Casi todos los días
me levanto
con mensajes que no quiero ver
Del tipo:
joder, por qué eres así
joder, qué haces por la calle, no ves que te pueden violar, eres una inconsciente
joder, deberías cambiar
joder, qué borde, qué chula, qué desagradable
joder, vete a la cama
joder, joder, joder.
no sé quién sois pa decirme
sí puedo o no estar en un parque en la calle
cruzando de lao a lao la calzada alrededor de gente
no grata
ir a casa de alguien que no sé
soy yo
y no hay explicaciones
y da igual que lleve el tanga en el bolso
y da igual que vaya despeinada
y da igual que sea de madrugada
el miedo se huele
yo no tengo
soy como esos poetas
que nadie ha leído
me gusta la noche
duermo por obligación
solo quiero escribir
y deambular
permanezco callada
escucho todo
ayer una chica dijo
los hoteles sobreviven por los polvos
vosotros sobrevivís
por los polvos
que yo me echo
y nunca en vuestra cama
porque es muy tarde
pa salir de casa
Tengo pañuelos en los que reír.
No hay noches triste en las lluviosas calles londinenses.
Las madrugadas solitariamente alcohólicas que nos hacen recordar quedan plasmadas en lágrimas de desconocidos.
El arte no necesita nada, pero tú, ellos, vosotros, yo sí, le necesitamos a él.
Un domingo decadente que te ata a la silla, te abofetea y te dice que así no, que llegará el lunes, pero así no, que volverá a ser viernes, pero así no.
Y el momento cumbre de nuestras vidas es abrir el armario y sacar lo que quieres estrenar, porque ya no sabes dónde podrá estar tu verdadero amor.
O quizá aspiremos mucho, pero solamente polvo, que de sueños ya han muerto demasiados.
Yo no sé enlazar, me cuesta atarme los cordones, porque no sé qué es el amor. Sé abrir y cerrar mal. Sé meter el dedo en la yaga y romper los huesos. Sé echarme todo el humo en la cara mientras fumo sabiendo que no debería, que no quiero ser como ellos. Sé que a la muerte le caigo mal, que Satán no me ha reservado habitación, que Dios tiene el cielo en quiebra y hay mucha droga suelta. Lo sé, y sé más, no del todo, pero nunca nada. Pero hay algo que no, y no eres tú, es eso que se refleja cuando me planto en frente de un espejo. Intento, pero no, no soy capaz de descifrarlo y me frustro. Y vuelvo a fumar y a cantar a las tres de la mañana, pero no, la imagen cada vez es más difusa, mi vista no quiere seguir.
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