entonces, él compró una postal y me dijo: ¡Ten, aquí está tu castillo!
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