Hoy amanece un día más de mi vida , un día soleado y radiante como muchos otros, los pájaros vuelan, los coches caminan, las personas pasean y charlan amablemente en un día de verano tan simple y singular como cualquier otro. Hoy he encendido la televisión y siguen hablando sobre las mismas cosas, los mismos problemas; hoy me he levantado y he visto a las personas que forman parte de mi vida , aquellas que siempre están ahí, las que siempre he querido y querré… Hoy sigue el mundo su transcurso natural, su rutina, su zona de confort.
Sin embargo, yo no me siento igual, no soy la misma, no me he tumbado en la cama a mirar el techo pensando en lo mismo, ni si quiera he mirado el móvil para comprobar que efectivamente nada que realmente me importe le está pasando al mundo exterior. He de decir que he pasado de escribir en silencio a hacerlo mientras escucho la 9º de Dvorak. La sinfonía a un nuevo mundo, sin duda un gran cambio. «¿ y por qué?» Te preguntarás.
Digamos que algo extraordinario me ha pasado, quizás se le podría llamar viaje porque a fin de cuentas engloba todo lo que esto conlleva. Hablo del hecho de salir de nuestro día a día, de sentir y experimentar cosas nuevas, de conocer gente, de adaptarte a otras rutinas… Bueno, pues ahora si eres tan amable te pido que hagas este viaje conmigo.
Inicié mi camino con una de las sensaciones más primitivas del ser humano: la incertidumbre.Sentía esa angustia mezclada con nervios, ese no saber que me espera al otro lado me inquietaba . Parece que las personas tenemos que estar todo el tiempo planeando lo que va a pasar en nuestras vidas, no nos atrevemos a confiar en lo incierto, en el futuro, en lo que es nuevo para nosotros. Admito que soy de esa clase de personas que necesita constantemente saber que va a pasar después, pero son en estas de ocasiones que me dejo llevar por esa sensación de incertidumbre , » que sea lo que Dios quiera» me digo…
Está claro que para abrir la mente a cosas nuevas es necesario desprenderse de las viejas. Mi clave durante este viaje fue pensar un objeto, persona o sentimiento imprescindible en mi día a día y hacer el esfuerzo de desligarme de eso por completo, a cambio pensé en algo que no tenía, en alguien que no conocía o algún sentimiento que aún no había experimentado. ¡Vamos! Haz esto conmigo, piensa en la cantidad de cosas nuevas que te esperan durante el viaje y en las que vas a prescindir.
Sin duda si hay algo que me fascina es pensar en la cantidad de diversidad que hay en el mundo:paisajes, culturas, idiomas, personas…Durante este viaje me di cuenta de lo pequeños que somos y de lo mucho que me queda por conocer y descubrir, de la cantidad de cosas que se pueden hacer y aprender fuera de nuestra rutina. Pero, quiero detenerme ahora en hablar sobre las personas que me encontré en este viaje…
A veces pienso que las personas que se ponen en nuestro camino no son casualidad, me refiero a que esos momentos y experiencias no serían iguales sin esas personas en concreto, quien sabe si mejores o peores, pero sin duda no tan especiales.Durante mi viaje tuve la suerte de encontrarme con personas que nunca pensé que encontraría pero que me fascinaron, ¿ sabes esa sensación de plenitud cuando miras a alguien a los ojos y ves que siente lo mismo que tu? ¿Ese sentimiento de querer conocer más,de curiosidad por saber a quién tienes delante? ¿Esa alegría al descubrir que de tantas cosas que hay en el mundo hay algo que nos une, que tenemos en común? Pues yo tuve la suerte de coincidir con esas personas que sientes que unos días juntos parecen una vida.
Hay ocasiones que los astros se alinean y tienes la suerte de estar en lugar idóneo, en el momento justo, con las personas adecuadas. ¿ Hay algo más bonito que esto? No lo creo. Mi viaje fue exactamente esto , una especie de alineación de astros, pero todo en la vida tiene un final y sin duda, este viaje también.
Ahora que he vuelto a la normalidad, después de todo lo vivido, me siento realmente vacía. El hecho de pensar que en alguna parte del mundo están pasando cosas fascinante que me estoy perdiendo, o que hay alguien que ni si quiera conozco está dispuesto a ver en mi cosas que ni yo veo, todo esto no deja de revotar en mi cabeza.
Surge el dilema de elegir entre vivir la vida con todo lo maravilloso que tiene, las experiencias inolvidables etc sabiendo que tarde o temprano acabarán y quedarán en el recuerdo dandome martillazos en la cabeza mientras me siento en el borde de la cama pensando » ¿ por qué no puedo congelar el tiempo, o al menos volver atrás ?; en el otro lado del dilema está simplemente no vivir nada perdiendo todo esto y no sentir nada. A pesar de eso yo elijo asumir el riesgo de vivir la vida con todo lo que conlleva, ya sea la incertidumbre, la sorpresa, el asombro, el amor o la nostalgia; a pesar de todo yo elijo viajar, conocer, descubrir, amar y sentir.
Ahora que he vuelto a la normalidad me he dado cuenta de que después de este viaje aprecio mucho más las cosas y la gente que tengo en mi vida, disfruto más los momentos, siento como si estuviera renovada. Por eso para despedirme te pido que no tengas miedo a salir, explorar,a subirte en la montaña rusa de las experiencias para abrocharte el cinturón, dejarte llevar y gritar; gritar más fuerte que nunca.
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