Viajar, moverse, desplazarse…a veces no es cuestión de espacio físico sino del alma, salir de la zona de confort; eso que tanto asusta. Un día creí que las personas que estaban a mi alrededor, las que había elegido para conformar mi vida, mi espacio, eran responsables de crear mi felicidad. Mi verdadero viaje comenzó cuando todo lo que había planeado en mi vida se fue desvaneciendo poco a poco. Me encontraba con 43 años sin hijos, sin pareja, sin trabajo. ¡Una adolescente en un cuerpo de mujer!. El viaje comenzó dos meses antes de cumplir los 44 años, mi pareja me dejó y mi contrato de trabajo terminó.

Ahora tenía que afrontar mi destino, sola, simplemente tenía que aceptar que mi vida era diferente, tenía que encontrar mi propia felicidad interior, ser feliz independientemente de las circunstancias externas… duro, muy duro, salir de mi burbuja, y afrontar la realidad. Tenía que hacer frente a las reuniones de los amigos con sus hijos, sus parejas; encontrar nuevos entornos de amigos donde no estaba mi expareja; inscribirme en las páginas de empleo, hacer cursos nuevos de reciclaje… un sinfín de retos sencillos pero para mí, un muro inquebrantable.

Así que, durante varios meses, solo quería que la tierra me tragara. Cada día levantarse era un reto, me aislé. El 31 de agosto, mi cumpleaños, recibí la llamada de una amiga, quería verme, quería que hiciéramos una ruta de senderismo por la Sierra de Madrid, no sé como lo logró pero me convenció. El día fue maravilloso, respirar el aire fresco del campo era una manera de ver la vida de otra manera, ¡lo recomiendo!.

Al volver a Madrid, encendí la televisión para ver las noticias: la esquiadora Ochoa había desaparecido en la sierra de donde veníamos, un vuelco me dio el corazón. Ella que tenía familia y trabajo estaba perdida, y yo, que podía haber ocupado su lugar, volví ilesa. El destino y la vida me habían dado otra oportunidad para comenzar de nuevo, para volver a crear un nuevo futuro.

Cogí las riendas de mi vida: un nuevo borrador; estoy reciclando mi Curriculum Vitae; me presento en casa de los amigos, juego con sus hijos; me he apuntado a grupos de quedada de solteros…y bueno…todavía no ha cambiado mucho mi vida, la verdad es cierta. La magia no existe pero sí la voluntad humana, y mi viaje sigue, cada día un poco más, mi alma se siente más confortable y feliz.

¡Se me olvidaba! También he comenzado un viaje físico, me he cambiado de piso a la calle de al lado…poco a poco, ¡eh!

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